Comprar una casa en el pueblo continúa siendo tendencia. La pandemia del Covid incrementó la demanda de viviendas en el medio rural de León y, a juzgar por las estadísticas del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, esta buen racha se está prolongando hasta el punto de que las transacciones inmobiliarias en los entornos rurales de la provincia alcanzan cifras similares a las del ámbito urbano.
En el bienio 2022-2023 se contabilizaron en el medio rural de León un total de 5.192 transacciones inmobiliarias, lo que supone el 47,1 por ciento del total provincial. Antes de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, esta tasa era casi cuato puntos más baja. El peso de los pueblos en el mercado inmobiliario ha aumentado, aunque todavía queda ligeramente por debajo de las 5.829 operaciones cerradas en estos dos ejercicios en la ciudad de León, Ponferrada y San Andrés del Rabanedo.
Las transacciones inmobiliarias en los 208 municipios rurales, en los que tiene su radio de accción la Diputación, sumaron 3.542 en los años 2018 y 2019, inmediatamente antes de la pandemia. El interés por tener una vivienda en un pueblo de León experimentó un ‘boom’ con los confinamientos y restricciones a la movilidad de la crisis sanitaria, aumentando la compraventa en un 25,5 por ciento en el bienio 2020-2021. Las estadísticas ministeriales dejan claro que el buen momento del mercado inmobiliario rural se mantiene, anotándose una nueva subida en 2022 y 2023.
De este modo, cada vez se venden más casas en los pueblos. En el bienio pospandémico 2022-2023 se han incrementado en un 16,8 por ciento esas transacciones que ya se habían disparado paralelamente a la irrupción del Covid. El ritmo de esta subida se ha aminorado, pero los datos oficiales apuntan a que la tendencia al alza se mantiene.
Más allá de estos registros generales, las estadísticas del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, reflejan que 128 municipios aumentaron en 2022 y 2023 el número de compraventas con respecto al bienio inmediatamente anterior, más del doble de los 61 que registraron un descenso. Por su parte, en 19 ayuntamientos se realizaron un número idéntico de operaciones en ambos períodos, aunque en la mayoría de estos se manifiesta igualmente una tendencia al alza con respecto a antes de la pandemia.
Los municipios que más crecen
En un análisis por municipios, los que más han crecido en términos absolutos son La Bañeza, con 89 operaciones cerradas más en 2022 y 2023 con respecto al bienio anterior; Astorga, con 76 más, y Villaquilambre, que aumentó 48 entre ambos períodos. También se registraron importantes incrementos en otras cabeceras de comarca como Villablino (35 operaciones más), Cistierna (31 transacciones a mayores) o Valencia de Don Juan (se ejecutaron 30 compraventas más). En torno a la treintena de viviendas vendidas a mayores también se sitúan Puebla de Lillo, Mansilla de las Mulas y Villafranca del Bierzo.
Por su parte, los incrementos porcentuales más elevados a lo largo del último bienio se registraron en Santa Cristina de Valmadrigal, que pasó de una compraventa a nueve; en Balboa, de una a ocho, y en Calzada del Coto, de una a seis. Igualmente, cabe destacar el buen momento que estaría atravesando el sector inmobiliario en los municipios de Quintana del Marco, Trabadelo, Campazas, Peranzanes, Roperuelos del Páramo, Valdepiélago, Villamandos, Carucedo, Villaobispo de Otero o Los Barrios de Luna. Todos ellos también muestran las tasas de crecimiento más elevadas de la provincia.
En el otro lado de la balanza, las mayores bajadas en el último bienio del informe elaborado por este periódico se sitúan en Igüeña, con 20 transacciones menos; Crémenes, en un descenso de 19 compraventas, y Valdefresno, municipio en el que se cerraron 13 operaciones menos que en los dos años inmediatamente anteriores. Además, también se registra un descenso de diez o más movimientos inmobiliarios en Vega de Infanzones, Ardón, Cubillos del Sil, Santovenia de la Valdoncina y Valdevimbre.
Desde un punto de vista porcentual, los mayores descensos a nivel provincial entre 2020-2021 y 2022-2023 se registraron en Reyero, que pasó de dos transacciones inmobiliarias a ninguna; Gusendos de los Oteros, que bajó de seis a una sola operación, y Valderrey, que descendió de 12 en los años de la pandemia a solo tres en el último bienio analizado. Las caídas porcentuales también superaron el 50 por ciento en Santiago Millas, Vegacervera, Crémenes, Bercianos del Real Camino, Cimanes de la Vega, Palacios de la Valduerna, Cubillas de los Oteros, Vega de Infanzones, Algadefe y Ardón. Igualmente, las compraventas disminuyeron a la mitad en los municipios de Castilfalé, Gordaliza del Pino, Grajal de Campos, Toral de los Guzmanes y Valdesamario.
"La tendencia es a valorar la vida más tranquila del pueblo"
Las inmobiliarias leonesas, sobre todo las especializadas en el mercado rural, dan prueba del incremento de la demanda y de las compraventas de viviendas en los pueblos de la provincia. En este sentido, León de Pueblo es una referencia por llevar más de dos décadas de trayectoria en el sector. Su responsable, Darío Villanueva, confirma que en los últimos años han pasado «a vender un 20 por ciento más».
Este ‘boom’, según León de Pueblo, comenzó con la pandemia del Covid y el buen momento no es flor de un día. «La tendencia es a valorar la vida más tranquila del pueblo, el que las casas tengan un terreno, una finca, una huerta...», valora Darío Villanueva.
Hay dos perfiles diferentes entre las personas que buscan una vivienda en algún pueblo de León. Por un lado, están aquellos que pretenden una segunda residencia, principalmente para uso vacacional. Este tipo de cliente busca «tranquilidad», ya sea «en el campo o en la montaña», ya que suele proceder de zonas «saturadas» como Madrid o incluso algunas capitales extranjeras. El otro caso es el de quienes buscan su vivienda habitual, su primera residencia.
Respecto a este segundo tipo de público que demanda casas en los pueblos leoneses, suelen ser parejas o personas más jóvenes que intentan asentarse en un radio de 15 a 20 kilómetros de distancia de la ciudad de León. En este sentido, según explican desde León de Pueblo, ha sido positiva la mejora de las comunicaciones por carretera y las autovías.
Igualmente, el auge del teletrabajo está favoreciendo que este público joven vea con buenos ojos la opción de mudarse a un pueblo. La falta de oportunidades laborales habría dejado de ser, a este respecto, un hándicap para asentarse en el entorno rural. «El teletrabajo nos está ayudando mucho, con gente que puede trabajar desde su ordenador y que igual baja a León una vez a la semana o una vez al mes. También hay que decir que ha mejorado mucho la implantación de red de fibra en la provincia», manifiesta Darío Villanueva.
Este especialista en el mercado inmobiliario rural pone como ejemplos de pueblos que están despertando el interés de los compradores a Villarroañe, Onzonilla o Garrafe. «Siempre se buscan un poco más las zonas al norte de la capital, un poco más verdes. Tienen más demanda», considera el responsable de León de Pueblo.
El cambio climático juega a favor
Al igual que la pandemia del Covid, y ese impulso al teletrabajo que se dio tras la misma, el cambio climático también estaría jugando a favor de la vivienda rural en provincias como León. «Nos llega mucha gente de otras partes de España que está sofocada... Del Levante, Andalucía, Baleares, Canarias... Estamos atendiendo a muchas personas de las islas y del Levante, que están viniendo a respirar, a encontrarse con tardes de verano más frescas... Buscan un clima menos agobiante y con más humedad», explica Darío Villanueva sobre estos compradores que llegan a León por la crisis climática.
Ya sea por la pandemia, por el cambio climático o por una moda de lo rural, las viviendas de los pueblos de León parecen estar cada vez más presentes entre aquellos que buscan un nuevo hogar. Las más de 5.000 transacciones inmobiliarias cerradas en los municipios rurales de la provincia dan prueba de esta creciente demanda y de esa animosa frase cada vez más repetida de... ¡Me vuelvo al pueblo!
