
Pasadas las once y media de este sábado por la mañana los vecinos de la localidad escucharon un gran estruendo y al salir a la calle se percataron de lo sucedido: una inmensa polvareda que salía del castillo. Al derrumbarse parte del edificio, quedó además afectada el inmueble de un vecino del pueblo. "Y justo ahora, justo ahora que estábamos a punto de ver hecho realidad el sueño de los vecinos de poder arreglar el castillo", repetía una y otra vez Ricardo Pellitero.
Esta fortaleza, declarada Bien de Interés Cultural en 1949, pasa desapercibida en la localidad ya que se encuentra al nivel de la misma, sin estar colocado en un lugar elevado como es más habitual. Y tan desapercibida ha pasado que nunca ha sido objetivo de las administraciones para conservarla a pesar de las reivindicaciones de los vecinos.
El castillo, del que José Luis Alonso Ponga data su construcción en el siglo XVI, fue "una obra de mampostería de piedra y cantos, todo unido con argamasa de cal y arena, modo constructivo muy similar al castillo de Valencia de Don Juan», según el historiador Javier Revilla. "En origen fue un fuerte rectángulo de 14 por 10 metros de perímetro, a modo de torreón, un tamaño similar a la torre del homenaje del castillo coyantino aunque es inferior a aquella en altura, pues aquí sólo alcanza dos pisos", explicaba este sábado en medio de la indignación por lo sucedido: "Que se caiga parte de un Bien de Interés Cultural en el siglo XXI es un síntoma de lo abandonado que está el patrimonio".