La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en los últimos años y su uso generalizado entre la población está comprometiendo la supervivencia de muchas profesiones. Traductores, diseñadores gráficos y hasta asesores financieros o periodistas son solo algunos de los profesionales que tendrán que reinventarse con el desarrollo de esta tecnología. Una lista a la que, a juzgar por un reciente trabajo de la leonesa Marta Cabrera, muy pronto podrían sumarse también los jueces.
Marta Cabrera es doctorando en la Universidad de León y acaba de publicar en este mes de noviembre, en la revista especializada ‘Eunomía: Revista en Cultura de la Legalidad’, un estudio titulado ‘Aplicación de la Inteligencia Artificial a la toma de decisiones judiciales’. En esta investigación, la leonesa graduada en Derecho aboga por la introducción de la IA en procedimientos judiciales sencillos que puedan ser automatizados.
En concreto, la investigadora leonesa pone como ejemplos los procedimientos de desahucios, las reclamaciones de pequeñas cantidades pecuniarias y otros procesos de carácter monitorio. La propuesta de Marta Cabrera consiste, así, en «rellenar con datos una plantilla para generar un auto tipo» en base a la justicia de la IA.
El prestigioso catedrático Juan Antonio García Amado ha supervisado el trabajo de Marta Cabrera, en el que se analiza el papel de la IA en la justicia desde un doble prisma: como herramienta de auxilio al juez y como sustitutiva del mismo.
«La segunda suena más a ciencia ficción, pero ya ha habido algunos casos», apunta la doctorando.
En concreto, estas primeras experiencias de la inteligencia artificial como juez y parte han surgido en China y en algunos países en concreto del continente europeo, como Estonia o Francia. En el caso del gigante asiático, en otro aspecto abordado por Marta Cabrera en el trabajo que acaba de publicar, se han llegado a crear tribunales digitales con este tipo de tecnología.
Calcular la probabilidad de reincidir
El estudio de Marta Cabrera abre camino en una confluencia, la de IA y Justicia, en el que ya se vienen dando avances desde hace algún tiempo. La principal herramienta en este sentido es Compas, un pionero ‘software’ que ya ha sido utilizado por multitud de jueces en Estados Unidos. Tal y como se recoge en la publicación de esta leonesa, su función es calcular la probabilidad de que un encausado reincida en un determinado delito.
Según la investigación de la doctorando del Campus de Vegazana, Compas tiene actualmente una tasa de acierto del 65 por ciento, en base a las características personales del encausado y una entrevista personal. Además, otros de los modelos que recoge Marta Cabrera permiten analizar legislación y jurisprudencia en una labor auxiliar al juez. «La importancia de estos informes la da un juez, quien decide hasta dónde se deja ayudar por la IA y hasta qué punto lo tiene en cuenta en su decisión», explica la autora a este periódico.
«No nos va a sustituir un robot»
En este sentido, Marta Cabrera considera que el objetivo de su publicación es «perder el miedo» a la IA puesto que, al menos por ahora, no viene reemplazar a los jueces. «Estas propuestas son en casos que ya estaban automatizados. Hay que entender que no va a ser el fin del mundo, no nos va a sustituir un robot», matiza la leonesa.
La autora se graduó en Derecho en Vegazana y, tras cursar un máster en Madrid, ha regresado a su tierra para ser parte del personal docente e investigador y preparar su tesis en la Universidad de León bajo la batuta de García Amado. Su línea de investigación principal es la filosofía del derecho y para el futuro, como inevitablemente pasa por esta tecnología, no descarta seguir profundizando en los usos judiciales de la inteligencia artificial.
Con este artículo, Marta Cabrera «desmitifica la IA como algo negativo» en el ámbito del Derecho; pero, eso sí, dejando claro que habrá casos en los que no se puede sustituir al juez. «Los tribunales digitales nos pueden servir para agilizar trámites, sobre todo pecuniarios, más rápidos y sencillos. Hay razonamientos sobre las pruebas y las normas que son tan amplios y subjetivos que con la IA sola no es posible. Lo que tiene la máquina es lenguaje computacional, lenguaje lógico. La lógica es una parte, pero no es suficiente», reflexiona la investigadora leonesa sobre si la tecnología puede emitir veredictos por sí sola en el presente.
Ver a una máquina subida al estrado, con su toga y su mazo, todavía parece lejano. Sin embargo, el trabajo de Marta Cabrera sí que acerca la inteligencia artificial como herramienta auxiliar a los jueces y la presenta con capacidad para, ya en la actualidad, emitir sentencias en procesos sencillos. La ley del algoritmo sigue abriéndose camino.