Si a estos se suman 16 fallecidos in itinere, seis más que en 2017, la cifra se dispara a 59 fallecidos, 15 más que el año anterior. Los datos que facilita el Gobierno regional revelan que en términos relativos los accidentes laborales mortales crecieron el año pasado un 26,4%; y los in itinere, un 60%.
Las cifras globales de siniestralidad, recogidas por Ical, revelan que a lo largo del año pasado, se contabilizaron en las empresas de Castilla y León, un total de 25.549 accidentes con baja, lo que supone un aumento del 5,5% respecto a lo de 2017, con 1.346 siniestros más. Las frías estadísticas revelaron 215 siniestros graves, 27 más que el año anterior, con un avance del 14,3%. Los accidentes leves ascendieron a 25.291, un 5,4% más.
Un estudio de los sectores constata que los accidente mortales se concentraron en los servicios, con 25, seguidos de los siete en la industria, los seis en la agricultura, y los cinco en la construcción. Los siniestros graves sumaron 96 en el sector terciario, mientras que en el de transformación ascendieron a 61; y en el primario y la construcción, 29 en ambos casos. El total de accidentes laborales alcanzó los 13.203 en los servicios, con un aumento del 4,1% en relación a 2017; mientras que se situó en 7.541 en la industria, que representan un crecimiento del ocho%. Asimismo, en la construcción se produjeron 2.924 siniestros, un 6,6% más que en el año precedente; y en el agrario se contabilizaron 1.881, con un avance del 4,4%.
Los accidentes in itinere alcanzaron los 2.777, con una subida del 14,4%. Los graves en trayecto ascendieron a 28, un 12,5% menos que el año anterior; mientras que los leves, crecieron un 14,6%, hasta los 2.733.
Por lo que se refiere a las enfermedades profesionales, se reconocieron 493 casos en la comunidad el año pasado, 32 más que en 2017, con un avance porcentual del 6,9%. La mayor parte, 245, se declararon en los servicios, seguido por la industria, 191; la construcción, 44, y la agricultura, 13.