Precisamente, el trabajo artesano fue una parte importante de esta feria, y así pudo disfrutarse con los stands de exposición y venta al público que ofertaban productos de bisutería, juguetes, textil, o el arte del encaje de bolillos, además de una demostración de talla de madera con motosierra en las inmediaciones de la iglesia. De manera paralela, en la carpa agroalimentaria los artesanos exponían sus productos, como embutidos, quesos, miel, orujos, dulces, productos de panadería, chocolates, o conservas. El sabor y el valor de lo elaborado artesanalmente, que un año más pudo disfrutarse en Cármenes.
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La tradición en esta feria hizo que la ganadería también estuviese presente. Actividad económica que marcó el pasado de sus gentes, el ganado fue estrella de una exposición con ejemplares de vacuno. Allí, en los prados cerca del recinto ferial, pudo disfrutarse de una selección de vacas, algún toro, y jatos. Además, este año por primera vez los bueyes estuvieron presentes de la mano del primero concurso de arrastre con bueyes.
La nota de sabor tradicional tampoco faltó en esta velada. Para combatir el frío, nada mejor que la degustación popular de caldereta de cordero, manjar pastoril por excelencia. Elaborado a fuego lento, tal y como manda la tradición, el aroma impregnó la calle principal de Cármenes durante gran parte de la mañana. La degustación de caldereta es uno de los momentos clave de esta cita, formando cada año grandes colas para saborear este majar. Y es que, es bien sabido que quien prueba un año, al siguiente repite.