Aunque las vidas de María (González) y Susana (de Benito) no parecían destinadas a confluir en un punto común, más allá de ser madrileñas, la vida y una sobrevenida pasión común por el mundo de la trashumancia y el pastoreo las ha unido en León, en sus montes, en la majada de Las Pintas donde son las pastoras de un rebaño de 500 ovejas de la Fundación Monte Mediterráneo. "Vimos, por separado, el anuncio y las dos nos apuntamos".
Y, vaya por delante, felices de haberlo hecho. Ya saben lo que es este trabajo, acaban de cumplir un mes en la majada y las dos vuelven a confluir en una idea: "Esto es para repetir". Además, han sido las elegidas como ‘modelo de pastoreo’ para dos celebraciones de aquella montaña, fueron quienes llegaron con el rebaño a la Fiesta de la Trashumancia de Prioro y este sábado eran las encargadas de recibir a las visitas a sus quinientas ovejas ecológicas en la tradicional jornada de la trashumancia de Salamón. "Aunque lo que nos gusta es la majada...".
Y en la majada estaban. Rodeadas de los mastines. Vigilando las ovejas, con los careas a su lado. María no se separa del suyo; Susana, felizmente, no lo tiene a su lado pues "acabamos de ser mamá, de una preciosa cría de un día, están las dos juntas". Y ella trata de hacer entrar en razón a un carea que les ha dejado allí Ernestine, de Monte Mediterráneo. "Sé que es portugués y que va por libre. A ver si le hacemos entrar por el aro". Tal vez por ello, lo lleva con correa.
- Son una pasada. Los careas son todo un mundo... y los que hacen el grueso del trabajo. Sin ellos, tocaría subir y bajar monte.
Allí, en el monte, muestran su complicidad pues es precisamente el pastoreo y la majada la que unió dos vidas con caminos diferentes.
María estudió Arquitectura Técnica y encontró trabajo "en lo suyo". Estaba enfrascada en ello cuando llegó la pandemia "y ya sabes cómo fue para el mundo de la construcción, era jefa de obras pero las tuvimos que cerrar. Conocí la escuela de pastores de Madrid, donde Susana era una de las monitoras, y después con mi pareja iniciamos un proyecto ganadero en Huesca con un pequeño rebaño, encaminado más al mundo del queso y los helados; y en ello seguimos, pero mientras va avanzando pensé en un trabajo para el verano cuando apareció esta oportunidad de venir a Salamón, con ovejas trashumantes y ecológicas y aquí estoy, desde hace un mes".
- ¿Y cómo estás?
- Encantada, la verdad, esta siendo una experiencia muy positiva, como para repetir.
- ¿Y si repunta la construcción?
- Olvidate; esa página ya está pasada y no pienso volver a ella; de mi anterior oficio lo que me sigue gustando es el dibujo, así que la construcción para dibujar y para las acuarelas.
Susana, madrileña de pura cepa, había entrado en contacto con la naturaleza como scout; de hecho, conoció entonces León en alguno de los campamentos que realizaban en verano. "Recuerdo haber estado en la montaña, en Cármenes, al lado del Torío... no mucho, era muy niña".
Pero sí le quedó la llama de la naturaleza, "sobre todo de los animales, me gustan mucho... por ese camino llegué a la escuela de pastores, después de que mi pareja de entonces estuviera metido en un proyecto de cabras... Vi una paridera de ovejas y me quedé seis años".
Pero Susana de Benito estudió Educación Social, una vocación, otra, con la que también convive y que no descarta de su futuro. !No lo sé. Me gusta el mundo de la cooperación, pero no cómo se está abordando en la actualidad. De hecho al acabar los estudios estuve trabajando en Bolivia. Allí vi y viví en primera persona los privilegios del mundo occidental; por ello, me encanta este mundo del pastoreo, la trashumancia, pero también el de la Educación Social y ahora mismo estoy valorando con una colega las opciones que se nos pueden presentar, ver qué posibilidades hay, qué nos apetece a nosotras, dónde nos apetece... pero mientras tanto quiero disfrutar de esta experiencia, que está siendo muy gratificante, estoy muy agusto, muy relajada, es una excelente psicoterapia".
Pero también es consciente Susana de que es un trabajo "que tiene una temporalidad, en octubre se acaba, y no se nos oculta que las condiciones para el pastoreo en España no son precisamente las más adecuadas".
Susana también conoció la oferta de empleo con este rebaño de la Fundación Monte Mediterráneo a través de los contactos de la Escuela de Pastores de Madrid, en la que lleva varios años integrada e, incluso, es una de las impulsoras de una nueva en Ávila. "Pero las cosas van excesivamente despacio, es un poco desesperante, y por ello no quise desaprovechar esta oportunidad".
- Pero estando vinculada a la escuela de pastores ¿ya conocerías todo este mundo?
- Sí, pero de otra manera. He estado con rebaños en la sierra de Madrid pero no es una experiencia como ésta, el cuerpo me pedía majada, trashumancia...
Las dos pastoras —Susana de Benito y María González— fueron en principio tres y lo vuelven a ser en fechas concretas. Con ellas llegó Carolina García —que ya había estado el año pasado en esta misma majada de Las Pintas, en aquella ocasión con un pastor, Hassan— y que también había pasado por la Escuela de pastores. Pero Carolina combina su presencia y su experiencia entre esta majada y otra de Babia. También ella es universitaria, en su caso cursa Ciencias Ambientales.
- ¿De la Universidad a la majada?
- Pues sí. Y felices.
Las dos pastoras de Las Pintas (Salamón) eran este sábado las guías de quienes se acercaban a su rebaño ecológico dentro de los actos de la intensa Jornada Inicial del proyecto Bionnomía que se desarrolló alrededor de la ermita de Roblo y el Museo de la Lana de Salamón, con puestos de todo tipo relacionados con el mundo del pastoreo y la lana, una amena y documentada charla de Manuel Rodríguez Pascual, música, visitas guiadas y hasta un desfile de moda de prendas realizadas con lana de oveja merina ecológica trashumante, lucha leonesa de base y, por supuesto, comida a la sombra de la ermita.
Aunque Susana y María lo que querían era regresar a su majada. Su vida.