Eduardo de Paz, un hidalgo leonés

Por María Jesús García Armesto

14/01/2024
 Actualizado a 14/01/2024
Eduardo de Paz, en una imagen de 2019, cuando recogió el premio Personaje Singular de la Semana Santa de León. | CAMPILLO (ICAL)
Eduardo de Paz, en una imagen de 2019, cuando recogió el premio Personaje Singular de la Semana Santa de León. | CAMPILLO (ICAL)

Eduardo de Paz siempre fue un paradigmático exponente de la hidalguía y de la bonhomía leonesa, un auténtico caballero de los de antaño, pero, para fortuna nuestra, viviendo hogaño.

Desde su casona atalaya, en la Plaza de San Isidoro, avizoraba el devenir del tiempo y la vida, una vida, la suya movida por dos grandes amores, su familia: su esposa María Dolores y sus hijos y las Cofradías de la Semana Santa a las que dedicó gran parte de sus afanes y patrimonio.

Un tercer amor, porque no haya dos, sin tres, ha sido la Muy Ilustre Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, a la que Eduardo perteneció desde su juventud, más de medio siglo manteniendo, aún en los momentos más difíciles, en los que la Cofradía estuvo a punto de desaparecer, el Pendón enhiesto, a la espera de mejores tiempos, que afortunadamente ha podido ver.

Descanse en la paz de un Nazareno y un Cristo de los Valderas a los que adoró de corazón.

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