Pero a pesar de las críticas, el proyecto sigue adelante, pese a la evidencia de las amenazas para el sector lácteo, ya de por sí muy tocado tras la crisis de precios que siguió al fin de las cuotas. Valle de Odieta ya ha comenzado la tramitación administrativa del proyecto para la instalación de la macroexplotación, que cuenta con el respaldo de la Diputación de Soria, que prevé encargar el estudio hidrológico en los diferentes acuíferos cercanos. De hecho, el presidente de la institución provincial soriana, Luis Rey, confirmó el pasado mes que solo falta un propietario por estampar su firma (reside en Terrasa, Barcelona), "una parte muy pequeña del proyecto". Los defensores de su construcción alegan la inversión de 93 millones de euros prevista por los promotores y la creación de 250 puestos de trabajo en un municipio con 85 kilómetros cuadrados de terreno y alrededor de un centenar de vecinos. Sin embargo, la macrogranja agravará el problema de la despoblación al provocar el cierre de explotaciones familiares en otros muchos pueblos que, en buena medida, solo cuentan con este tipo de actividades como oportunidades reales de negocio.
El proyecto de Noviercas prevé producir 180 millones de litros cada año, mientras que en toda la provincia leonesa la producción es de poco más de 200 millones de litros, según las cifras de la Junta de Castilla y León, una estadística que no ha dejado de mermar en los últimos años.
El ejemplo Francés
A pesar de las continúas referencias de representantes políticos ante el reto demográfico del medio rural, consentir o apoyar proyectos como el de Noviercas resta credibilidad a sus palabras. Así lo aseguran desde UPA-Coag, que alertan de "sería un escándalo y la muerte anunciada para uno de cada tres ganaderos de Castilla y León, que comprueban estupefactos cómo por ejemplo el gobierno francés, presionado por el sector lácteo, no permite la construcción de una granja de 1.000 vacas, y aquí se pretende apoyar una macroempresa de 20.000 cabezas de ganado".