Estos certificados de eficiencia energética son obligatorios desde el año 2013 para los edificios de nueva construcción, pero también para todos aquellos que se pongan a la venta o en alquiler. La calificación se establece mediante el cálculo del consumo de energía anual necesaria para mantener unas condiciones estándar de bienestar, con puntuaciones de la 'A', máxima eficiencia, a la 'G', la más baja. El portal autonómico de 'Datos abiertos' contabiliza en León 33.861 certificaciones emitidas, de las que 9.201 obtienen al menos una 'D', considerado como un ‘aprobado raspado’, en lo que a calefacción se refiere. De este modo, tan solo un 27,2 por ciento de las viviendas leonesas serían aptas para ahorrar energía.
Las viviendas y centros de trabajo de los leoneses pierden calor y frío con excesiva facilidad, lo cual dificultará conseguir el pretendido ahorro ante la crisis energética actual. Tres de cada cuatro edificios de la provincia que se han sometido a este examen no son eficientes y esto hace cuesta arriba la medida implantada por el Gobierno.
Solamente con alcanzar el nivel 'D' se podrían conseguir ahorros de energía más que notables. Según los expertos, los consumos en este tipo de viviendas son aproximadamente de la mitad de energía que en los edificios que no alcanzan el aprobado.
A la calificación 'A' en la demanda energética de calefacción llegan poco más de un centenar de edificios en la provincia de León. Por su parte, el segundo nivel más alto, el 'B' es obtenido por cerca de 400 inmuebles que se han sometido a este examen desde hace nueve años.
Unos 1.800 edificios certificados en territorio leonés consiguieron ser calificados con una 'C' y también estarían en condiciones de afrontar con garantías las nuevas medidas energéticas. Sin embargo, la mayor parte de los aprobados lo hacen con una 'D', cerca de 7.000 inmuebles se han certificado en León con esta nota desde que en el año 2013 entrara en vigor la normativa.
Un parque inmobiliario envejecido
El grueso del parque inmobiliario leonés se situaría en el nivel 'E'. Algo más de 14.700 edificios de la provincia han obtenido este resultado en la certificación energética. En este grupo mayoritario se englobarían las construcciones anteriores al Código Técnico de la Edificación, que entró en vigor a mediados de la primera década de este siglo. Según la ‘Encuesta Continua de Hogares’ del Instituto Nacional de Estadística, más de 70.000 viviendas de León se habrían construido en la década de los 80 y de los 90. Por tanto, estarían exentas de esta legislación más exigente y solamente las que se han puesto a la venta o en alquiler durante la última década han tenido que ser examinadas.
En las décadas anteriores, el uso de aislamientos era todavía más limitado y las normativas menos exigentes. Este tipo de inmuebles más entrados en años son los que se encontrarían en los grupos 'F' y 'G'. En el primero, la Junta contabiliza cerca de 3.700 inmuebles, mientras que el suspenso más contundente, el del nivel 'G' de eficiencia, es incluso más numeroso ya que se registra en más de 6.200 edificios.
Los locales, un resultado peor
Los datos que maneja la Junta engloban tanto viviendas unifamiliares, como bloques y locales y edificios del sector terciario. Este último grupo tiene incluso un peor resultado que las de uso residencial: solamente un 13,8 por ciento de los locales y oficinas de León consigue un aprobado en materia energética.
Los mejores resultados, según los datos que figuran en el portal de 'Datos abiertos' de la administración autonómica, son los obtenidos por los bloques de viviendas. Prácticamente un tercio de ellos, algo más de 7.000 en territorio leonés, aprueban y estarían en condiciones de afrontar el ahorro energético con garantías.