Forman parte de la extravagancia que completan media docena de “gitanas” y un torero vestido de luces, quien pretende continuamente frenar, con pases de muleta, a un toro de madera cubierto con una sábana y pequeña cornamenta, típico en las mascaradas leonesas. En principio, el curioso morlaco da poco miedo, pero asusta a todos alrededor de la hoguera en la plaza mayor del pueblo, sobre todo a las mozas.
Es la Zafarronada de Riello, fiesta de Interés Turístico Provincial y conocida como el Antruejo de Omaña, pues en ella participa mucha gente de este municipio integrado por 40 pueblos. En conjunto, armonizan detalles como el fuego y la máscara demoníaca, combinación poco habitual en este tipo de celebraciones.
Quizá la de Riello pueda asemejarse a la de Riaño, Llamas de Ribera o Velilla de la Reina, pueblos donde también se rodean de una gran fogata, animales, toreros y damas. Quizás, podría hablarse de la recuperación de una tradición del folclore.
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