
Uno de los agraciados, José Luis Aller, de 75 años, que lleva once viviendo en la residencia, manifestó que piensa gastarse íntegros los 40.000 euros que recibirá por los dos décimos que jugaba. Nada más enterarse de la noticia acudió a la administración, donde brindó por el premio con la lotera y con la propietaria del bar de la que ahora es su casa.
La celebración continuó en el mismo establecimiento que repartió la suerte, en un barrio obrero con muchas necesidades y donde muchos de los agraciados fueron de etnia gitana. Por eso, muchos premiados lo tienen claro, aunque el premio les permita algún capricho y puedan disfrutar un poco más de las navidades, servirá principalmente para "tapar agujeros".
No obstante, este número fue de los más repartidos de este sorteo y se vendió, asimismo, en varias administraciones de todo el país, salpicando lugares como San Sebastián, Valencia, Almería, Ourense, Burgos...
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