El objetivo principal de las Reservas es lograr una armonía entre la conservación de los recursos naturales y el bienestar de las comunidades que habitan esos espacios; una meta en la que desde sus comienzos se trabaja en esta zona del norte de la provincia leonesa. Con mucho trabajo todavía por delante, se considera que ya hay bastantes logros que celebrar en el décimo aniversario: “El camino ya está marcado”, afirma con seguridad el alcalde de La Pola, Francisco Castañón, implicado desde el primer momento en un recorrido a largo plazo que solamente en el mandato que ahora concluye ha supuesto inversiones por más de un millón y medio de euros.
“Cuando nos nominaron supuso una gran responsabilidad. Se trata de implicar a los ciudadanos en el desarrollo de su entorno en sintonía con las singularidades y los valores de los pueblos, respetando siempre el medio ambiente”, resume. La protección de los recursos naturales de la zona, dice, es compatible con la minería y con la apuesta por la creación de un tejido social que ponga en valor la cultura del emprendimiento y también las formas de vida tradicionales.
El Ayuntamiento de La Pola se subió desde el primer momento al tren de las oportunidades que supone contar con una figura de ámbito mundial e impulsó la Fundación que gestiona la Reserva, cuyo Patronato preside el alcalde y del que forman parte también otros miembros de la corporación municipal, la Universidad de León y la Diputación Provincial.
En la otra cara de la moneda, el Ayuntamiento de Villamanín ha permanecido bastante ajeno al desarrollo del Alto Bernesga como Reserva de la Biosfera. Aunque reconoce que es bueno que se fomenten aspectos como el turismo, el alcalde, Óscar Gutiérrez, señala que contar con esa distinción “supone mucho dinero y eso mi ayuntamiento no lo puede soportar, no se puede permitir ese lujo. Que lo pague el Gobierno, que es el que lo tiene que pagar” (la aportación anual a la entidad implicaría menos de 20.000 euros para un municipio que en 2010 llegó a alcanzar un presupuesto de 1,9 millones de euros”.
Afortunadamente, el desinterés institucional en Villamanín se ha visto compensado ampliamente con el compromiso de la sociedad civil, muy involucrada en las distintas iniciativas puestas en marcha al amparo de la Reserva. Beni Rodríguez es la gerente y ha vivido con intensidad todos los pasos dados en estos años. “En aquel momento nadie era muy consciente de lo que eso suponía porque no hubo un proceso de participación suficiente de la gente. Al principio se acogió con bastante indiferencia y en algunos sectores incluso con miedo porque asociaban esa designación a prohibiciones, por no tener suficiente información”, reconoce.
Desde aquel junio de 2005 hasta ahora, se ha llevado a cabo una labor permanente y diversa que ha tenido varias vertientes. A tareas de comunicación para trasladar a los pueblos el significado de la figura de reconocimiento y a la elaboración de inventarios geológicos, etnográficos, naturales y de tradiciones se sumaron distintas campañas, por ejemplo de educación ambiental y el empeño por explicar a los habitantes de esos municipios “que no se trata de prohibir sino de primar la integración del hombre y la naturaleza de manera sostenible”.
Los esfuerzos de esta década han tenido en la formación uno de sus ejes principales, con cursos de múltiples disciplinas, orientación y también el objetivo destacado de promover la inserción socio-laboral de las mujeres del medio rural. “Ponemos las mimbres: conocimiento, recursos técnicos, jurídicos, herramientas que la gente puede usar para su aprovechamiento personal o laboral”, señala. Por otra parte, la potenciación del sector agroalimentario y de servicios tiene su reflejo en la creación de una asociación que ya cuenta con medio centenar de miembros y que lleva a cabo numerosas actividades de dinamización y difusión y otra de ganaderos que agrupa a productores de toda la Montaña Leonesa.
El crecimiento del turismo es otra de las consecuencias de la declaración de Reserva de la Biosfera. “Nos ha situado en el mapa”, coinciden Beni Rodríguez y Francisco Castañón. Ahora, este espacio también es conocido por contar con parajes naturales espectaculares a 30 minutos de la capital leonesa. “Hay 20 restaurantes entre Villamanín y La Pola y la gente se plantea venir a comer, a hacer senderismo, a pasar el fin de semana”, explica.
Marca de calidad
La Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga prevé estrenar en breve una marca de calidad que reunirá bajo un mismo marchamo los servicios y productos de los dos municipios (carnes, mieles, lácteos, dulces...), además de terceras empresas que acrediten que parte de sus servicios se llevan a cabo en este territorio. En esta nueva marca, el peso del sector agroalimentario será fundamental, ya que es el ámbito que más puestos de trabajo genera en la zona por detrás de la minería -solamente la fabricación y venta de embutidos suma ya más de un centenar de empleos-.
“Queremos ofrecer unos niveles de calidad y una forma de hacer las cosas. Se ha trabajado con todos los agentes implicados y es fruto de lo que queremos que sea la reserva, queremos que entre ya en vigor y que sirva para seguir poniendo en el mapa la Reserva de la Biosfera”, detalla el alcalde, antes de mostrarse “absolutamente orgulloso” del trayecto recorrido hasta la fecha por Alto Bernesga, de la que Beni Rodríguez resume como mayores atractivos “sus gentes, sus paisajes y sus productos”.
A examen
El comité científico español de la Unesco llevará a cabo este mes de junio una revisión del trabajo desarrollado en estos diez años (el programa español hace una revisión cada dos). “Hemos cumplido con todos los criterios prioritarios aunque queda mucho por caminar. Se ha sabido aprovechar por una parte y se debe seguir mejorando y haciendo y conseguir dar el salto a la transformación de más productos, aprovechando, por ejemplo, la ganadería que hay aquí y la estupenda calidad de sus carnes”, resume la gerente, convencida de que Alto Bernesga superará el examen.
“La declaración conseguida en 2005 fue la gran oportunidad que nos regalaron y es muy importante que ahora que empiezan las revisiones decenales que la gente tome conciencia de que es y del reconocimiento nacional e internacional que supone”, destaca. Este año se estrenaron en la Feria Internacional de Turismo, Fitur, la próxima semana participarán en un seminario nacional de Educación Ambiental sobre mujer, medioambiente y desarrollo rural y ahora mismo imparten un curso sobre productos fitosanitarios, detallan como ejemplo de sus actuaciones.
Gran Cantábrica
La creación de una Reserva de la Biosfera Gran Cantábrica -proyecto previo a la declaración del Alto Bernesga- no parece muy factible a corto plazo. “Si se quiere declarar una nueva, hace falta un proyecto técnico y un compromiso económico, con un órgano de gestión dotado financieramente. El problema siempre ha sido la financiación. Necesitaría compromisos reales y no se está trabajando en ello”, explica. Si finalmente se lograra, serviría para optimizar recursos pero quizá se perdiera la precisión con la que ahora se actúa sobre lugares y personas.