Este documento impulsado por Funcas –un centro de análisis dedicado a la investigación económica y social y a su divulgación– realiza un completo estudio sobre las zonas afectadas por la sangría demográfica a pesar del crecimiento que el conjunto del país consigue año a año en su número de habitantes.
Desagrarización económica
La síntesis del problema radica fundamentalmente «en un medio rural cada vez más deshabitado y un medio urbano cada vez más congestionado», según explica el también catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza. El informe achaca el problema de la despoblación a una transformación estructural de la economía española que se inicia a mediados del siglo pasado y que se consolida en las décadas siguientes. «Esa transformación se manifiesta sobre todo en la desagrarización de la actividad económica debido a la mecanización del trabajo en el campo, pero también en un proceso acelerado de urbanización, de cambios en los sistemas de producción, de aumento de la demanda de servicios públicos y de un ambiente social con nuevas oportunidades de progreso que empuja a la población a desplazarse a las ciudades y territorios más dinámicos en detrimento sobre todo del medio rural», asegura Bandrés.
Menos vecinos rurales
En el caso de la provincia de León, el medio rural ha perdido más del 40% de su población en las últimas seis décadas. A este respecto, cabe recordar que en 1960 tenía 474.000 habitantes, cifra que ahora se ha visto reducida a 271.000 (los incluyen los datos de todos los municipios a excepción de León y Ponferrada).La principal causa, según argumenta el coautor del informe de Funcas, es la caída del empleo en el campo. «La irrupción de la maquinaria a mediados del siglo pasado hace que se necesite menos mano de obra. Entonces la agricultura y la ganadería suponían el 60% de los puestos de trabajo que había en la provincia de León, mientras que ahora hablamos de un 5%. El campo leonés ha destruido 140.000 empleos desde 1950», asegura Bandrés.
A ello se suma la crisis de la minería y de la industria en general que ha vivido el medio rural de la provincia. Esto se traduce en la pérdida de otros 13.000 empleos desde hace 70 años. «Solo el sector servicios ha podido generar algo de empleo rural en la provincia de León durante las últimas décadas. Han sido 83.000 puestos de trabajo, pero no han sido ni mucho menos suficientes como para compensar todos los que se habían perdido», agrega el director de Economía Pública de Funcas.
Hay provincias de interior en las que la desagrarización de la economía se ha visto compensada en las capitales y otras ciudades grandes a través de un desarrollo industrial potente, lo que ha frenado en cierta medida la sangría demográfica. Es el caso de las provincias de Valladolid y Zaragoza, además de la comunidad autónoma de La Rioja. «El efecto de atracción de estas capitales explica seguramente que en esos tres casos el resultado final haya sido positivo, frenando el proceso de despoblación de esas provincias en términos agregados», señala el informe, que distribuye los territorios entre los no despoblados, los que remontan, los que se estancan y los que decrecen.
Pérdida de peso económico
Y entre estos últimos se encuentra lamentablemente León, cuya capital tampoco pone freno a su sangría demográfica, lo que hace que la provincia en su conjunto siga perdiendo peso dentro de la economía española. «En 1950 representaba el 1,8% del Producto Interior Bruto de nuestro país, mientras que en la actualidad hablamos de un 0,8%, por lo que León ha perdido en estas décadas más de la mitad de su peso económico, un tercio del empleo y más del 40% de su población», detalla Bandrés.Otro de los datos «preocupantes» es la densidad de población del medio rural. Exceptuando la capital y Ponferrada, el dato es de 17 habitantes por kilómetro cuadrado. «Es muy bajo hasta en comparación con otras zonas rurales, lo que hace necesario acciones estructurales de apoyo para evitar al menos que la situación siga yendo a peor. Porque debemos decir también que la despoblación más grave se está produciendo en provincias como Soria, Teruel, Cuenca, Palencia o Zamora, donde la situación es dramática, ya que han perdido más de la mitad de su población y su densidad es aún inferior a la que tenéis en León», explica el director de Economía Pública de Funcas.