Susana Gallego, Carlos Fernández, Chelo González, Esther, Alfonso Canal o Paulino González son algunos de los padres que están denunciando esta situación y que se desesperan por la enorme lista de problemas que sufren sus hijos ante la falta de aulas para los alumnos. Porque Los Adiles apenas tiene clases para todos cuando termina este curso escolar, pero el año que viene será imposible que todos entren, ya que salen dos cursos de 6º de Primaria y entran tres de 1º de Infantil.
Se van a construir tres barracones para sendas clases, pero no son suficientes y tampoco se sabe cuándo se terminarán Porque aunque el centro fue reformado en 2008, en un principio estaba preparado para ser un línea 1, es decir, que entra un curso de Infantil y sale otro de 6º de Primaria, pero enseguida pasó a ser un línea 2, para convertirse en 3 tal y como sucede en la actualidad. Y eso tiene unas repercusiones que bordean la crueldad: no hay clase específica para informática; los niños que participan en el programa ‘Madrugadores’ lo cursan en el pasillo, al igual que los de atención especial y las asignaturas con material audiovisual; un cuarto de la limpieza es ahora un aula;no hay biblioteca; y el comedor fue dividido en dos para que se pudiera ganar una clase más.
Ahí reside uno de los mayores problemas del colegio, ya que son unos 180 los niños que todos los días comen. "Los dividen en tres turnos y para ello tienen una hora y 50 minutos", explican los padres. Esto supone que "tienen que comer el postre de pie, para que así puedan entrar los siguientes".
"Los más pequeños salen 20 minutos antes para que tengan tiempo de lavarse las manos y esas cosas, y luego van al comedor, que es de unos 49 metros cuadrados y siempre hay unos 60 niños", explican los padres, que también critican que comen "a 50 centímetros del cubo de la basura".
La situación irá a peor
Este colapso en el comedor irá a más el próximo curso porque tal y como explican, "van a salir dos aulas de 16 alumnos y van a entrar tres de unos 22 a 25 niños". Según sus cálculos, unos 20 se apuntarán a comer en casa, por lo que la cifra podría estar en torno a los 200 estudiantes.
La solución pasaría por una ampliación del colegio, un proyecto que lleva años parado y que según les han comunicado, está pendiente de diferentes trámites que el Ayuntamiento y la Dirección Provincial de Educación se achacan entre ellos. Y es que faltaría que el Consistorio que preside el popular Manuel García desde 2011 iniciara la expropiación de los terrenos colindantes, a la vez tendría que ejecutar el soterramiento de la línea de alta tensión que pasa junto al colegio. Una vez cumplidos estos pasos, la Consejería podría plantearse la construcción de un nuevo edificio.
Mientras tanto, se van a construir tres barracones con sendas aulas que paliarán en parte las necesidades de los alumnos, aunque no saben con exactitud cuándo estarán disponibles. "Seguirán haciendo falta al menos dos o tres clases más", explican los padres, que no entienden por qué si se sabía desde hace años que iba a aumentar de forma considerable el número de niños no se ha puesto remedio. "Lo hacemos por que luego entren en el colegio, porque para los nuestros ya no va a estar preparado el colegio", señalan.
Además, esas aulas prefabricadas se construirán en el único terreno asfaltado del patio, con lo que el área para que jueguen los niños va a quedar muy reducida. Y a eso se añade que el pabellón está en un pésimo estado, que se inunda con facilidad y por lo que algunos profesores se han negado a dar la clase de gimnasia.