Este año, los productores afrontan la época más importante del año en pleno estado de alarma, con preocupación por los daños que hayan podido causar las bajas temperaturas de las últimas noches y con las medidas de seguridad que hacen que el trabajo sea “un poco más difícil que otras veces”, explica el director técnico del sello de calidad y de la Asociación Berciana de Agricultores (ABA), Pablo Linares.
Al respecto, el responsable de la marca de garantía recuerda que “agricultores y ganaderos siguen al pie del cañón” pese al confinamiento obligatorio decretado por las autoridades para frenar la propagación del virus. “Continúan con las labores diarias, pero no están aislados de lo que está pasando, sienten la preocupación de tener que salir a la calle en estos momentos”, explica Linares, que subraya el hecho de que “el campo no puede parar”. “No es que no queramos, es que no debemos”, asegura el director técnico de ABA, que recuerda que el sector cubre una “necesidad imperiosa” de la sociedad y que es ahora “más importante que nunca”. “Si paramos nosotros, se va al traste la producción de alimentos”, remacha.
En ese sentido, Linares valora que las medidas de restricción de la circulación y de parón de la actividad económica no hayan provocado demasiadas dificultades en lo que respecta a los suministros o repuestos necesarios para el trabajo en las explotaciones agrícolas. “De momento está funcionando aceptablemente bien la cadena, en lo referente a abonos o fitosanitarios, que pueden tardar algún día más de lo habitual, pero continúan llegando”, destaca el responsable de ABA.
De cara al inicio de la recogida, que para las variedades más tempranas podría arrancar en el mes de mayo, los productores tienen permitido contratar trabajadores, según estipula el real decreto que establece el estado de alarma, aunque todos ellos deben someterse a “medidas de seguridad importantes”, especialmente en lo relativo a las distancias entre ellos, lo que puede complicar sobremanera el transporte de las cuadrillas hasta las fincas, explica Linares.
En esa línea, el director técnico de la marca de garantía teme que esta situación atípica pueda desalentar a las personas que en otras circunstancias habrían participado de la recogida. “Incluso puede que no encontremos gente suficiente, hay que entender que las personas ahora mismo tienen miedo y no sé hasta que punto va a haber mucha gente dispuesta a salir de casa para ir a recoger fruta en estas condiciones”, reconoce Linares, que precisa, no obstante, que “hacer estas previsiones es avanzarse mucho, un mes en esta situación es un mundo”.
En la misma línea, el responsable técnico de la Cereza del Bierzo considera “una aventura” hacer estimaciones a estas alturas sobre la producción de la cosecha de este año. “Los cerezos están en flor, hay una buena floración y eso hace prever una buena cosecha, pero queda mucho”, advierte Linares, que recuerda que el “invierno suave” registrado este año ha provocado “ciclos adelantados” en todos los cultivos, lo que incrementa el riesgo para los frutales en una comarca en la que las heladas pueden hacer acto de presencia hasta principios del mes de mayo.
Los responsables del sector aún valoran los “daños importantes” que las bajas temperaturas alcanzadas durante las noches de las últimas semanas puedan haber causado en la producción. “Aún es pronto para saber cifras, pero fueron tres noches seguidas con heladas y queremos cuantificar el daño en las diferentes zonas de producción”, avanzó Linares.
Un sello con mala estampa
Desde que en octubre de 2016 la Junta dio el visto bueno a la puesta en marcha de la marca de garantía Cereza del Bierzo, el sello de calidad no ha podido gozar de una sola campaña bajo la normalidad esperada. En la primera ocasión, en la primavera de 2017, las duras heladas que sufrió la comarca en el mes de abril arruinaron la práctica totalidad de la cosecha y obligaron a retrasar la salida al mercado de la cereza berciana certificada.
Al año siguiente, el episodio se repitió, aunque en este caso fueron las intensas lluvias caídas semanas antes de la recogida las que estropearon cerca del 80 por ciento de la producción. La mala climatología también provocó importantes mermas en la cosecha del año pasado, que quedó muy lejos del millón de kilos previstos por los responsables de la marca de garantía. De hecho, según los datos que manejan los representantes de Cereza del Bierzo, sólo un diez por ciento de los frutos recogidos desde la aprobación de la nueva figura de calidad se han podido certificar con el sello de garantía.
Con tres zonas principales de producción, en las riberas de los ríos Burbia, Cúa y Oza, la producción total de este cultivo en las más de 200 hectáreas de cultivo existentes en la comarca se estima en unos tres millones de kilos al año y su repercusión en la actividad económica se calcula en más de tres millones de euros. En los últimos años, municipios como Ponferrada o Corullón promueven la plantación de cerezos en sus terrenos para impulsar el despegue del último de los comensales en llegar a la mesa de los alimentos de calidad que se producen en la comarca del Bierzo.