El deporte como motor de integración

El Club Inter Movistar aterrizó ayer en Astorga para enseñar valores deportivos a los niños

Patricia Ferrero
24/02/2015
 Actualizado a 13/02/2019
Una imagen del partido que tuvo lugar entre los escolares y el equipo madrileño.
Una imagen del partido que tuvo lugar entre los escolares y el equipo madrileño.
Más de siete años hace que el Club Inter Movistar, con la ‘Gira Megacracks’, recorre los centros educativos de toda España fomentando la integración social entre los más pequeños, principalmente discapacitados, a través del deporte. En este caso el fútbol sala. Y es que, este equipo, considerado el mejor de España en esta especialidad, demuestra la grandeza del club más allá de las competiciones, enseñando a cientos de niños los valores del deporte.

La plantilla del Inter Movistar se desplazó al pabellón municipal de la capital maragata este lunes para realizar una más de sus giras. Allí se encontraron con casi 700 escolares de todos los centros educativos de la ciudad, que agrupaban en torno a 650 del Blanco de Cela, del Santa Marta, el González Álvarez, de las Escolapias, del I.E:S. Astorga y de La Salle, que fue el impulsor de esta iniciativa y el que mayor representación tuvo. Pero uno de los requisitos que el club había puesto para acudir a la cita era la inclusión de discapacitados en el juego. Así se hizo; 25 niños del colegio Cosamai y otras 15 personas del centro ocupacional participaron en este evento, del que todos fueron un importante eslavón de la cadena.

Previo al gran partido que jugaron el Inter Movistar con el joven equipo local, que demostró ‘garra’ y predisposición en el campo, los jugadores interactuaron con todos los escolares asistentes, realizando pases y tiros entre risas y diversión.

«Los chicos se lo pasan bien», indicó el capitan del equipo, Carlos Ortiz, que aseguró que «los chavales se conocen y son receptivos. Al final cuando se trata de algo como jugar al fútbol siempre están ilusionados. Se trata de que disfruten, pasen un buen rato y conozcan los valores del deporte».

Pero en este evento el aprendizaje pasa por la reciprocidad. «Es una buena experiencia también para nosostros. Nos gusta porque nos viene bien para salir un poco de la rutina y podemos pasar un rato con los chicos, que la verdad es que nos dan mucha fuerza», afirmó Ortíz.

La jornada terminó con la entrega de premios, que repartieron los jugadores del Inter, a los niños participantes.
Una parada más -de las 15 que suelen hacer al año- en el camino de estos deportistas, que entre partido y partido siempre tienen un hueco para hacer de este deporte un motor de integración social, dejando a un lado las diferencias y aunando esfuerzos para convertir a los más pequeños en un ejemplo de tolerancia y respeto,  en el que «los discapacitados juegan un papel esencial».
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