La peatonalización del entorno de la muralla en la avenida de Los Cubos y la calle Carreras supone, junto con la apertura de la Era del Moro, la mayor transformación urbanística del último cuarto de siglo en la ciudad de León.
Pero su ejecución conllevaba la imperiosa necesidad de abrir la vía de penetración norte, conocida popularmente como la ronda interior. Se trata de un nuevo vial que va a enlazar la plaza del Espolón con la calle La Palomera con el fin de absorber el tráfico que hasta hace casi tres años circulaba junto a la muralla por la zona ahora peatonalizadas.
No era un objetivo sencillo, puesto que se trata de un vial que se dibujó en la planificación urbanística de la ciudad hace más de cuatro décadas, concretamente en el año 1982, sin que hasta ahora –pese a infinidad de plazos anunciados e incumplidos– se hubieran dado pasos decididos para su ejecución.
El principal escollo era la expropiación de los inmuebles que se encontraban entre las calles Alfonso el Justiciero y Fernando I y que desde este lunes ya son historia, lo que permite comparar la imagen del antes y el después de unas demoliciones que darán paso a la reanudación de las obras del vial, que se habían paralizado el pasado mes de julio debido a la demora experimentada en los últimos trámites de la segunda fase del complejo procedimiento expropiatorio de los edificios.
Los trabajos habían comenzado hace algo más de un año en la zona más próxima a la calle La Palomera, que ya estaba a disposición del Ayuntamiento de León desde que en noviembre de 2021 se hubiesen demolido los edificios de la primera fase del expropiatorio. Las obras, que se habían adjudicado en mayo del pasado año por un importe de 1,5 millones de euros y que contaban a priori con financiación europea de la Edusi ‘León Norte’, comenzaron a buen ritmo, pero llegó un momento en que no se podía avanzar más hasta que se acometiesen las últimas demoliciones, lo que obligó a habilitar una solución provisional que canalizase el tráfico a través de Alfonso el Justiciero y Fernando I para comunicar la parte ejecutada hasta el momento con la plaza del Espolón.
Fue el pasado 23 de octubre cuando al fin comenzaron los derribos de los últimos edificios y poco después regresaron también las máquinas de la empresa que se encarga del nuevo vial, que se afanan por ahora en rematar la urbanización del entronque con La Palomera. La idea es que las obras estén listas en un plazo de entre cuatro y cinco meses.
Así será el nuevo vial
La novedad que presenta el proyecto que se está acometiendo en la ronda interior con respecto al diseño que se había planteado en los años ochenta es que contará con dos carriles de 3,5 metros de anchura –uno por sentido– frente a los cuatro previstos inicialmente.
El objetivo del cambio es no provocar embotellamientos de tráfico en la plaza del Espolón y La Palomera, además de habilitar plazas de aparcamiento en una zona con muchas viviendas antiguas y sin garaje. La actuación se completa con la instalación de nuevas luminarias, señalización y mobiliario urbano.
El nuevo vial tendrá una longitud de 272 metros y obligará a que un tramo de la calle La Palomera cambie de sentido de circulación. Los vehículos que procedan de la plaza del Espolón seguirán por la calle La Palomera y podrán dirigirse hacia la avenida de la Universidad a través de San Juan de la Cruz y Príncipe de Asturias o continuar hasta salir a la plaza de San Lorenzo. Mientras, los coches que se dirijan hacia la plaza del Espolón subirán por la avenida Príncipe de Asturias y Monja Etheria hasta llegar a la calle La Palomera antes de entrar en el nuevo vial o seguir hacia Medul.