Carlos Tobalina Aspirez, reconocido lanzador de peso y alumno de la Universidad de León, interrumpe su entrenamiento y queda a las puertas del Centro de Alto Rendimiento (CAR) con Azucena Castañeda Bafino, a quien ha tutorizado durante toda la pandemia en lo que al ejercicio físico se refiere.
Son solo dos de los participantes que se han sumado a una actividad colaborativa impulsada por la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y el Programa de Acercamiento Intergeneracional, adscrito al Vicerrectorado de Responsabilidad Social, Cultura y Deportes de la ULE. El objetivo, que los estudiantes refuercen su aprendizaje y que las personas mayores se mantengan en forma pese a las limitaciones de movilidad durante estos meses.
El origen de esta iniciativa está en la asignatura optativa sobre actividad física en personas mayores, impartida por la profesora Mayte Gómez, quien explica que habitualmente esta parte práctica de «aprendizaje en servicio a la sociedad» se desarrollaba mediante sesiones conjuntas en las que participaban los alumnos y las personas mayores que se sumaban a la iniciativa. Pero este año todo ha cambiado debido a la crisis sanitaria del coronavirus. «Hemos tenido que adaptarnos, puesto que no se pueden hacer actividades en grupo. Nos hemos renovado e hicimos al principio del curso una serie de rutas al aire libre con no más de seis participantes para que los alumnos y los mayores se pudieran conocer. Y en las paradas que se hacían, aprovechaban para practicas algunos ejercicios», comenta la profesora de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
A partir de entonces, cada uno de los 32 alumnos de la asignatura han marcado las pautas del ejercicio diario que hace uno de los mayores que participan en la actividad, aunque lo han ido haciendo a través del teléfono móvil. «Vimos que después del confinamiento los mayores se quedaban atrás, no tenían ganas, pasaban mucho tiempo en el sofá y no hacían nada salvo dar pequeños paseos, pero eso no es suficiente. Por eso decidimos adaptar la actividad a las circunstancias actuales. Los mayores tienen que trabajar mucho la coordinación, porque con el tiempo suelen ir perdiendo velocidad de reacción, y también la fuerza y la movilidad de las articulaciones», detalla Gómez.
Ahora, con el fin del primer semestre, se acaba también la asignatura, pero ni los estudiantes ni los mayores quieren perder el vínculo personal que ha generado el trabajo conjunto a la hora de aprender y mantenerse en forma respectivamente.
Es por eso que la actividad se va a seguir llevando a cabo a través de un voluntariado con el que se van a retomar además con la llegada del buen tiempo las rutas por zonas como la Granja o la Candamia en grupos reducidos. Igual que ocurrió en octubre, los paseos van a desarrollarse garantizando en todo momento el uso de mascarilla y manteniendo el distanciamiento y las medidas de seguridad establecidas por la autoridades competentes.
De forma paralela, Gómez explica que se han elaborado diez vídeos que se van a subir a la red para enviar los enlaces a los centros de día y residencias de mayores con el objetivo de que sus usuarios puedan también seguir las pautas de los alumnos a la hora de hacer ejercicio cada día. «Lo ideal sería que nuestros alumnos pudieran ir allí también a enseñarles en persona, pero ahora no es posible. Queremos en todo caso lanzar un mensaje a las personas mayores para que se animen a hacer ejercicio, que se animen a salir con precaución y que se sumen a nuestra actividad, porque además se van a sentir atendidos», concluye la profesora de la ULE.
Por su parte, la coordinadora del Programa de Acercamiento Intergeneracional, Beatriz Abella, destaca la importancia que tiene establecer vínculos entre jóvenes y mayores, en este caso con el ejercicio físico como pretexto. «Los estudiantes no quieren dejar a sus mayores colgados y por eso vamos a hacerles convenios de prácticas. Quieren seguir ayudándoles a estar en forma, pero también mantener esa relación emocional que han entablado, porque son alumnos con una sensibilidad especial», asevera la coordinadora del Programa de Acercamiento Intergeneracional.
En definitiva, una herramienta para conseguir « que nuestros mayores no pierdan el hábito de hacer ejercicio, mantengan una vida sana y equilibrada y en la medida de lo posible conserven la condición física», destaca Mayte Gómez al tiempo que califica la actuación como «nuestro granito de arena para esas personas que más sufren la situación que estamos viviendo ahora mismo». Una valoración que corrobora Beatriz Abella, ya que «en estos momentos las personas mayores son las más perjudicadas y por eso queremos aminorar el perjuicio que supone para ellos esta situación a nivel físico».
El estar en forma no entiende de edades
La ULE lleva a cabo un plan en el que alumnos de Ciencias del Deporte tutorizan a personas mayores sobre ejercicio físico durante la pandemia a través del móvil y en rutas reducidas
25/01/2021
Actualizado a
25/01/2021
Lo más leído