La aprobación este 2 de marzo de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBIQ+, conocida como ‘ley trans’ mantiene el debate entre diferentes posturas dentro del feminismo. Aunque no es el único tema que suscita discrepancias. La conversación también existe en León y se hace más palpable este 8 de marzo con la convocatoria de dos manifestaciones por parte de dos colectivos distintos, el Movimiento Feminista de León y la Comisión 8 de Marzo.
El debate en la capital comenzó hace dos años dentro de la propia Comisión, en la que estaban todos los grupos desde la huelga histórica del año 2018, un momento que unió a todo el movimiento feminista leonés. Sin embargo, en 2021 se pusieron de manifiesto las diferentes posturas ante la ley y asociaciones, como el Movimiento Feminista, decidieron separarse. La Comisión no quiso hacer pública la escisión el año pasado y esta vez sí que han decidido salir públicamente «porque nos encontramos con otra convocatoria de manifestación», señalan desde este grupo.
La ‘ley trans’ considerada una de las ‘leyes estrella’ del Ministerio de Igualdad, despatologiza el cambio de sexo en el registro e introduce varios avances para la comunidad LGTBIQ+. Elimina la hormonación obligatoria y las evaluaciones psicológicas y médicas como requisitos para aquellas personas que soliciten un cambio de sexo en el Registro Civil, que ahora podrá autorizarse con la voluntad libremente expresada del solicitante si tiene más de 16 años. Asimismo, la nueva norma incluye un régimen de infracciones por discriminación, prohíbe la modificación genital de menores de 12 años intersexuales y la garantía de acceso a técnicas de reproducción asistida para lesbianas, bisexuales y personas trans.
El debate no está presente solo en la capital leonesa, también es visible en otros lugares de España donde se han programado asimismo varias concentraciones en torno al 8 de marzo.
Posturas distintas
El Movimiento Feminista de León ha decidido convocar una manifestación para «visibilizar lo que nos separa». «No queremos dar apoyo en una manifestación supuestamente unitaria donde se ocultan las repercusiones tan lesivas para las mujeres que tiene la ‘ley trans’», detalla Encina Gutiérrez.
Para este colectivo, la separación efectiva de este año, que ya venía arrastrándose desde hace un tiempo, se mantendrá mientras «siga la situación actual». «O nos unimos en favor de la emancipación de las mujeres y la lucha por la igualdad, o nada». Por su parte, la tendencia de la Comisión 8 de Marzo en León está inclinada hacia la postura del consenso: «Habrá un momento en el que la gente se dará cuenta de que la ‘ley trans’ no será nunca un problema para el feminismo, si no que supondrá el reconocimiento de que las mujeres somos diversas», explica Yolanda Rodríguez desde la Comisión. Asimismo, apuesta por continuar trabajando «desde la unidad de acción», porque no conoce otra manera y espera que «por el bien del feminismo, de las mujeres y de los derechos de las mujeres, se retome esa unidad que ahora se ha roto».
La eliminación del género, una "línea roja" dentro de la división
El debate sobre la ‘ley trans’ trasciende hasta un tema que el Movimiento Feminista de León considera «clave»: la abolición del género. «Partimos de que el sexo es una realidad material y el género es una construcción cultural y social», cuenta Encina Gutiérrez, integrante de este colectivo, «así lo recoge el Convenio de Estambul sobre la prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres». Cita textualmente: «por géneros se entenderán los papeles, comportamientos, actividades y atribuciones socialmente construidos que una sociedad concreta considera propios de mujeres y hombres». La abolición de los géneros es la postura del Movimiento Feminista de León sin embargo la ‘ley trans’ lo reconoce como identidad. «El objetivo del feminismo es abolir los géneros en tanto que son resultado de los roles y estereotipos socialmente impuesto por el patriarcado», quiere apostillar Encina.
Basándose en esta definición, el Movimiento apuesta por que «las personas se desarrollen libres sin ninguna etiqueta ni ningún corsé», detalla la portavoz, «que nadie diga a niños y niñas con qué tienen que jugar ni con qué vestirse».
Considera, también, que si esto se hiciera realidad se avanzaría en la lucha contra la violencia «porque probablemente contribuiría a que las relaciones fueran más igualitarias, dado que hombres y mujeres no tendríamos que responder a estereotipos sobre cómo ser y cómo comportarnos». Incide Encina en que la abolición ayudaría a «erradicar las prácticas sexistas».
Por su parte, la integrante de la Comisión 8 de Marzo en León, Yolanda Rodríguez, explica que la abolición del género «no ha sido nuestro debate» ya que para este grupo lo que iba por delante era «conseguir una sola manifestación con un único manifiesto». «Sabemos que está impuesto en la discusión y estamos dispuestas a seguir la conversación, pero no es lo que nos ocupa y nos preocupa en este momento», añade.
Rodríguez está de acuerdo con que se trata de una «construcción social» y que las mujeres «muchas veces reproducimos esos roles. Pensamos que lo hacemos desde la libertad individual, pero la cultura juega un papel importante». Sin embargo, considera que el género es una «herramienta de análisis» que «no puede desaparecer en esta sociedad» porque «nos permite establecer el papel que jugamos dentro de ella».
Tanto la abolición del género como la ‘ley trans’ fueron una «línea roja» que el Movimiento Feminista no quiso ‘traspasar’ cuando decidieron convocar actos separados. «Nosotras no estábamos a favor de dar a conocer esa división porque intentábamos retomar los consensos este año», finaliza Yolanda Rodríguez desde la Comisión 8 de marzo en León.
La nueva norma: ¿retroceso para el feminismo o avances en derechos para todas las mujeres?
«Partimos del derecho que tienen las personas a decidir lo que son, no a ser lo que los demás o la biología piensa que son». Así explica Yolanda Rodríguez, integrante de la Comisión 8 de Marzo en León, la postura que mantienen ante la recién aprobada ‘ley trans’. Detalla además que lo que esta norma plantea son «derechos para todas las mujeres y, evidentemente, las mujeres trans también son mujeres. Porque lo son, no porque lo sientan», apostilla.
La autodeterminación de género provoca importantes discrepancias dentro del movimiento feminista aunque, y como señala Rodríguez, «además de once países europeos, catorce comunidades autónomas ya reconocían la libre determinación de género». Entre ellas no se encuentra Castilla y León, que es una de las dos -junto a Cantabria- que no tienen ningún tipo de norma ‘trans’ en su agenda política.
Para Rodríguez esta ley es importante porque consigue «despatologizar» a las personas trans, ya que elimina la disforia de género como enfermedad, algo que la Organización Mundial de la Salud «retiró hace ya tiempo». «Además consigue agilizar trámites y sumar derechos», explica Yolanda Rodríguez. Ahora el cambio registral de sexo necesita de algunos informes y puede hacerse efectivo en un plazo máximo de cuatro meses.
La integrante de esta Comisión lamenta, también, que el debate sobre la ‘ley trans’ haya ido acompañado de «odio, transfobia y muchos bulos». «No es verdad que se vaya a eliminar la palabra madre, si no que se añaden otros términos, como el de persona gestante», explica, porque se considera que «hay muchas realidades y las familias son diversas». Asimismo, y en cuanto a la polémica surgida alrededor de la violencia de género, la integrante de la Comisión quiere dejar claro que «si alguien ya había ejercido la violencia de género se le juzgará con el sexo que tenía en el momento en que sucedió el hecho», detalla, y añade que «si es después se considerará violencia intrafamiliar, como ya viene tipificado en el Código Penal». Asimismo, Yolanda Rodríguez no quiere olvidar que esta norma «garantiza la igualdad de trato para otros colectivos, como las mujeres lesbianas o bisexuales que podrán inscribir a sus hijos e hijas sin tener que estar casadas».
Por otra parte, la postura del Movimiento Feminista de León es clara: «El feminismo se opone a la ‘ley trans’ porque lo que hace es reforzar los roles de género», comienza Encina Gutiérrez, portavoz del Movimiento Feminista de León. La aprobación de esta norma es para este colectivo «un retroceso de décadas para el feminismo que demanda la abolición de los géneros», por ser «una construcción social y cultural que establecen una serie de normas y roles impuestos a las personas en función de su sexo, y por lo tanto el género es un instrumento que refuerza y perpetua la situación de subordinación en la que nos encontramos las mujeres». Es en definitiva «una estructura de dominación sobre las mujeres», sentencia Gutiérrez.
Este colectivo leonés considera que la ley aprobada el pasado 2 de marzo «obedece a intereses patriarcales y económicos» y supone «agravios comparativos», ya que «con la autodeterminación es suficiente para un cambio registral de sexo mientras otros colectivos para acreditar su situación, como la discapacidad, la pobreza o la salud mental, por ejemplo, deben documentarlo».
«Nos parece que eliminar la categoría sexo por la categoría género va a impactar negativamente en a la fiabilidad de las estadísticas en cuanto a violencia, salud o empleo», lamenta la portavoz. Así como «en las cuotas paritarias de representación, en los espacios seguros que se han construido para las mujeres o en el deporte femenino».
La abolición de la prostitución y la explotación reproductiva, posturas que sí generan consenso
La prostitución está también está en el foco del debate en la actualidad, pero en el caso del Movimiento Feminista de León y de la Comisión 8 de Marzo, las posturas sí generan consenso. De hecho, la posición abolicionista fue uno de los principales puntos de unión de las asociaciones feministas, partidos políticos y sindicatos que se unieron para crear dicha Comisión tras la huelga feminista del pasado 2018: «Aquí no hay ningún movimiento que esté a favor del ejercicio de la prostitución», sentencia Yolanda Rodríguez, integrante de la ‘8 de marzo’.
En Europa, países como Holanda, Alemania o Suiza regularon la prostitución como un trabajo hace ya décadas. Frente a ellos, lugares como Francia Suecia o Irlanda que tienen leyes abolicionistas contra la compra de servicios sexuales. También está el ejemplo de Lituania, que castiga tanto a la mujer como al cliente. En España, el debate entre los partidos políticos sigue en pie.
«El feminismo siempre ha sido abolicionista», sentencian desde el Movimiento Feminista de León. Para este colectivo no hay duda, ya que consideran la prostitución «una de las violencias más extremas que se ejerce sobre las mujeres». Un eje crucial de su discurso feminista se basa en los avances del movimiento «para la emancipación de las mujeres» y esto pasa porque «las mujeres no sean carne, ni mercancía, ni materia prima de un mercado neoliberal».
Coinciden con la postura de varios partidos políticos, como el PSOE que se definió abolicionista en su último congreso, pero lamentan que «el Gobierno que se define como el más feminista de la historia no ha hecho nada por la abolición» y acusa al estado de «dejadez».
La misma opinión tienen en la Comisión 8 de marzo: «No somos ni regulacionistas ni prohibicionistas", sentencia Rodríguez. Y detalla que en algunos países «las leyes prohibicionistas penalizan a las mujeres que ejercen la prostitución». Para ella, este contexto «siempre es forzoso y no hay libre elección, las personas que ejercen la prostitución son fruto de la trata o de la pobreza económica». «La prostitución tiene género y tiene clase», sentencia.
"Es explotación reproductiva"
«Denunciamos la explotación reproductiva desde hace muchos años», cuenta Encina Gutiérrez y también acusa al Gobierno de no haberse involucrado lo suficiente con esta situación. «Lo único que han hecho es prohibir la publicidad de las clínicas», explica la portavoz, que asegura que el Movimiento Feminista de León pide «que no se permita registrar la filiación de esta forma de acceder a un bebé fuera de España». Critican que la gestación subrogada es «un negocio en el que las mujeres empobrecidas son utilizadas para gestar para personas que pueden pagarlo». «Nos lo venden como algo altruista y no lo es, forma parte de esta materia prima en la que han convertido a las mujeres», sentencia. El pensamiento del colectivo es claro: «El deseo de tener un hijo jamás justificará el uso de las mujeres como mercancías o como fábricas».
Así opina también Yolanda Rodríguez desde la Comisión 8 de Marzo quien asegura que este grupo formado por diferentes entidades «siempre se ha manifestado en contra de la mercantilización del cuerpo de las mujeres».