Nadie se explica por qué Gersul sigue sin secretario (está de baja), ni por qué no ha sido sustituido por otra persona que realice sus funciones, ni cómo es posible que la ausencia del secretario signifique que el consorcio no celebre juntas de gobierno, ni asambleas, ni disponga de presupuesto desde 2016 (en 2017 tiró de las cuentas del ejercicio anterior).
Motivos como estos argumentaron la dimisión de uno de los vicepresidentes de Gersul en junio. Juan Carlos Fernández, «harto de que se ignoraran todas las advertencias que hice», optó finalmente por salir del consorcio.
Gersul lleva años siendo una patata caliente para sus gestores. A día de hoy, es uno de los grandes ‘marrones’ que pesan sobre el Palacio de los Guzmanes: la Diputación asume buena parte de la responsabilidad sobre el consorcio, aunque también forman parte de él los ayuntamientos más importantes de la provincia.
Esta semana se han celebrado largas reuniones en la dirección de Gersul para intentar buscar los recovecos que conduzcan al desbloqueo de una situación que no da más de sí Con todo, ninguno de los miembros que han pasado por la asamblea de Gersul en estos años ha sido capaz de poner orden en la gestión de un servicio a todas luces oscuro, con sombras en lo laboral (los trabajadores han protagonizado varias huelgas), lo medioambiental (ayuntamientos de la zona del Centro de Tratamiento de Residuos de San Román de la Vega han denunciado las malas prácticas del trabajo que allí se realiza), o lo económico (nadie se atreve a cuantificar una deuda que es sin ninguna duda millonaria), sin olvidar tampoco todas las incógnitas que existen sobre el polémico servicio de recaudación de las tasas.
Alertado por la grave situación que atraviesan, el comité de empresa de la UTE ha solicitado una reunión urgente al presidente de Gersul, un puesto que ostenta el diputado berciano Ángel Calvo desde su llegada a la institución provincial, en junio de 2015. La lealtad absoluta del también vicepresidente de la Diputación a su presidente, Juan Martínez Majo, hizo que a Calvo le fuera imposible negarse a aceptar tan delicado encargo.
Ahora, los empleados de la UTE urgen reunirse con los dos. «Calvo tiene que ponerse las pilas y dejar de dar largas, que coja el timón o dimita y deje paso a otro», dice Abella. Respecto a la reunión con Majo, los trabajadores quieren saber por qué Gersul es el único consorcio que no está adscrito a la Diputación: «Si se adscribe, la institución provincial tomaría las riendas y no habría el caos y la catástrofe a la que nos están abocando», considera el representante de los trabajadores de la UTE.
Buscando soluciones
Este periódico ha podido saber que esta semana se han celebrado largas reuniones en la dirección de Gersul para intentar buscar los recovecos que conduzcan al desbloqueo de una situación administrativa que no da más de sí.
Mientras tanto, puestos en contacto con el presidente de Gersul, Ángel Calvo atendió la llamada pero declinó hacer declaraciones sobre el consorcio.