Astorga, el pueblo leonés donde Gaudí dejó huella.
Allí, donde los peregrinos atraviesan la Ruta Santiago, se levanta el medieval pueblo de Astorga, con su famosa Catedral y su no menos famoso, Edificio Episcopal, obra del brillante Gaudí. Algunos historiadores, aseguran que el célebre artista posó sus ojos en Astorga, debido a la amistad que mantenía con el obispo de la comarca, motivo por el que accedió a dirigir la construcción del monumental edificio. En sus jardines, quedan como testigos silenciosos, las estatuas de los ángeles, que mantienen los secretos ocultos de uno de los pocos edificios que Gaudí construyó fuera de Barcelona, y que ´quedaron silenciados cuando el artista quemó los planos.
Molinaseca y sus famosas casas de piedra
Este encantador pueblo, está ubicado en plena Ruta del Vino, y vale la pena detenerse en él y recorrer su casco histórico, donde prevalecen las casonas de piedra de los señores feudales. Es precisamente, en la Calle real, la principal arteria del pueblo, donde podremos observar lo que caracterizaba a las edificaciones de la época, como las escaleras exteriores que llevaban al interior de las viviendas.
En el año 1975, su conjunto urbano fue declarado patrimonio histórico, lo que habla del valor de sus edificios de aquel tiempo en el que la villa pertenecía a los dominios del señor feudal Ramiro Froilaz.Otros puntos de interés cultural para visitar en la villa son la Casona de Don Pelegrín, el Palacio de Cangas de Pambley y la iglesia de San Nicolás de Bari.
Villafranco del Bierzo, donde hasta los árboles cuentan historias
Allí, en plena comarca del Bierzo, se encuentra esta interesante localidad, que encuentra su máxima expresión en el Convento de la Anunciada, donde en sus inmensos jardines se encuentra el ciprés de más de cuatrocientos años, declarado árbol monumental. Pero el monumental Castillo de los Marqueses, del siglo XVI, que aún conserva sus impresionantes salones y su sala de armas, recordando el poderío de los señores feudales en aquellas épocas.
El encanto de Villafranca del Bierzo no termina aquí. Es necesario perderse en sus callejuelas medievales, para descubrir muestras de la arquitectura local, como los corredores de madera y los tejados de pizarra. Recorrer la Calle del Agua, nos llevará indudablemente a la época donde los tejedores más diestros desarrollaban su actividad y las casas señoriales y los palacios competían por llamar la atención.
Los señores feudales no contaban con las comodidades que tenemos en estos tiempos, para encontrar aquellos muebles y objetos que pudieran demostrar su señorío y poder. Sin embargo, si nos perdemos en estos pintorescos pueblos de León, no podremos dejar de admirar la belleza de sus construcciones medievales, característicamente bercianas, donde el paisaje es el marco ideal para tan formidables edificaciones.
Por eso, el medioevo sigue vivo en León, recibiendo los peregrinos de Santiago, como lo hiciera en aquel entonces, majestuoso y sublime.