Cuando las máquinas quitanieve se preparan para acudir a los puntos más conflictivos de la Montaña Leonesa, o cuando hay miedo a que haya una gran inundación en algún municipio, y también cuando como estos días Protección Civil advierte de que hay posibilidades de que haya aludes en Picos de Europa, detrás está un gran ordenador que prevé estos fenómenos meteorológicos para poder actuar en consecuencia. Y es que una de las vías que tiene esta agencia de Castilla y León para planificar cómo actuar en cada suceso atmosférico desfavorable tiene su epicentro de trabajo el Centro de Supercomputación de León y el Grupo de Física de la Atmósfera de la Universidad. Cada doce horas se envían a la agencia autonómica una ingente cantidad de información que recopila y analiza el superordenador ‘Caléndula’ para que se pueda actuar en consecuencia.
«Cuatro veces al día enviamos 48 ficheros de datos, unos 48 CD en los que se mandan las simulaciones de tiempo que va a ser probable que se registre en la comunidad», explica Jesús Lorenzana, director de Proyectos del Centro de Supercomputación y responsable de supervisar esta colaboración entre entidades.
Insiste en explicar que son «probabilidades», puesto que todas las variables que se recogen permiten hacer «una simulación, tal y como sucede con la Aemet, aunque los resultados que dan ambos organismos pueden ser diferentes ya que se utilizan formas de cálculo distintas, de ahí que siempre se hable de un tanto por ciento de opciones de que nieve o haga cierta temperatura».
«El objetivo es intentar modelizar sistemas muy complejos con los datos que obtenemos de la atmósfera», explica este informático de profesión pero que ahora ejerce como si de un meteorólogo se tratara.Eso sí, resalta que «no se puede modelizar la atmósfera, puesto que interaccionan mil cosas, así que lo máximo que se puede es aproximarse a lo más posible, porque es muy difícil acertar».
Pese a esta paradoja, el éxito de esta colaboración entre ULE, Centro de Supercomputación y Protección Civil es total. En ‘Caléndula’ se recogen las decenas de variables que se extraen de sistemas meteorológicos como los de la Nasa. «Se utilizan los de un amplio espacio, desde el Atlántico hasta Rusia», apunta Lorenzana. Y es que es importante tener controlado un gran espectro, dividido «en tres zonas». «Por un lado, se recogen datos de cada punto que está a 27 kilómetros», en la zona ajena a la Península. En segundo lugar, «puntos que están a 9 kilómetros», los comprendidos en toda el área geográfica de España y Portugal.
«Por último, cada tres kilómetros en la zona de Castilla y León y el Ebro», agrega Lorenzana. Yes que la Confederación Hidrográfica de este río también recibe los datos al igual que Protección Civil de Castilla y León, pero en su zona, para así poder prever también cómo actuar ante crecidas, nevadas o borrascas.
El Centro de Supercomputación elabora estos datos que se recogen cada seis horas, y para ello emplea unas dos horas y media, por lo que «cada día se hacen unos cuatro cálculos de entre 24 y 72 horas», explica Lorenzana. Eso sí, se envían solo cada doce horas, puesto que «dos de esos cálculos son de menos resolución», por lo que ayudan a unir cada una de las simulaciones que son analizadas después por el Grupo de Física de la Atmósfera de la ULE, un organismo multidisciplinar creado en 1985.
Las variables son «muchísimas, aunque las más utilizadas para las simulaciones para el gran público son las que están al lado del suelo», explica el responsable del Centro de Supercomputación, destacando algunas como «las velocidades del viento horizontal y vertical, las temperaturas a diez y a dos kilómetros, la humedad, la refracción solar, la cobertura nivosa o la lluvia acumulada». Por eso insiste en que es complicado dar una predicción del tiempo y se prefiere hablar mejor de «simulación», ya que «no es lo mismo decir lo que va a suceder en la estación de esquí que en el aeropuerto».
E incluso va más allá al señalar que «hay una dificultad añadida, como es la orografía del terreno también las ciudades, ya que el tipo de suelo, los edificios o la densidad de la población influyen».
Al fin y al cabo, el trabajo que se hace en el Centro de Supercomputación se basa en «saber cómo está la atmósfera en un determinado momento y aplicarle fórmulas matemáticas a esos datos para saber cómo va a estar». «Lo dibujas con unos programas específicosy se puede estimar que va a nevar mañana a las dos de la mañana», resalta Lorenzana, que especifica que en la web de este grupo de la ULE se van colgando también los datos que se obtienen (http://gfa.unileon.es).
«No es lo mismo predecir el tiempo en agosto que en invierno», añade el experto del Centro, puesto que «tampoco lo es hacerlo en Valladolid que en Picos de Europa». Ytodo por los condicionantes atmosféricos que, en estos días, son mucho más difíciles de controlar.
El meteorólogo leonés de Protección Civil
El Centro de Supercomputación envía cada doce horas más de 48 CD de datos a la agencia de Castilla y León
08/02/2015
Actualizado a
18/09/2019
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