En Mansilla Mayor y su comarca permanece muy fresco el recuerdo de un apellido, los Llorente, gentes que handejado huella en muchos ámbitos:la lucha leonesa (con los recordados Liborio, Segundo...), el balonmano (el ademarista Pablo Llorente), la ganadería (toda la familia, aún hoy) o, sobre todo, las misiones. Dos de los hermanos lo fueron, Segundo, en Alaska, y Amando, en Cuba.
El nombre de Amando Llorente saltó estos días a las páginas de los periódicos casi como una anécdota. Fue en la visita del Papa Francisco a Cuba, en su encuentro privado con Fidel Castro. Entre las pocas cosas que han trascendido está el regalo que Francisco le hizo:«La biografía de un misionero español, antiguo profesor de Castro, Amando Llorente».
Yel misionero español era leonés, de Mansilla Mayor, misionero en Cuba y, cierto, profesor de Castro. Pero no un profesor cualquiera, Fidel jamás olvidó a su antiguo profesor y su antiguo profesor jamás olvidó a su ex-alumno, pese a las muchas cosas que les fueron separando con el paso del tiempo.
Dicen las crónicas que Castro se emocionó a ver el regalo del Papa e hizo gala de su prodigiosa memoria al recordarle a Francisco la dedicatoria que un día le hizo el jesuita leonés:«Fidel Castro, madera de héroe, la historia de su patria tendrá que hablar de él». Era 1945, entonces Castro sólo tenía 19 años. Pocos meses después, al acabar el Bachillerato, el leonés realizó otra predicción:«Se distinguió en todas las asignaturas relacionadas con las letras. Excelencia y congregante, fue un verdadero atleta, defendiendo siempre con valor y orgullo la bandera del colegio. Cursará la carrera de Derecho y no dudamos de que llenará con páginas brillantes el libro de su vida». Siempre reconoció el fraile leonés que fue uno de los alumnos más brillantes que tuvo en el Colegio Belén de La Habana, donde también le dio clase otro leonés, el meteorólogo Gutiérrez Lanza.
De aquella relación profesor-alumno surgió una confianza que jamás se rompió, pese a que sus caminos cada día se separaban más. El leonés jamás dudó en tratar de ‘reconvenir hacia el bien’ al dirigentecubano y cuando éste, y su gente, estaba en Sierra Madre el jesuita de Mansilla Mayor se la jugó y se disfrazó de ganadero para poder hablar con él, era el año 1958. «La conversación fue larga pero se podría resumir en que yo le recordé nuestros tiempos pasados, él se escudó en que había perdido la fe, y yo le respondí: ‘Fidel, una cosa es perder la fe y otra la dignidad’».
La relación entre Llorente y Castro se mantuvo en el tiempo. Después de la toma del poder por Castro y sus gentes en Cuba el fraile leonés, y otros muchos compañeros, fueron apresados e ingresaron en prisión. Llorente le hizo llegar a Castro que se encontraba en prisión y en pocos minutos recuperó su libertad. Pese a ello en 1961 el jesuita leonés tuvo que abandonar la Isla ante el acoso que estaban sufriendo. Se iban a cumplir veinte años de estancia en Cuba, donde llegó en 1942, «muy triste pues en el recuerdo llevaba las durísimas situaciones que nos había tocado vivir en la Guerra Civil española. Mi destino en Cuba era como ‘maestrillo’ en el colegio de Belén, donde fui muy feliz», explicaba en una de sus frecuentes visitas a León durante los veranos, en los que era un habitual de los corros de lucha leonesa, en cuyas tertulias jamás rehuía hablar de aquellos años en los que se agarraba al cinto con sus hermanos Liborio y Segundo y tampoco de Fidel Castro, una figura que era consciente de que tiene un magnetismo especial.
Yjamás renegó de él. «Si Fidel me llama para que vaya a visitarlo lo haría sin dudar, lo primero que haríamos sería darnos un abrazo tremendo, reírnos recordando las aventuras que tuvimos juntos en el colegio Belén y fuera de él, que fueron innumerables y muy bonitas, y después ya le dejaría clara mi verdad y escucharía la suya».
El jesuita leonés fue encarcelado y en cuanto Castro lo supo ordenó que lo soltaran Es de sobra conocido que a Amando Llorente no le daba pereza viajar pues una de las anécdotas más significativas de su biografía es que cuando vio la posibilidad de ir a visitar a su hermano Segundo a Alaska lo hizo sin dudar, pese a que estuvo sólo unas horas con él. «Darle un abrazo a un hermano, tal vez el último, siempre merece la pena».
La última ‘etapa’ de la cordial relación entre Llorente y Castro se produjo en 2007, cuando se decía que el ex dirigente cubano estaba gravemente enfermo. El leonés acudió a hacerle una visita y había prensa de todo el mundo en los alrededores de su casa, que le pusieron los micrófonos a su salida. Amando explicó que «mi mayor anhelo espiritual es ‘absolver’ a este exalumno, siempre y cuando pida disculpas públicas «porque sus pecados no son sólo personales». Como en Sierra Maestra tampoco en esta ocasión hubo acuerdo entre ellos, que ya no se volverían a ver más pues el padre Llorente falleció en 2010.
Ahora la prensa de medio mundo se hace la pregunta de qué mensaje encerraría el regalo que le hizo el Papa a Castro, un libro y dos discos con las reflexiones y sermones de Llorente. Según Austen Ivereigh, biógrafo del Papa Francisco, podría tratarse «de un mensaje para ayudar a ‘El Jefe’ a reconciliarse con su pasado» en el que el leonés tiene un hueco importante.
El Papa Francisco emociona a Fidel Castro al regalarle la biografía de Amando Llorente
El misionero leonés fue profesor de Fidel y éste le sacó de la cárcel / En 2007 fue a visitar al dirigente para que se confesara, sin éxito
01/10/2015
Actualizado a
16/09/2019
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