El poco disputado voto del Señor Cayo

En unas elecciones diferentes los pueblos más pequeños apenas notaron una campaña electoral que sin embargo protagonizaron

Fulgencio Fernández
13/02/2022
 Actualizado a 13/02/2022
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Mucho han cambiado las cosas, para peor, con la relación entre el mundo rural y los procesos electorales; especialmente en esas decenas y decenas de pueblos en los que apenas una o dos decenas de habitantes se mantienen aferrados a su tierra, sus raíces y sus gentes. Hace más de 30 años que el gran Delibes reflejaba esta relación en ‘El disputado voto del Señor Cayo’ con la llegada a uno de estos pueblos de una caravana electoral que casi tenía más integrantes que vecinos el lugar. Hoy, en esta campaña que desemboca en las elecciones de hoy, ya nadie visita a estos pueblos mucho más vacíos que cuando el novelista vallisoletano los llevó a sus páginas. Ni un solo cartel en las paredes, ni un solo mitin en estos 15 días de locos, ni una visita de ningún candidato. La única caravana fue la de Correos, que hizo llegar las papeletas y programas de todos los partidos en un ‘pack’ conjunto, como cuenta Rodrigo, que a sus 18 años iba a cumplir con su deber ciudadano por primera vez. “Lo único que supe de esta campaña fueron los sobres que vinieron por correo. Leí los programas pero, la verdad, no saqué nada en claro”.

Ya hay tradición de votar, ya son más de cuarenta años ejerciendo el derecho, y la frase resumen más repetida es “la normalidad de este domingo de elecciones”. Aunque de anécdotas sabe mucho Víctor, de Canseco y vocal en la mesa de Cármenes, que lleva “veinte años estando como vocal en todas las elecciones que se han celebrado. Hubo anécdotas, claro, la más repetida es la del que no quiere enseñarnos el carnet porque le conocemos más que de sobra. A veces se produce tensión”, pero el mayor conflicto fue “una vez que votó uno que se llamaba exactamente igual que otro censado, no le comprobamos el número de carnet y se preparó, hasta las dos y media de la mañana estuvimos deliberando”. También sabe de historias Armando que, aunque no en tantas como Víctor, ha estado en numerosas meses, “casi en todas”. Es lo que propicia el creciente descenso de los censos.

Para completar la singularidad de la mesa el presidente, Jairo, es un asturiano de Mieres , censado hace pocos meses en esta vertiente leonesay encantado “de estar en la mesa. Me voy a apuntar para estar siempre”.

Reserva fue Idoia, que llegó a la constitución de la mesa y regresó a sus faenas ganaderas habituales en Villanueva. Esta activa defensora de la ganadería extensiva, que llegó a reunirse con el ministro Garzón, le ve una cara positiva a la polémica. “Al menos la gente se ha enterado de lo que hay, de las explotaciones familiares, las macrogranjas… hay que seguir luchando por la calidad de nuestra carne”.

En fin, votaciones, leoneses camino de las urnas, desde Rodrigo, que debuta a sus 18 años sin excesivo entusiasmo, a Santos el de Valverdín, que con 101 años tampoco derrocha entusiasmo, aunque si se lo envuelven bien: “Si aprovechamos para tomar un blanco y hablar con gente… pues habrá que ir”.
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