Y de eso se enteraban los implicados por los medios de comunicación, pues no hubo ninguna comunicación oficial a las partes. Otro ingrediente rocambolesco para el último episodio del caso Carrasco. Este jueves todo era incredulidad por la rapidez y por las formas, mezclada con satisfacción para unos (las acusaciones) y desencanto para otros (las defensas).
Un escueto mensaje del Tribunal Superior de Justicia de Castilla yLeón (TSJCyL) informaba a los medios de comunicación de que el Supremo ya había deliberado y, en consecuencia, acordaba mantener las condenas impuestas a Montserrat González y a su hija Triana Martínez, y estimar el recurso del fiscal en lo que a Raquel Gago se refería: sumarle el delito de tenencia ilícita de armas al de cómplice de asesinato por el que ya había sido condenada por el TSJCyL. La sentencia, añadía, se conocerá en los próximos días, pero el fallo se comunicaba a la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de León "a los efectos oportunos", es decir, para que procediera a dictar el auto de ingreso en prisión para Raquel Gago como órgano encargado de ejecutar el fallo, auto del que al cierre de esta edición aún no había noticias.
Este jueves por la tarde reinaba la confusión entre abogados, procuradores y familiares de los implicados en la causa. Toda la información que tenían era la que leían en los digitales, escuchaban en la radio o veían en las televisiones. Un procedimiento, que según informaban a este periódico fuentes judiciales, es habitual en los casos en los que el Alto Tribunal hace público el adelanto de un fallo, que para garantizar la publicidad del mismo recurre al gabinete de comunicación.
Los hechos
El Supremo avala las tesis de la Fiscalía y las acusaciones, que el crimen se cometió de acuerdo a un plan ideado a tres bandas –entre Montserrat, Triana y Raquel– en el que había un reparto de roles. Las tres mujeres habían planeado matar a la expresidenta de la Diputación provincial y el PP leonés, Isabel Carrasco, aquella tarde del 12 de mayo de 2014. Las tres se reunieron en casa de Triana para tomar un té y salieron de allí dispuestas a ejecutar el crimen. Eran poco más de las cinco de la tarde cuando Carrasco salió de su casa, sola, para cruzar la pasarela sobre el Bernesga en dirección a la sede del partido, en el Paseo de Salamanca, donde la esperaban para viajar a Valladolid para asistir al mitin que Mariano Rajoy tenía previsto en el marco de las elecciones europeas.Montserrat la siguió hasta el centro de la pasarela y la disparó por la espalda hasta en cuatro ocasiones, aunque sólo tres balas salieron del revólver, tres balas que alcanzaron a Carrasco acabando con su vida tras varios minutos de agonía. La asesina se dio media vuelta y se reunió con su hija Triana entregándole un bolso con el arma del crimen que ésta se encargó de hacer llegar a la agente de Policía Local Raquel Gago.
Es la versión que ha dado por buena el Tribunal Supremo tras el recorrido meteórico que la causa ha realizado de instancia en instancia. A principios de este mismo año estaba pendiente aún de celebrarse el juicio con jurado popular en la Audiencia Provincial de León y, cuando todavía no ha acabado, ya hay sentencia firme para estas tres mujeres.
De 5 años a 14 en menos de un año
La deliberación del Supremo da carpetazo a un procedimiento que ha estado lleno de sorpresas y, en el caso de Gago, de incongruencias. El jurado popular consideró en su veredicto que Raquel participó en el plan del crimen, pero se mostró dispuesto a indultarla. El magistrado presidente del Tribunal del Jurado se saltó las normas y contradijo la voluntad del jurado condenándola como encubridora. Cinco años de cárcel fue la primera condena para Raquel: tres por el encubrimiento y dos por tenencia ilícita de armas. Llegó la causa al TSJCyL y éste recuperó el sentido del veredicto condenando a Raquel a doce años de prisión como cómplice de asesinato y absolviéndola de la tenencia ilícita de armas.Y mientras tanto, Raquel Gago, que había ingresado en prisión cuatro días después del crimen para salir a los nueve meses, seguía en libertad provisional por decisión de la Justicia a la espera de una sentencia firme, la del Supremo. Y ésta ya ha llegado –su fallo– y no sólo ratifica su papel de cómplice en el asesinato, sino que vuelve a condenarla por la tenencia ilícita de armas a otros dos años más, 14 en total.
Menos trasiego ha habido en el caso de madre e hija, que han visto cómo su primera condena se ratificaba instancia tras instancia; 22 años para Montserrat y 20 para Triana. Ambas llevan entre rejas desde el día después del crimen y, por muchos intentos que su abogado ha hecho por desvincular a la hija del asesinato otorgándole un papel de mera encubridora, la Justicia se ha mostrado convencida desde el primer momento de su participación como cooperadora necesaria.