El último adiós al Cantábrico

Cierra una de las cafeterías con más solera del centro de la ciudad después de 52 años de cafés y tertulias con grandes personajes de toda la sociedad leonesa

Luis Cañón
30/01/2015
 Actualizado a 19/09/2019
La mítica cafetería El Cantábrico echa el cierre. Atrás quedan 52 años de la historia de nuestra ciudad. La semana pasada, falleció su creador, José María Fernández Rubio y como no podía ser de otra manera, su Cantábrico viajará con él. Este establecimiento cierra, porque como bien me temía, el propietario y arrendador sigue esperando a que El Dorado llame a su puerta.

Hoy, cuando caiga la noche, se pondrá fin a algo más que un local donde tomar un café con sus tortitas de nata. Se acabará con un refugio de artistas e intelectuales, lugar común de entrevistas de trabajo, –allí se han hecho más que en el Ecyl–, reuniones de abogados y notarios, de confidencias de políticos a periodistas, de contrataciones de artistas, y cómo no, de tardes con amigos y familia.

Se acabará con un refugio de artistas e intelectuales, lugar común de entrevistas de trabajo, confidencias de políticos y tardes de amigos El éxito de José María y nuestro Cantábrico, creo que estuvo en que todos teníamos allí nuestro sitio. No era extraño ver en una mesa al Consejero Silván con el subdelegado Suárez Quiñones, hablando de asuntos de estado y en la mesa de enfrente a dos jubilados, haciendo lo propio, mientras disfrutaban con un buen chocolate con churros.

Dentro de unas horas cuando José María Fernández ‘hijo’ baje la trapa por última vez, habremos perdido uno de los últimos lugares con verdadera personalidad de nuestra ciudad. Me quedo con los buenos momentos, que no son pocos, y con el recuerdo de su dueño, mi amigo, de nuestras tertulias políticas y sus confidencias. Y doy gracias, porque se despidió antes de ver este incomprensible cierre.
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