En junio de 1974 unos cuarenta alumnos del Colegio Leonés acababan su época educativa en el centro al finalizar el entonces llamado Curso de Orientación Universitaria (COU). Hace cincuenta años.
A partir de aquel momento cada cual inició su itinerario personal, su propio proyecto de vida, que, desde el punto de vista laboral, ya ha acabado. Todos están jubilados. Pero las raíces del compañerismo y la amistad surgida en las aulas del centro educativo de la plaza de San Isidoro los ha mantenido en contacto. Existió siempre en el grupo buena comunicación y, como consecuencia, frecuentes encuentros, entre los que no falta la cita anual y navideña en torno a mesa y mantel, una buena fórmula para compartir recuerdos, vivencias y experiencias.
El encuentro de este sábado, día 28 de diciembre, fue especial, por tratarse de una fecha simbólica. Por eso los treinta y cinco alumnos asistentes acudieron a media mañana al Colegio, donde fueron recibidos por su actual director, Manuel Belinchón, que les entregó un pin alusivo. Recorrieron aulas y dependencias, con el espíritu siempre gratificante de las anécdotas, el recuerdo de nombres y acontecimientos vividos en aquella época. No faltó la foto de familia, frente a la Columna Trajana, precisamente levantada durante sus años de formación en aquellas aulas, concretamente en la fecha conmemorativa de 1968, precisamente el año en que finalizó el proyecto de renovación y mejora del centro, que quedó tal como hoy lo conocemos.
Después de la visita al Colegio, fueron recibidos por el alcalde, José Antonio Diez, que les felicitó por el alcance humano de la celebración y por formar parte de la historia de un centro educativo tan enraizado en la sociedad leonesa, palabras que agradeció, en nombre de todos los compañeros, Luis Chamorro.
La promoción del 74 del Colegio Leonés volvió a las cercanías del centro y de sus andanzas y correrías de entonces en la plaza de Santo Martino, donde se ubica el restaurante de la Real Colegiata de San Isidoro: una comida, con sobremesa prolongada durante buena parte de la tarde, puso broche a la celebración, a la que fueron invitados los profesores que tuvieron en aquel tiempo. Para la ocasión, y como testimonio y recuerdo, diseñaron un regalo conmemorativo. Un día intenso.