Cambiando la tradición
En el caso de Cristina de Vega acaba de asumir hace apenas poco más de un mes la cesión de la ‘Peluquería Vega’ de Santa María del Páramo en la que estaba al frente su padre Jesús hasta su jubilación el pasado 1 de mayo. Ahora es la quinta generación de su familia al cargo de una peluquería de caballeros, con la diferencia de que todos sus antecesores habían sido varones y ella se ha convertido en la primera mujer en serlo.
«Siempre me gustó la profesión, aunque en mi etapa adolescente sí que le cogí algo más de tirria porque me tocaba ayudar en vacaciones si suspendía alguna asignatura», confiesa Cristina, que asevera que «al final aposté por estudiar peluquería en León porque me gustaba a pesar de que mi padre me puso pegas y continué mi formación con dos años en San Sebastián». En torno al año 2014 volvió un año para echarle una mano a su padre, pero en 2015 se mudó a Barcelona para formarse de la mano de Llongeras, Miguel Griñó o Josep Pons.
Sin embargo, sabía que su vida estaba en su pueblo natal pese a poder optar a opciones laborales en la ciudad catalana. «En 2018 regresé a Santa María para trabajar junto a mi padre porque me gusta la vida que hay en el pueblo y el trato cercano que tienes con las personas», apunta Cristina. Desde entonces y hasta la fecha ha trabajado junto a su padre, con un proyecto truncado por la pandemia cuando intentó abrir una peluquería en León junto a una compañera. «La idea era compaginar ambas peluquerías, pero la situación era difícil y no seguimos adelante con el proyecto», indica.
Ahora, tras la jubilación «merecida» de su padre, afronta con «ilusión» seguir al frente de su peluquería familiar donde asegura que «pese a ser especialmente para hombres, no me he encontrado ninguna de desprestigio como sí me pasó en Barcelona». Esa cercanía, reconocimiento y respeto, es por lo que apremia trabajar en un pueblo.
Artesanía como forma de vida
Por otro lado, Olga García Moledo emprende sin miedo desde su taller de Fresno de la Vega donde se dedica especialmente a la joyería artesanal, esmalte al fuego y arte textil. Fue en el año 2009 cuando junto a su marido –el reconocido calígrafo Jesús G. Gigosos que falleció a principios de este 2023– decidieron dar un cambio de rumbo a su vida abandonado A Coruña donde ella trabajaba gestionando temas comerciales y de teleoperadoras yendo a vivir a Fresno apostando ambos por la artesanía.
«Primero empezamos con un pequeño taller en nuestra casa hasta que en 2016 el Ayuntamiento de Fresno de la Vega nos cedió el antiguo edificio del Tren Burra para crear nuestro taller», explica Olga, donde desde entonces su creatividad nunca se ha parado. Además de crear sus singulares productos, no ha dejado de hacer talleres demostrativos y formativos, conferencias, etc., entre los que destaca un grupo de tejido creado en 2018 para ornamentar farolas o la naturaleza que «que logramos que una de las piezas la seleccionaran para una exposición de Arte Textil en Gata de Gorjos».
Desde el fallecimiento de su marido, Olga lleva las riendas del taller «con la misma ilusión que empezamos el proyecto juntos». Asimismo, su objetivo es «no dejar de intentar atraer a la gente a los pueblos de la mano de la artesanía porque es un empleo muy importante en la comunidad frente a la despoblación». Muestra de ello, es su implicación por que su actividad llegue a toda la comarca, a través de diferentes actividades de la mano de la Federación de Organizaciones Artesanas de Castilla y León, como con la celebración recientemente de los Días Europeos de Artesanía o con un proyecto para ofrecer a turistas visitas a talleres artesanos; pero ve necesario implicación tanto por parte de los vecinos como de instituciones.
Sus productos, de gran aceptación, son «únicos y originales», y además de en el taller o en ferias, se pueden encontrar en su página web www.bymoledo.es. Una vida artesanal, en Fresno de la Vega, por lo que seguirá luchando.