"En cualquier momento León puede engancharse al tren del resurgimiento"

Los dos últimos expresidentes del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, destacan que los 40 años de democracia son 40 años de éxito

I. Herrera
14/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Tras 18 años de enfrentamiento en el ‘ring’ político, este jueves José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se despojaron de la pose de enemigos y, alejados de la responsabilidad del poder, encontraron más puntos de confluencia que de diferencia. De hecho, apenas la Cultural y el Pontevedra marcaron las distancias, y eso porque de Segunda División hacia arriba prefirieron no hablar.

Ya lo dijo Zapatero nada más empezar el coloquio: «Sorprende la concurrencia sabiendo que se trata de un amistoso». Y así empezó un debate sosegado, plagado de anécdotas y en el que uno y otro hicieron reír con ganas a un Aula Magna de San Isidoro en la que no quedaba un asiento libre. Lleno de alumnos, profesores, autoridades y, en esta sesión, también de políticos tanto del PSOE como del PP.

Hablaron de política, coincidieron en temas tan peliagudos como Cataluña, pero antes se regodearon en los recuerdos que les evoca León. Para uno fue el lugar donde se formó y nació su compromiso político y social, para otro el escenario de una década, la de los cinco años a los 15, antes de volver a su Galicia natal.

Los moderadores, Teresa Mata y Javier Vidal, codirectores de este curso de extensión universitaria ‘40 años de Constitución, 40 años de Universidad de León’ que ha logrado sentar frente a frente a los dos últimos expresidentes del Gobierno para debatir lejos de estrados y de escaños, les pidieron tres recuerdos de León.

Zapatero recordó su primer día como alumno de Derecho en León, cuando la facultad estaba ‘de prestado’ en la Colegiata de San Isidoro –tiempos en los que, rememoró, participó en la redacción de los estatutos de Universidad leonesa–; otro recuerdo fue el del 23-F, concretamente la manifestación del día siguiente, y no tanto por la pasión política con la que salió a la calle, sino porque fue donde conoció a Sonsoles, su esposa, «una pasión aún mayor», y el tercero, «éste triste», para Zapatero León también es José Antonio Alonso, amigo, compañero de carrera, de filas y de Gobierno fallecido hace poco más de dos años.

Mariano Rajoy, al hilo del primer recuerdo de Zapatero sacó otro suyo, el haber sido monaguillo en San Isidoro. Y además del frío, cómo no, se retrotrajo a sus años de estudiante en Jesuitas, donde dijo, más bien agradeció, el nivel de exigencia, que era muy alto. «Creo que lo mejor que puedo decir de mi época en León es que no tengo ningún recuerdo malo», sentenció.

Al final resulta que jugaron a los mismos deportes, tuvieron al mismo catedrático de Derecho Mercantil –uno en León y otro en Santiago– y tienen a sus equipos (los de la tierra) en Segunda B. No hay tantas diferencias, y así se vio en el coloquio de ayer, donde abiertamente desmitificaron las batallas dialécticas del Congreso para confesar que en los temas serios siempre se respetaron. Y tema serio es ahora el de Cataluña, como pusieron encima de la mesa, primero con bromas, cuando Zapatero haciendo alusión a la efectividad de la Constitución Española en estos cuarenta años dijo que se han aplicado todos los artículos de la Carta Magna, «quedaba el 155 y ya... yo sólo pensaba esos días en que no quería estar en el lugar del presidente Rajoy», y poco después se mostró rotundo: «La unidad de España ni ha estado ni está ni estará en cuestión gobierne quien gobierne, la garantía de la unidad de nuestro país es la democracia». Y Rajoy se mostró de acuerdo («coincido con el (ex)presidente Zapatero»), y añadió que «hay temas que no se resuelven con mayorías sino con grandes políticas de Estado». Y Zapatero estuvo de acuerdo, también coincidía con el (ex)presidente Rajoy.

Ya antes de que se iniciara el acto, durante las declaraciones que hicieron ambos expresidentes a los medios de comunicación, dejaron claro que aquí venían a conversar y a buscar los puntos en común, pues les une un dilatado y paralelo recorrido «más que de confrontación, de respeto y de amistad y de reconocimiento», dijo Zapatero; siendo luego reforzado por Rajoy, que destacó la voluntad de los dos «de intentar construir en beneficio de todos, algunas veces habremos acertado y otras, sin duda alguna, no lo hemos hecho, pero aunque hay mucha gente que no se equivoca nunca y que siempre acierta, me temo que nosotros no estamos en este grupo, ¡Qué le vamos a hacer!».

Sólo hubo un momento en la tarde en la que parecían marcarse las diferencias entre uno y otro. José Luis Rodríguez Zapatero salió en defensa de lo público después de que su sucesor en el Gobierno asegurase que «los sitios con futuro son los sitios donde hay empresas». El expresidente leonés discrepó en que el destino de un lugar lo marque la iniciativa privada, «el destino de cada uno depende de cada uno, pero el de los demás depende de lo público, y la cohesión social hay que respaldarla desde lo público». Pero poco tardó Mariano Rajoy en zanjar la discusión afirmando que «las posiciones entre la izquierda y la derecha se han ido aproximando, y yo creo que la derecha ya no pone en tela de juicio los servicios públicos ni la izquierda la libertad de empresa; los prejuicios ideológicos no conducen a muchas cosas», y el aplauso del público puso punto final al asunto.

El futuro de León

Rodríguez Zapatero, que se considera leonés pero no «leonesista», recordaba las dificultades económicas de la provincia en los últimos años haciendo mención a la minería, tan distinta a la de «Ponferrada ciudad del dólar», o el boyante sector agroganadero que él conoció en otros tiempos. Pero considera que es cuestión de ciclos económicos, y puso como ejemplo Almería, una provincia que hace sólo unos años «no era más que esparto y desierto y ahora es una de las más espléndidas». Con esto quiso llegar a que León «en cualquier momento puede engancharse otra vez al resurgimiento». «Ahora estamos en una nueva revolución industrial y es la primera vez que estamos llegando a tiempo, y ahí es quizá donde podemos anclar a territorios como León», reflexión a la que se sumaba también Mariano Rajoy, que apeló al esfuerzo del territorio como la mejor herramienta para lograrlo. «Eso no lo hace por decreto ni el Gobierno de España, ni la Junta, ni la Unión Europea, eso lo hace la gente, lo que ha movido el mundo a lo largo de la historia son las personas; la Lotería toca poco... todos acabamos siendo un poco el fruto de nuestro esfuerzo», apuntó.

Sobre el conjunto de España, Zapatero hizo un llamamiento a «creer en la democracia, que es un sistema auténtico, sabio, y en los partidos, que con todos sus defectos unen a mucha gente diversa para hacer proyectos de solidez y coherencia». «La democracia que hemos construido entre todos es de verdad, auténtica. Conozco 93 países y España es valorada y respetada y, en algunos casos, envidiada», afirmaba el expresidente socialista, que de nuevo fue refrendado por su homólogo popular.

La historia de un éxito

Los expresidentes del Gobierno Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero coincidieron en subrayar que la democracia ha supuesto cuatro décadas de éxito para España en todos los terrenos. «Es un balance claro: son 40 años de éxito para España, extraordinariamente positivos. No hay ningún aspecto de la vida política, social, económica, cultural, de nuestra vocación hacia el exterior, que no esté mejor que hace 40 años y una de las pruebas más claras es la extraordinaria –a pesar de la diatriba política, de la confrontación– capacidad de reencuentro, de convivencia y de conciliacion que ha tenido este proceso democrático, al cual hemos contribuido todos», remarcó Zapatero.

Para Rajoy se trata de «los mejores 40 años de la historia de España en mucho tiempo. La Constitución es la historia de un éxito, se mire por donde se mire. Fue el producto del acuerdo de mucha gente con planteamientos políticos muy diferentes que fueron capaces de fijar unas normas de juego, unas reglas de convivencia bajo cuyo amparo ha mejorado en todos los aspectos: más democracia, más libertad, más progreso económico y social y si tenemos alguna obligación para con nuestro país los que hemos asumido alguna responsabilidad pública importante es defender las cosas que son buenas para nuestro país y que tienen aspectos que pueden ser útiles para el futuro».

 

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