Nada más clásico en los pueblos que arrojar a alguien al pilón con o sin motivo, habitualmente como sinónimo de celebración o castigo. Este viernes toda la provincia gritó "gol" con el cabezazo de Mikel Merino que le valió a la selección española el pase a las semifinales de la Eurocopa de Alemania ante el anfitrión y muchas y variadas fueron las celebraciones a lo largo y ancho de su territorio, aunque seguramente ninguna como en Murias de Paredes.
Y es que la presencia en la localidad de un turista alemán, Jörg Röder, que compartió con los locales el partido, acabó con este en el pilón tras el pitido final del colegiado. La meteorología incluso en la Montaña Oriental acompañaba y el visitante aceptó de buen grado la tradición. Pocas cosas unen más que el fútbol.