Cae la noche y las almas en pena salen de los cementerios y de las iglesias y regresan con reproches para los vivos. Las faltas o errores cometidos, el anuncio de la muerte o el castigo por una pena impuesta desde el más allá. O quizá la búsqueda de redención de los pecados.
La Güeste D’Ánimas recorrió este jueves las calles de Trobajo del Camino, una procesión espectral, un mito ataviado con mortaja blanca que vuelve cada mes de noviembre para recuperar lo místico de la cultura tradicional leonesa.
Dicen que al paso de la Güeste hay que protegerse para que las almas no arrebaten el alma de los presentes: ha de marcarse un círculo con sal, tiza o una rama de tejo. Decenas de personas se acercaron a Trobajo, protegidos o no, para compartir este valor cultural y descubrir este mito que tiene orígenes variados, desde el Samhain de los pueblos celtas o el ejército antiguo de la cultura nórdica, hasta una creencia pagana de almas atrapadas en el purgatorio.
El acto, organizado por la Asociación Cultural La Parva y la Asociación Montaña de Vadinia, con absoluto respeto a las creencias religiosas, como así explican, buscaba esa conexión con los antepasados de esta tierra leonesa.
Los muertos han vuelto al mundo de los vivos, y lo hacen por unas horas. ¿Qué alma se librará de quedarse atrapada en la Güeste D’Animas?