El suicidio más allá de la Salud Mental’ es el subtítulo, y explicación, del curso teórico práctico para entender y manejar la conducta suicida, que este sábado se celebra en la Facultad de Educación de la Universidad de León en sesiones de 10:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 20:00 horas, con varias ponencias a cargo de Marino Pérez Álvarez, Vicente Martín Pérez (por la mañana) y Susana Al Alhabi, que impartirá las dos ponencias de la tarde; una sobre ‘Evolución e intervención psicológica en la conducta suicida’ (a las 16:00 horas) y la segunda sobre ‘La prevención y perspectivas de futuro’ (a partir de las 18:20 horas).
Susana Al-Halabi es doctora en Psicología, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, especialista en Terapias de Tercera Generación y Psicóloga General Sanitaria. Pone en contexto la profesora la realidad del suicidio, "un problema importante de salud pública" pues las cifras, según datos de 2021, indican que hay más de 4000 suicidios al año en España, lo que suponen más de 10 suicidios diarios y de los que el 74 % son hombres.
Señala como punto de partida que existe una idea inicial errónea del suicidio pues, explica, "existe la creencia de que el suicidio es un problema clínico, cuando realmente se trata de un problema de bienestar social, existencial. Se suele pensar que el suicida está cansado de vivir y realmente, en la mayoría de los casos, está cansado de sufrir, de luchar".
Esta psicóloga asturiana —que mañana estará en el curso cuyo comité organizador está formado por los psicólogos leoneses Miguel Ángel G. Castañón, Moisés García Melón y Vicente Martín— es autora de un libro de referencia sobre el tema central del curso, ‘o ‘Manual de psicología de la conducta suicida’, en el que también recoge los resultados de un trabajo realizado en 2008, cuando acudió durante meses a los servicios de urgencias hospitalarias para hablar con personas que habían intentado suicidarse. "Lo más llamativo fue encontrarme con una mayoría que era gente normal, que tenía problemas parecidos a los del resto pero con unas vidas complicadas por conflictos que las complican, fundamentalmente la soledad, la ausencia de ‘asideros’ a los que aferrarse"; y argumenta Al-Alhabi que "nos encontramos ante un fenómeno más complejo que atribuirlo solamente a la salud mental pues influyen otros muchos aspectos, como los culturales, los valores sociales, los medios de comunicación, la capacidad de acudir en busca de ayuda, la capacidad de respuesta de la sanidad pública". Al-Halabi prefiere no hablar del suicidio sino de "los suicidios; hay muchos modelos de suicidio que son a su vez fruto de diferentes caminos para llegar a ese desenlace".
Ha señalado Susana Al-Alhabi entre los factores que influyen a los medios de comunicación, la forma de informar sobre los suicidios y las conductas suicidas. "Hay unas directrices de la OMS que se deberían respetar pues parece evidente que existe un efecto llamada, especialmente entre adolescentes, según se presente la noticia. Es muy peligroso darle un tono romántico, por así decirlo, a determinadas formas de suicidio, como el llevado a cabo por amor o el de los poetas románticos... hay que tener cuidado con los datos que se ofrecen, la identidad del suicida, excesivos detalles íntimos; hay que pensar también en los que quedan aquí, la familia de los suicidas, sus cercanos, etc.".
Se muestra convencida de que uno de los caminos a potenciar en el trabajo de mejorar las preocupantes cifras de suicidios está la prevención, que considera fundamental, poder atajar las causas del mismo. "En este aspecto resulta importante dejar de verlo como una avería en ‘mecanismo’ de las personas, creer que se les ha pelado el cable, como se suele decir, y fijarse en las circunstancias a las que responde esa conducta o esa decisión".
Habla en su libro de un fenómeno que puede resultar curioso pero es muy significativo. "La entrada en vigor de la ley del divorcio propició una importante bajada en la prevalencia del suicidio en las mujeres. Al estar prohibido el divorcio propiciaba que algunas mujeres no tuvieran esperanza y les resultaba más difícil pedir ayuda para acabar con una relación en las que se sentían atrapadas".