Ciertamente eufóricos por las precipitaciones en forma de nieve, los aficionados leoneses al esquí acudieron, en menor medida que los asturianos, a disfrutar de su deporte favorito el pasado fin de semana. La borrasca hizo que cayeran alrededor de 40 centímetros, según las zonas, en el caso de San Isidro, y un espesor algo menor en Leitariegos. Parecía que arrancaba una temporada histórica, con las tristemente habituales deficiencias en la puesta en macha de la estación y el tristemente habitual cruce de acusaciones políticas, pero la nieve no cayó en la cantidad deseada ni está durando lo que tanto a esquiadores como hosteleros de las zonas de influencia de las estaciones les gustaría, debido al aumento de las temperaturas.
En el caso de San Isidro, tan sólo son 9 kilómetros de las zonas de Cebolledo y Riopinos los que están abiertos al público, que no suele acudir en masa a la estación situada en el término municipal de Puebla de Lillo hasta las vacaciones de Navidad y el mes de enero. Esos 9 kilómetros cuentan, según la información oficial de la estación, con espesores de entre 25 y 40 centímetros, aunque lo cierto es que las calvas y las piedras son demasiado habituales en las pistas. Los aficionados se lamentan de que no se fabricase más nieve de forma artificial cuando hubo las condiciones meteorológicas adecuadas, que pasan sobre todo por el índice de humedad, que ha aumentado notablemente en los últimos días por el viento de componente sur.
Ni la humedad ni la temperatura era ayer martes las óptimas para mantener activos los sistemas de innivación, y las previsiones meteorológicas anuncian ligerísimas nevadas para el viernes, que difícilmente contribuirán a que los espesores aumentan y se puedan abrir más zonas de la estación, en el caso de San Isidro.
Por lo que se refiere a Leitariegos, los espesores son también ínfimos, entre 10 y 30 centímetros, lo que hace pensar que la campaña de Navidad se ve más que comprometida.