"Esta multa no me mata, me remata"

El ganadero al que la Delegación del Gobierno impone una multa de 38.001 euros teme que sea el fin de una explotación que trataba de recuperarse de la "crisis de la leche"

Fulgencio Fernández
22/02/2020
 Actualizado a 22/02/2020
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José Ignacio Álvarez Sierra es contundente en su diagnóstico: "Esta multa no me mata... me remata".

José Ignacio —al que todos llaman Nayu, apodo de su etapa de noble practicante de la lucha leonesa— es el ganadero de Ranedo de Curueño que acaba de recibir una ‘carta’ de la Delegación del Gobierno en Castilla y León imponiéndole una sanción de 38.001 euros, multa derivada del atropello por el tren de Feve a una vaca de su ganadería el pasado 24 de julio de 2019.

- ¿Fue grave el accidente?
- El tren no llegó a parar, no perdió ni cinco minutos, no iba ningún pasajero, ni siquiera murió la vaca, la vendí porque el golpe le dañó la columna.

Álvarez Sierra recibió hace unas semanas otra sanción por falta leve, instruida por la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, de 800 euros —"que ya es dinero" dice él— y la pagó en el plazo que le daban, creyendo que hasta ahí llegaba el incidente. Pero la nueva carta, que ya eleva la calificación a grave, es un mazazo que no puede asumir: "Tendré que cerrar la explotación, y encima parece que me hacen un favor diciendo que la multa podría llegar a 380.000 euros".

El bueno de Nayu —es difícil encontrar un tipo más noble y buena gente— no entiende nada: "Primero la calificaron de falta leve, ahora es grave; unos dicen una fecha, otros otra; primero eran 800 euros y ahora... es la ruina". 

No son lamentos para causar lástima, es el final de un largo proceso, tan real como sin vuelta de hoja. "Llevo cuatro años tremendos. Primero fue lo de la crisis de la leche, la cooperativa dejó de cogerla sin más y tuve que tirar miles de litros; después me la pagaban a un precio muy bajo con el que perdía dinero y tuve que pedir un crédito para no abandonar este mundo de la ganadería, que es el que me gusta, al que me he dedicado toda la vida... Y ahora la multa ya es el remate final".

Argumenta Álvarez Sierra que ningún ganadero puede garantizar que una vaca no se escape de un cercado. Es más, el propio José Ignacio pidió permiso a Feve para cercar las inmediaciones de la vía y puso un cierre con tres alambres de kilómetro y medio de longitud, un trabajo que nadie le paga y un antecedente que parece importar muy poco a los responsables de Feve o la Delegación del Gobierno en Castilla y León.

El sindicato Asaja, al que está afiliado, y muchos vecinos de la comarca, donde Nayu es uno de los tipos más queridos, se están movilizando para que no se consume lo que ellos llaman "el verdadero atropello de este caso, el que quiere perpetrar la Delegación del Gobierno contra José Ignacio".

Y Nayu se pregunta: "¿Así pretenden que nos quedemos a vivir en los pueblos? Yo he hecho todo lo posible por quedarme y la realidad es que me echan".
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