Este miércoles comienza el juicio por el atentado que mató a Cortizo en León

El atentado terrorista que acabó con la vida del comandante Luciano Cortizo en la calle Ramón y Cajal de León el 22 de agosto de 1995 estuvo a punto de prescribir sin que nadie resultara condenado por él. Pero cinco meses antes de que este asesinato pasara a la historia sin culpables, la Fiscalía de la Audiencia Nacional encontraba indicios que permitían reabrir la causa.

El juicio comenzará este miércoles en la Audiencia Nacional (sección primera de la sala de lo penal), y la Fiscalía pide para el presunto autor material del atentado, Sergio Polo, alias ‘Lur’, 122 años de cárcel como autor de un delito de asesinato terrorista (30 años de cárcel), cuatro delitos de asesinato frustrado (el de la hija de Cortizo, de 18 años de edad, que aquel 22 de diciembre de 1995 viajaba con su padre en el coche al que habían adosado una bomba lapa resultando gravemente herida, y el de los cuatro viandantes que fueron alcanzados por la explosión, pidiendo 20 años de cárcel por cada uno) y un delito de tenencia de explosivos (12 años).

Además, el fiscal, en su escrito de calificaciones provisionales, pide que se prohíba al acusado viajar a León durante diez años desde su excarcelación y que indemnice a la viuda con 180.000 euros, y a su hija con 25.000 por las lesiones causadas, 200.000 por las secuelas y 160.000 por el fallecimiento de su padre. Además de para la familia del fallecido, el fiscal pide también indemnización para los heridos de menor gravedad y para la reparación de los daños materiales.

La Fiscalía hace responsables del atentado en León a Sergio Polo y a María Soledad Iparraguirre, alias ‘Anboto’, presa en Francia, que era la que señalaba cuál era el objetivo contra el que dirigirse, cómo hacerlo y facilitaba el material explosivo, como así lo habría hecho con ‘Lur’ en fechas previas al crimen.

Se relata el fiscal, unos días antes del fatal atentado, Polo viajó de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa), donde tenía su residencia, a León en transporte público y vigiló al comandante Cortizo comprobando que utilizaba habitualmente un coche Ford Orion para sus desplazamientos en la ciudad. Con estos datos, y aprovisionado de un destornillador «alterado siguiendo los manuales de ETA para poder forzar vehículos de la marca Ford antiguos como el del comandante Cortizo, la noche del 21 al 22 de diciembre Sergio Polo accedió al interior del coche del militar destinado en León y colocó, bajo el asiento del conductor, la bomba lapa que él mismo habría preparado».

A las 13:20 horas de aquel 22 de diciembre de 1995, Cortizo –de 44 años de edad– y su hija se subían al coche que estaba estacionado en Álvaro López Núñez y, cinco minutos después de arrancar y tras circular unos 300 metros, cuando el vehículo estaba parado en un semáforo de la calle Ramón y Cajal –a la altura de la confluencia de las calles Renueva y Abadía– explotó el artefacto. El comandante Cortizo falleció en el acto. Su hija resultó herida de gravedad y, otras cuatro personas, sufrieron lesiones.

La causa por este atentado fue reabierta hace dos años después de que fueran hallados indicios contra Polo y la jefa de ETA María Soledad Iparraguirre, Anboto, a raíz de la revisión que las fuerzas de seguridad hacen de los atentados de la banda sin resolver. En relación con el asesinato del comandante Cortizo, la Guardia Civil desveló en un informe que en el registro del domicilio de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa) alquilado por Sergio Polo se ocuparon «numerosas evidencias, documentos y efectos» contra los dos etarras como responsables del atentado, informa Efe.