Las medidas contenidas en la propuesta de reglamento se refieren concretamente a la derogación de dos de las denominadas Buenas Condiciones Agrarias y Medioambientales (BCAM) de la condicionalidad establecidas según el reglamento por el que se regula la nueva PAC 2023-2027.
Por un lado, se propone la derogación de la BCAM 7, en la que se regulan las prácticas de diversificación y rotación de cultivos. Esto supondría que no sería obligatorio, en el año 2023, realizar dichas prácticas para poder cobrar los pagos directos y determinadas ayudas de desarrollo rural de la PAC.
Por otro lado, respecto a la norma incluida en la BCAM 8 que obliga a dedicar anualmente al menos un 4% de la tierra de cultivo a superficies y elementos no productivos incluido el barbecho, la excepción que propone la Comisión es que estas superficies de barbecho puedan ser cultivadas, siempre que no sea de maíz y soja.
Ambas excepciones a las reglas normales de la condicionalidad podrán aplicarse en 2023 sin considerar que se produce un incumplimiento de la condicionalidad y por lo tanto sin que de lugar a una reducción de los pagos de la PAC para el agricultor.
Estas dos excepciones serán de aplicación voluntaria por parte de los Estados miembros. España había solicitado en varias ocasiones a la Comisión Europea la flexibilización de estas medidas dada la situación provocada por la invasión rusa de Ucrania, por lo que está previsto que en nuestro país se apliquen ambas excepciones. Ello requerirá realizar los cambios necesarios en la normativa nacional, una vez se finalice la tramitación de la propuesta de reglamento dada a conocer.
La Comisión Europea estima que con esta medida se podrán poner en producción un total de 1,5 millones de hectáreas en el conjunto de la Unión Europea. El impacto real de la medida dependerá de las decisiones que tomen para su aplicación los Estados miembros y las que posteriormente tomen los agricultores en el momento de realizar sus siembras.
Más tierra para maíz
Respecto a la BCAM 8, que obliga a dejar cada año un 4% de las tierras de cultivo de superficies y elementos no productivos, incluido el barbecho, la Comisión propone que esa superficie pueda ser cultivada, siempre que no sea de maíz o soja.
Siendo esto así, el agricultor, y en particular el agricultor de regadío que mayoritariamente siembra maíz, tendrá que valorar, para el año 2023, a qué «eco régimen» le interesa acogerse, lo que decidirá en función de las obligaciones que supone y de los ingresos que reporta en ayudas.
En estas circunstancias, en opinión de Asaja, el más sencillo de cumplir es el de «espacios de biodiversidad en tierras de cultivo», por el que se perciben 56,04 euros por hectárea tanto en secano como en regadío.
Por el contrario, si se opta por el de «rotación con especies mejorantes», cambiando de cultivo en al menos el 50% de la superficie, la ayuda es muy similar en el caso del secano, ya que es de 47,67 euros, pero muy superior en el regadío, ya que es de 151,99 euros por hectárea.
Con esta opción, la mayoría de los agricultores leoneses tendrían que reducir sus siembras de maíz en aproximadamente un 33%. Asaja considera que la inmensa mayoría de los agricultores se inclinarán por la opción de producir más maíz en vez de por la opción alternativa que supone cobrar mayor importe de ayudas y sembrar menos maíz.