Un cartel con la bandera gitana y la frase «Vigilada 24 horas por familia Barrul» despertó estos días la curiosidad de muchos de los leoneses que transitan por Eras de Renueva, donde se está construyendo un nuevo supermercado. Otra enseña similar se puede ver en el centro social en el que se va a convertir el edificio de las antiguas escuelas del barrio de La Inmaculada. Detrás de ambos carteles están dos socios, Roldán y Antonio, familiares del boxeador Antonio Barrul, primo y tío respectivamente, que se han especializado en la vigilancia de las obras de León para evitar robos y okupaciones.
La protección de los edificios en construcción por parte de familias de etnia gitana es algo que ya se había visto en lugares como Madrid o Barcelona y ahora llega también a León de forma completamente legal, pues tienen su empresa y cierran los contratos con los constructores interesados, según relataron este virnes a La Nueva Crónica junto a la obra que custodian en La Inmaculada, a pocos metros del gimnasio en el que entrena el boxeador leonés y en un barrio en el que son enormemente respetados.
Los Barrul,«muy trabajadores y con buen prestigio», son ampliamente conocidos en León desde hace décadas, y siempre ligados al boxeo. «Es un respeto mutuo, porque aquí todos conocen el apellido y si ven familia Barrul no lo tocan, no por miedo, por respeto», explica Antonio, que también fue campeón de España sobre el ring, como su sobrino, conocido popularmente como ‘El Volcán’.
Ambos socios se dedican desde hace años al sector de la construcción y hace 13 meses les llamaron para vigilar su primera obra. Desde entonces, han sido cinco ya las que se han encargado de proteger en León ciudad principalmente y también en algún pueblo. Ahora sus teléfonos no para de sonar, desde que los carteles de «Obra vigilada por la familia Barrul» son visibles en la ciudad, junto a sus números de contacto.
Recuperan material robado
Antonio y Roldán trabajan por turnos de entre ocho y hasta 16 horas, «por ayudarnos y porque en el sacrificio está el beneficio», explican. En este tiempo de trabajo, su apellido ha logrado espantar a ladrones y okupas y únicamente contabilizan un incidente, el robo de unos perfiles metálicos. Sin embargo, al día siguiente los Barrul los habían recuperado tras descubrir al culpable. «La gente nos conoce, saben que tenemos la obra y ya no tenemos problema», explica Antonio. «Está ese respeto y eso nos da la tranquilidad de custodiar la obra sin que vaya a pasar nada», añade Roldán.
Luis Alonso es el jefe de obra de la reforma que se está llevando a cabo en las escuelas de La Inmaculada y da fe del «buen funcionamiento» de los socios Barrul. «Cuando empezamos la obra se nos ofrecieron y viendo la problemática de la zona nos recomendaron tener una vigilancia. Son de respetar por los ciudadanos y luego está la dedicación que le echan», explica. Lo que está claro es que, primero con el boxeo y ahora con la vigilancia de obras, el apellido Barrul sigue sonando.