La Asociación de Madres Solteras Isadora Duncan, que más tarde se convirtió en la Fundación del mismo nombre, cumple 40 años. En 1984 cinco madres solteras de León se unieron, reunieron mil pesetas y dieron los primeros pasos para alcanzar un objetivo concreto: «exigíamos que se nos reconociera como una familia sin tener que casarnos», explica su presidenta, María García, en el programa Entre Nosotras, que emite Cope León en colaboración con La Nueva Crónica. En España la creación de la asociación «fue como una explosión». «Éramos la primera nacida de y para madres solteras y nos hicimos muy famosas. Éramos cinco mujeres de clase obrera que se ponían el mundo por montera y que decían que no querían un marido, que querían ser una familia», dice. La meta no era sencilla y más en aquellos tiempos. María recuerda a modo de ejemplo uno de los titulares en los medios de comunicación de la época: «Sin marido y con agallas» y señala que «el famoso patriarcado de ahora era feroz en los años 70», en los que ella tuvo a su hijo.
María es consciente de que ella tuvo «la suerte de ser una privilegiada» por haber tenido una madre «que sin ella saberlo era muy feminista». Tuvo a su hijo siendo adolescente, con solo 17 años, y su madre fue la que la animó a que no se casara. «No hacía más que decirme que a ella le hubiera gustado que las cosas fueran de otra manera, pero que habían sido así y que lo que debía hacer era pensar en mi hijo, estudiar y labrarme un porvenir para mí y para él, pero nunca me dijo que tuviera que casarme», explica. Sin embargo, subraya que no todos pensaban como ella y que ser madre soltera en aquella época en León era «duro». «Podías sufrir intentos de violación» y te señalaban como «la culpable, porque seguramente tú habías sido la que se había quedado embarazada a propósito para cazar a un tío», lamenta. Ella afirma que intentó seguir con su vida, «seguir estudiando, salir a divertirme... pero era muy duro. León es pequeño, te conoces y te agredían los hombres, las vecinas... Eras la putilla del barrio... y yo me negué a todo eso». María sabía que no había hecho «nada malo» y no entendía por qué era «castigada» por la sociedad mientras esta misma era permisiva con «un señor» que había «abandonado a un hijo».
De su propia experiencia nació la asociación, a la que pusieron el nombre de Isadora Duncan por ser «un modelo» para ellas, una madre soltera con dos hijos que defendía los derechos de estas. Con su esfuerzo, el colectivo que habían creado fue creciendo, se convirtió en fundación y fue ganando batallas que les gustaría recordar para celebrar este cuarenta aniversario. «No queremos fastos. No queremos gente que venga a decir que qué buenos somos y lo que hemos hecho. Queremos algo sencillo, pero sí que nos gustaría que se debata a nivel político y social qué significó Isadora Duncan a nivel nacional e internacional. Hemos llegado a la ONU y hoy somos un referente prácticamente a nivel global», explica. Los trabajos que Isadora Duncan ha desempeñado y sus programas son diseñados por las madres solteras y para madres solteras y las tres fundadoras que aún quedan y que han dejado en esta labor su «juventud» dice que se sienten «súper orgullosas». «Tenemos un local pagado, sin subvenciones, valorado en casi 400.000 euros, con unas cuentas saneadas y unos pequeños ahorros».
"Los derechos sociales no se heredan"
Sin embargo, la presidenta de Isadora Duncan dice tener la sensación de haber peleado un poco «en círculos», de que el terreno ganado ha vuelto a acortarse. Ella reconoce sentirse ya «vieja para esto» y dice estar dando «los pasos para mi despedida de Isadora Duncan», para pode dedicarse a ella y dar el relevo a gente más joven a la que avisa: «A veces los jóvenes piensan que los derechos sociales se heredan y que no hay que luchar por nada y no es verdad». Cuando se despida de la Fundación afirma que lo hará «orgullosa». «Me iré tranquilamente a mi casa, a cuidarme, porque pienso que como madre soltera he sido una activista que ha cumplido y que espera que las madres solteras de la clase social a la que yo he pertenecido y pertenezco un día puedan ser como las demás y libremente decidir ser madres solas o no».