El sector hotelero de la provincia de León sigue haciendo gala de una salud de hierro después del efecto rebote que vivió después de la pandemia. Tras haber dejado atrás el mejor año de toda la serie histórica –que arranca en 1999– con récord tanto en el número de viajeros como el de pernoctaciones, el pasado mes de febrero dejó también un balance claramente positivo.
Y lo hizo en primer lugar gracias a los datos que los alojamientos hoteleros –en esta categoría hay hoteles, apartahoteles, moteles, hostales, pensiones, fondas y casas de huéspedes– han facilitado al Instituto Nacional de Estadística sobre el número de viajeros que pasaron por sus habitaciones.
La cifra se situó en un total de 44.919, lo que supone un incremento ligeramente superior a nueve puntos porcentuales en comparación con los 41.188 que se habían contabilizado en febrero del pasado año. Cabe destacar además que se trata del dato más elevado de los últimos 18 años para un mes de febrero, ya que hay que retroceder hasta 2007 para encontrar uno superior (entonces se contabilizaron 47.473 viajeros en los alojamientos hoteleros que hay en la provincia de León).
Este incremento se observa también tanto en Castilla y León como en el conjunto de España, pero no ocurre lo mismo si se analizan las cifras referidas a las pernoctaciones, que al final son las que marcan la actividad y la rentabilidad de los diferentes tipos de alojamientos turísticos. En este sentido, León logra desmarcarse de la tendencia a la baja que se observa a nivel autonómico y nacional tras registrarse en febrero un total de 72.191 pernoctaciones, lo que representa un aumento de un 4,6% en comparación con las 68.996 que se habían registrado durante el mismo mes del pasado ejercicio.
Se trata además de la cifra más alta de los últimos cinco años para un mes de febrero y se sitúa por debajo de la registrada justo antes de que se desatase la crisis sanitaria del coronavirus, ya que en 2019 se habían registrado un total de 75.932 pernoctaciones en los alojamientos hoteleros de León.
Mientras, los establecimientos hoteleros de Castilla y León anotaron un total de 493.112 pernoctaciones durante el mes de febrero, lo que supone un descenso del 1,33% con respecto al mismo periodo del pasado año. En el caso de los viajeros, se elevaron un 2,45% hasta situarse en 296.294.
Por su parte, en España, las pernoctaciones en establecimientos hoteleros descendieron un 0,9% en febrero, cuatro décimas menos que en la comunidad, y superaron los 18,4 millones; mientras que la de viajeros subieron un 0,43% hasta 6,54 millones.
La estancia media cae a 1,6 días
Mientras, los datos reflejan una estancia media de 1,60 días entre los turistas que pernoctaron durante el mes pasado en estos establecimientos. El dato se reduce ligeramente en comparación con el de febrero del pasado año, que había sido de 1,67 días. Es quizá la única cara negativa que muestran las estadísticas conocidas este jueves, que vienen más turistas pero se quedan menos tiempo.
En febrero de 2021 se había registrado una estancia media de 2,4 días, al año siguiente fue de 1,8 días y al siguiente se quedó en 1,62 días. La crisis sanitaria hizo que los turistas se movieran menos y permanecieran más noches en el destino elegido. De esta manera, la estancia media sigue en niveles incluso inferiores a los de antes de la pandemia, ya que en febrero de 2020 se había situado en 1,71 días.
Establecimientos y plazas
En otro orden de cosas, cabe destacar que en la provincia había el pasado mes de febrero un total de 196 alojamientos hoteleros con 4.492 habitaciones y 8.369 plazas que alcanzaron un grado de ocupación ligeramente superior al 30,71% que se eleva al 43,62% si tenemos en cuenta sólo los fines de semana. Finalmente, el personal que estaba empleado al cierre del pasado año en los alojamientos hoteleros de la provincia se sitúa en un total de 750 (frente a los 714 de febrero de 2024).
Es preciso recordar en todo caso que el balance del mes de febrero se completará el próximo 1 de abril con los datos de los alojamientos extrahoteleros, es decir, del turismo rural, las viviendas turísticas, los albergues y los cámpines.