Han sido más bien escasas las noticias positivas se han podido contar en estas páginas, que se encaminan a los doce años de historia, sobre la línea de Feve. Un periodo en el que tanto el PP como el PSOE han estado en el Gobierno de España y que ha dejado un proyecto de integración urbanística recortado, problemas de seguridad, descenso del número de usuarios, falta de personal, averías en los trenes, dudas sobre si podrán entrar de nuevo algún día hasta el centro de la ciudad de León... Una retahíla tan prolongada como indecente para un servicio histórico y vital para el área metropolitana de León y de las zonas de montaña.
Una de esas escasas noticias la contábamos hace justamente un año, cuando se detectaba un incremento en el número de viajeros que se habían subido al que –para los leoneses– siempre será el tren de Matallana o el tren de Feve por mucho que ahora le llamen de ancho métrico o de cercanías.
Los ofrecidos por Renfe reflejaban entonces que un total de 149.651 personas que apostaron durante el año 2023 por la vía estrecha de toda la vida para moverse entre León y Guardo, lo que suponía un incremento de un 35% en comparación con la cifra de 2022, cuando habían sido 110.273. Este crecimiento se achacaba entonces a los abonos gratuitos para viajeros frecuentes en servicios de Cercanías. Dichos abonos han estado en vigor durante desde el último cuatrimestre de 2022 y ahora mismo se extienden hasta el 30 de junio de 2025.
Y todo en medio del debate sobre si la línea de Feve puede considerarse un verdadero servicio de cercanías mientras tenga su última parada a más de dos kilómetros de distancia del centro de León, que era donde tenía hasta septiembre de 2011 su punto de origen o destino.
En todo caso, Renfe acaba de hacer balance del pasado año, que hace que la línea de Feve vuelva a perder usuarios. Fueron algo menos de 129.000, lo que supone un descenso de un 14% en comparación con los datos de 2023.
Además, es necesario echar la vista más atrás y comprobar que la cifra de viajeros está aún muy por debajo de la que se registraba antes del inicio de las obras de integración. Cabe recordar que la cifra correspondiente a 2010 se había situado en 329.011 viajeros y comenzó a descender progresivamente hasta que en 2017 se quedaron en 110.280, cifra muy similar a la de 2018. Fue a partir de entonces cuando comenzaron a resolverse los problemas de mantenimiento de los trenes y de personal –faltaban revisores y muchos usuarios viajaban gratis y no contaban en las estadísticas– y eso hizo que la cifra subiese en 2019 hasta los 114.500. Luego llegó la pandemia, que derivó en medidas como las de fomento del transporte público, que animaron las estadísticas de Feve hasta el descenso del pasado año.
Fuentes de Renfe achacan este descenso a las obras de mejora y modernización de la línea acometidas por Adif entre mayo y julio en la línea, que obligó a suprimir el tráfico ferroviario para sustituirlo por autobuses. Es por ello que desde la compañía alegan que muchos viajeros se decantaron por el vehículo privado para desplazarse u optaron por el teletrabajo para evitar las molestias los inconvenientes del servicio alternativo por carretera y los cambios en las paradas. Además, indican que las obras se acometieron una época del año en la que el buen tiempo genera habitualmente una alta demanda de los servicios ferroviarios para hacer breves escapadas rutas por la montaña. Sin embargo, los autobuses alternativos no tenían capacidad para transportar bicicletas, algo que es muy habitual en los trenes, por lo que la compañía cree que puede ser otra de las causas del descenso.
En todo caso, pese a que estas obras tenían como fin último mejorar la fiabilidad de la línea, lo cierto es que la Plataforma en Defensa del Ferrocarril de Vía Estrecha considera que el servicio ha ido empeorando de forma progresiva, algo que se traduce en el registro de un total de 210 incidencias en los últimos tres meses 210 incidencias en los últimos tres meses y medio, es decir, una media de dos cada día. El documento que han ido elaborando con los testimonios remitidos por los usuarios incluye retrasos, averías en los trenes, traslados en autobús o en taxi, problemas con los sistemas de climatización, ausencia de medios de transporte alternativos cuando se suspende el trayecto, transbordos no previstos, atascos al parar en un paso a nivel...
Es por ello que la plataforma prevé nuevas movilizaciones. Las fechas se concretarán en una asamblea el próximo 9 de marzo a mediodía en Cistierna.