León lleva más de trece años esperando soluciones reales a la integración de la línea de Feve en su acceso desde el apeadero de La Asunción hasta la estación de Padre Isla. Y no parece que estén cercanas después de que la última idea que se puso sobre la mesa –en una entrevista concedida a este periódico por el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano– apostase por renunciar al tren-tranvía y habilitar un corredor verde.
Cierto es que el secretario provincial del PSOE, Javier Alfonso Cendón, y el delegado del Gobierno en Castilla y León, Nicanor Sen, salieron a la palestra días después para enmendar la postura de Santano, pero lo hicieron sin concretar plazos, inversiones o soluciones técnicas que acerquen la recuperación del tráfico por la vía estrecha hasta el centro de la ciudad.
En toco caso, no es León el único territorio en el que la línea de Feve ha tenido problemas, pero sí parece ser el único en el que pasa el tiempo y no se resuelven. Por ejemplo, el Gobierno acaba de aprobar una inversión adicional de 23,4 millones de euros para financiar la fabricación de los nuevos trenes para la línea de ancho métrico a su paso por Asturias y Cantabria. Se trata de aquellos convoyes mal diseñados que no tenían gálibo suficiente para entrar por los túneles y cuya configuración ha tenido que rehacerse.
Es por eso que ha impulsado una modificación del contrato con la empresa adjudicataria (CAF) para elevar su importe casi un 12% hasta situarse en un total de 219,7 millones de euros (IVA incluido). De esta manera, casi dos años después de que se detectase el error en el diseño inicial, Renfe introducirá mejoras en unos convoyes que se empezaron a fabricar el pasado mes de febrero y que iniciarán su proceso de pruebas en el primer semestre de 2026.
Cabe recordar que el objeto del contrato ahora modificado es el suministro de trenes de ancho métrico y alpinos, sus piezas de repuesto y su mantenimiento parcial durante 15 años. En total, serán 31 trenes, de los que 21 están destinados a Cantabria y 10 a Asturias.
Y cabe recordar que hubo un tiempo en que se pensaba que en este contrato estaban incluidos los trenes-tranvía para poner en servicio la integración de Feve en el centro de León. Así lo había asegurado el propio Cendón en un debate organizado por la Asociación de Colegios Profesionales de León (ColproLeón) con representantes de diferentes partidos políticos. El líder provincial de los socialistas explicó entonces que la normativa que regularía los trenes-tranvía estaba sólo pendiente de su paso por el Consejo de Ministros y que eso ocurriría una vez que la empresa CAF hiciese entrega al fin del material rodante. Sin embargo, ya en aquel debate surgieron dudas, ya que algunos de los asistentes recordaron que, de esos 31 convoyes encargados, 26 serían eléctricos y cinco híbridos, mientras que la línea leonesa de Feve no tiene catenaria, por lo que se requerirían trenes-tranvía que funcionasen con diésel.
Y las sospechas se confirmaron poco después, justo cuando se descubrió que los trenes estaban mal diseñados. La entonces ministra de Transportes, Raquel Sánchez, abordó la situación con los presidentes de Asturias y de Cantabria, lo que desató la polémica en Castilla y León, puesto que se venía dando por hecho que en ese encargo estaban los convoyes para nuestra ciudad.
Sin embargo, Sánchez aseguró entonces que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, conocía «sobradamente» y «desde el primer día» que los trenes que requerían una «corrección» estaba destinado a la línea que va de León a Guardo, por lo que le acusó de querer «alargar la polémica». Sin embargo, al mismo tiempo que la ministra salía al paso de las críticas del presidente de la Junta, también desmontaba el argumento que había venido esgrimiendo Cendón y confirmaba que los trenes-tranvía que León lleva esperando desde hace más de trece años ni están, ni se les espera.
Mientras, la línea de Feve también avanza en el caso del País Vasco, puesto que el Gobierno acaba de firmar el traspaso del servicio de cercanías en el tramo que une Biblao con Balmaseda y cuya prolongación llega hasta León. De esta forma, con la llegada del nuevo año, dicho la gestión de dicho tramo pasa a ser autonómica, al igual que la de toda la red de cercanías del País Vasco, que está integrada también por cuatro tamos de ancho ibérico.
¿Y la Junta?
En cuanto a la posibilidad de que la Junta colabore a la hora de desbloquear la llegada del tren-tranvía al centro de la ciudad de León, el expresidente de Feve Ángel Villalba aseguró hace un mes en una entrevista concedida a este periódico que el presidente Mañueco «estaría encantado de hacerlo en la medida de sus posibilidades» y lamentó que «nadie haya hablado con él». En todo caso, poco después, el consejero de Movilidad y Transformación Digital, José Luis Sanz, admitía que nadie se ha puesto en contacto con la Junta y ratificaba esa disposición a colaborar, aunque descartaba asumir la gestión del tramo entre La Asunción y Padre Isla. «No parece la vocación de las autonomías el transporte ferroviario», aseguraba el consejero, aunque parece que sí lo es para alguna de ellas, puesto que el País Vasco se suma ahora a Cataluña, Islas Baleares y la Comunidad Valenciana, que ya gestionan tramos que antiguamente correspondían a Feve y que en algunos casos se han convertido en tranviarios. Y es preciso referirse además al tren-tranvía de la bahía de Cádiz, que no nació de Feve y actualmente está gestionado por Renfe, pero su construcción se llevó a cabo a través de un consorcio formado por la Junta de Andalucía, la Diputación y los ayuntamientos por los que discurre su trazado.