Un total de 16 testigos estaban citados a declarar este martes en la segunda sesión del juicio por el crimen de Mario Fuentes, el universitario cántabro que recibió una puñalada en el costado durante un botellón en La Torre en mayo de 2021. El primer grupo de los llamados a testificar en la sala de la Audiencia Provincial en la que se celebra el procedimiento –que se prolongará hasta el próximo 4 de marzo– estaba en el botellón con el fallecido, mientras que una parte del segundo iba con el acusado la noche de los hechos. «Se fijó en Mario y fue a por él, estaba obcecado. No fue algo accidental», señaló un testigo de la primera tanda. Varios aseguraron haber visto perfectamente la agresión y coincidieron en que esta se produjo mientras Mario huía del acusado, Jorge C.B., y en que él no tuvo ninguna opción de defenderse del ataque. Por su parte, los acompañantes de Jorge reconocieron que este les dijo «corred, que lo he pinchado» y que lo siguieron sin llegar a plantearse la posibilidad asistir a la víctima o ir a comisaría porque indicaron que en ese momento desconocían la gravedad de los hechos, aunque admitieron que «fue un error grande por nuestra parte».
La madrugada del 16 de mayo de 2021 Mario estaba ya con sus amigos cuando el grupo del acusado llegó en dos coches al descampado del Lidl de La Torre. Habían tenido una «trifulca» previa en una zona de merenderos próxima que ha sido objeto de otro procedimiento judicial y en la que Jorge ya había sacado la navaja y amenazado a otro chico. Lo volvió a hacer en el descampado, esta vez con fatal resultado. Hasta que llegó el grupo del acusado, los que acompañaban a Mario aseguraron que la noche había sido totalmente normal, pero que en un determinado momento empezó a enrarecerse el ambiente. «Había nervios, jaleo, se empezaron a levantar las voces, empujones, gritos...», dijo el primer testigo. Él aseguró que no llegó a saber por qué comenzó todo, mientras que otros testigos apuntaron a una primera agresión a uno de los amigos de Mario que este lunes declaró que estaba «liando un cigarro» cuando recibió un puñetazo que lo tiró al suelo sin mediar palabra. Este martes, los acompañantes de Jorge aseguraron, por su parte, que se acercaron al grupo del fallecido porque tenía un altavoz con música y que a uno de ellos le dieron un puñetazo. ¿Los motivos? Tampoco supo decirlo. «Me acerqué y me empujaron. Uno dio un paso adelante, me dio un puñetazo y me tiró al suelo. Yo pegué y a mí me pegaron», advirtió.
Ese primer testigo dijo que no recordaba si Mario había estado en medio de «esa situación», aunque «sí en la zona». Ninguno declaró que viera a Mario pegar a nadie, más bien «separar». Aseguró que él también había intentado «calmar» los ánimos, pero que hubo un punto en el que «se empezó a oír que alguien llevaba una navaja» y todo se «tensó». Indicó también que había escuchado a alguien «muy loco, como ido de la cabeza, que decía venid ahora», que «daba miedo» y que también oyó decir «vamos a por el de blanco», en referencia a la camiseta o la cazadora que llevaba la víctima. Vio a Mario corriendo, que «huía en dirección a la carretera» mientras tres personas iban detrás de él y afirmó que quiso quedarse, pero se lo llevaron. El segundo testigo aseguró que el grupo del acusado ya llegó al descampado «con una actitud agresiva, con prepotencia, como vacilando a la gente». Señaló que le dijeron «algo» a un amigo y que se acercó a hablar con ellos y que entonces le dieron un puñetazo que les recriminaron. «Les dijimos que qué hacían, que era nuestro amigo, y fueron hacia nosotros». El amigo cayó al suelo y se formó «una pelea» en la que el acusado le sacó la navaja al testigo. «Podría haber sido yo» en vez de Mario, reconoció.
Recordó que la actitud del acusado era «agresiva», que le pidió que guardara la navaja y que lo sacaron de allí. «Después me puse a hablar con una persona y me agredieron por detrás. Caí al suelo y vi que sangraba por la cabeza, que tenía una brecha». El golpe lo dejó «aturdido» y, junto a otros, se acercaron primero al centro de salud de La Palomera para que pudieran atenderlo. Estaba cerrado y, cuando iban a llamar a una ambulancia, vieron que pasaba una patrulla de la policía a la que pararon y que fue la que dio aviso finalmente a los servicios de emergencias. Otro miembro del grupo de Mario fue el tercero en declarar este martes. Aseguró que recordaba haberse girado en un determinado momento y haber visto cómo le daban un puñetazo a un chico de su grupo mientras se liaba un cigarro «y cómo cayó al suelo con los ojos en blanco». «Empujé a la persona que le dio el puñetazo y me puse encima de él» con intención de protegerle y, momentos más tarde, vio que al otro amigo le habían hecho una brecha en la cabeza. Lo acompañó al centro de salud y volvió a la zona cuando se lo llevó la ambulancia. Entonces, aseguró que vio al primero al que habían golpeado «llorando, en shock», «no parpadeaba, me fijé en su mirada» y que le dijo Mario «se le había muerto en las manos». Sobre Mario, tanto él como los testigos anteriores y posteriores, solo tuvo buenas palabras. «Fue una de las primeras personas que conocí en León. Conmigo siempre fue una persona de diez. Solo recuerdo de él su sonrisa y su buen hacer, era muy buena persona».
Uno de los «mejores amigos» de la víctima también fue citado este martes. Vio cómo el acusado «se volvió loco y le sacó la navaja a Mario. Lo cogí, lo intenté separar» y, cuando se volvió para mirar, Mario corría «hacia la zona de la carretera» y en un giro «le clavó la navaja. Lo vi perfectamente», aseguró. «Se volvió loco, se fijó en Mario y fue a por él. Tuvo la mala suerte de que le persiguió a él, pero podría haberme pasado a mí», señaló. Identificó «al cien por cien» a Jorge como el que le clavó la navaja e insistió en que «no fue nada accidental» y que tampoco tuvo oportunidad de defenderse. A Mario lo había visto antes «separar, no agredir» y señaló que «era una de las mejores personas que he conocido». Sobre el agresor, dijo que les «retaba» y les decía que fueran «a por él».
"Sacó la navaja al tuntún"
El siguiente en declarar señaló que había conocido a la víctima ese mismo fin de semana, que todo empezó cuando golpearon al amigo mientras liaba un cigarro y que vio al acusado «sacar la navaja y amenazar a la gente», que le dijeron «que la guardara, que no era un juguete», pero se volvió a iniciar la pelea y fueron a por Mario. «Conseguí sacarlo y salió corriendo, pero fue hacia él y cuando se giró se la clavó». Como él, fueron varios los que describieron el gesto que el acusado hizo con el arma. Sobre la víctima, apuntó que «al principio estaba consciente, pero después se iba» y que les había intentado tranquilizar diciéndoles que «se iba a poner bien, que estuviéramos tranquilos». La defensa del acusado pidió un careo entre este testigo y el anterior alegando supuestas contradicciones. Se le negó porque «sería pervertir el juicio» y porque el magistrado consideró que no había «lugar a suspensión» al no estimar la supuesta contradicción. En este punto, el padre de la víctima tuvo que abandonar la sala superado por todo lo que estaba ocurriendo. El siguiente en declarar también identificó al acusado y aseguró que lo vio «retando con el cuchillo en la mano». «La tomó con Mario», dijo también, y vio cómo él escapaba y el acusado lo alcanzó en un giro y le clavó el arma «sin pensarlo». «Sacó la navaja al tuntún», subrayó.
Llegó el turno de los que acompañaban al acusado, que dijeron el primero que Jorge era «un conocido», con el que habría quedado «unas tres veces», el segundo afirmó que coincidían en el gimnasio, pero tampoco lo consideró su «amigo». No supo que Jorge llevaba una navaja hasta el altercado previo en la zona de los merenderos y aseguró que el grupo de Mario lo golpeó. «Yo pegué y a mí me pegaron», afirmó, y señaló que volvió a ver a Jorge sacar la navaja y a la gente «alterada». «Yo estaba en el suelo tirado y viéndolos pasar» y después no sabe si en el suelo aún o ya de pie escuchó a Jorge decir «corred, que lo he pinchado» y se fue con él y otro amigo en coche hasta Villasinta, donde dejaron a Jorge para que lo recogiera otra persona. «Nos dijo que no nos quería meter en ningún jaleo», advirtió, y ahí supo también que le había clavado el arma en el pecho. El otro chico, el que conducía ese vehículo en el que huyeron, señaló que Jorge «no había bebido especialmente» ese día y que durante el altercado le vio sangre en la cara y a él «alterado, como con rabia». Vio la agresión, pero dijo que pensó que Jorge le había dado un «puñetazo» en el costado a la víctima y afirmó que no supo hasta estar ya en el coche que lo que había utilizado era una navaja.
Este miércoles continuará el juicio con la declaración de cinco testigos más y varios agentes de la Policía Local y la Policía Nacional.