El Gobierno confirma su aportación a la rehabilitación del Consistorio Viejo de León

Concede la subvención del 2% Cultural que había solicitado el Ayuntamiento para un proyecto que supondrá una inversión de 1,2 millones y estará listo a finales de 2026

18/02/2025
 Actualizado a 18/02/2025
La rehabilitación del edificio Mirador del Concejo servirá para culminar el plan de mejora de la Plaza Mayor, ya en obras. | MAURICIO PEÑA
La rehabilitación del edificio Mirador del Concejo servirá para culminar el plan de mejora de la Plaza Mayor, ya en obras. | MAURICIO PEÑA

León podrá culminar el plan de rehabilitación de la Plaza Mayor de la Constitución Española. Con las obras del pavimento en su segunda fase (hace unos días se retiró el vallado de la zona ya ejecutada y pudimos ver la nueva imagen del espacio porticado) y la mejora de las fachadas y los balcones en vísperas de licitación, la única cuenta pendiente era la restauración y del edificio Mirador del Concejo, conocido como el Consistorio Viejo.

Y esa cuenta está ya saldada, puesto que el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana acaba de comunicar al Ayuntamiento de León la concesión de la ayuda que había solicitado para poder acometer la rehabilitación de este emblemático inmueble a través del programa 2% Cultural.

El importe de las obras ascenderá a 1.246.120 euros que se financiarán con fondos estatales al 75% (el importe de la ayuda es de 934.590 euros), mientras que las arcas municipales se harán cargo del 25% restante, lo que supondrá una aportación de 311.530 euros. La idea con la que trabaja el equipo de gobierno es que el Consistorio Viejo pueda estar restaurado en diciembre del año que viene.

El nombre popular del edificio se ha asentado en la calle pese a que únicamente albergó las sesiones plenarias del Ayuntamiento de León durante la reforma que se acometió en la sede de San Marcelo en torno al año 1890. Mientras, el nombre oficial, Mirador del Concejo, se debe a que ya en su origen se proyectó con una función meramente representativa, es decir, que tenía como principal objetivo otorgar presencia a la autoridad municipal en la Plaza Mayor, puesto que todas las funciones administrativas se desarrollaban en San Marcelo desde 1585.

Por lo tanto, el origen del edificio está fuertemente ligado a la historia de la propia Plaza Mayor, así como al tipo de actividades que habitualmente se desarrollaban en ella. En aquella época, las plazas mayores surgían como espacios de comercio y relación vecinal que se encontraban generalmente extramuros de la ciudad y en la zona más favorecida por la orientación o el paso de personas y mercancías. Además, constituían un lugar de celebración de actos vecinales, fiestas, representaciones, corridas de toros, autos de fe, recibimiento y proclamación de reyes o presidentes de repúblicas... 

En el caso de la Plaza Mayor de León y del edificio Mirador del Concejo, nos estamos refiriendo a un entorno que data del siglo XVII y que nace de un incendio que se produjo el 14 de febrero de 1654 y destruyó una docena de inmuebles. Había además en esta zona dos pequeñas plazoletas encadenadas: la entonces llamada de San Martín o de Santo Martino y un recinto porticado denominado plaza Vieja. También se encontraban en este entorno las calles Rodezneros y Escuderos que –al igual que la mayoría de las del barrio– tenían nombres alusivos a los oficios artesanos que albergaban entonces. Tras aquel incendio, se buscó un espacio específico que sirviera para condensar la actividad mercantil que se llevaba a cabo por las citadas plazoletas y otras del entorno.

Toda la Plaza Mayor de León se configura con soportales a excepción del Mirador del Concejo, lo que singulariza tanto el propio edificio como la zona occidental de este espacio público en su conjunto. El edificio que ha llegado hasta nuestros días lo encargó el corregidor de la ciudad Juan de Feloaga Ponce de León, que en 1673 acordó reorientar los trabajos de construcción de la plaza iniciados años atrás bajo el proyecto del padre jesuita Antonio Ambrosio años atrás. El grueso de la obra del edificio se llevó a cabo entre 1674 y 1678 bajo las órdenes de los maestros de obra Simón de Vayas y Pedro del Hoyo. Cabe reseñar además que, entre las actuaciones acometidas, hubo que desmontar la sacristía de la iglesia de San Martín para adaptar el edificio al espacio disponible.

En este sentido, el carácter preeminente de mirador queda evidenciado desde su concepción por la escasa profundidad de un edificio que ha sufrido pocas modificaciones desde su construcción. La más importante data de principios del siglo XIX y sirvió para compatibilizar la función del Peso Real o Peso Merchán (aduana por la que debían pasar determinados artículos para ser fiscalizados, como era el caso del pescado, la carne o las especias) con la academia de dibujo que tenía su sede en el piso superior. Fue en con aquella modificación cuando se procedió la apertura del arco y la puerta que se encuentran en la fachada del torreón norte hacia la calle Plegarias, lo que permitió independizar las entradas al edificio y los usos funcionales que acogía por aquel entonces. Además, con el fin de mantener la simetría del edificio, se desmontaron los balcones del entresuelo en ambas fachadas laterales.

Y los balcones son precisamente un elemento clave del Mirador del Concejo, puesto que fueron utilizados desde sus inicios para disfrute de los actos culturales y de ocio que se han venido celebrando en la plaza de forma continuada desde finales del siglo XVII, estando documentada incluso la celebración de corridas de toros desde 1677. En la actualidad, la actividad cultural de este emblemático espacio porticado se mantiene de forma paralela a la del mercado de los miércoles y los sábados. Y lo mismo ocurre con la tradición de ornamentar las balconadas de forma continuada mediante flores y puntualmente para actos de gran relevancia, como es el caso del Encuentro de la Procesión de los Pasos, que este año se celebrará a los pies de la Catedral por las obras que se están ejecutando en la Plaza Mayor.

Gran variedad de usos

Por tanto, cabe entender el edificio como un gran balcón desde el que observar y ser visto. Sin embargo, además de aduana y escenario temporal de las sesiones plenarias, el Mirador del Concejo fue a lo largo del siglo XIX cuartel y archivo de la milicia, escuela pública municipal, registro civil y juzgado. Ya en el siglo XX, el edificio se utilizó como sede de la Sociedad Excursionista y de la Banda Municipal de Música, pero también como oficina del ingeniero fiel de contraste, Casa de Socorro, consulta de tocología, Negociado de Quintas (donde se controlaba a los jóvenes que habían cumplido 20 años e iban a ser reclutados para el servicio militar), cuartel de la Policía Local y un dispensario a cargo de la entonces llamada Junta Provincial de Sanidad.

Sin embargo, el edificio también sufrió períodos de desocupación en los que se utilizó únicamente como garaje para las motos de la Policía Local e incluso como almacén de los puestos del mercado. Y a todos estos usos se suma el de haber sido el lugar donde se daba leche a los más necesitados después de la Guerra Civil, hecho que hace que otro de los nombres por los que el edificio es conocido popularmente entre la sociedad leonesa sea el de la ‘gota de leche’. 

Actualmente, en las dependencias del edificio se imparten desde hace más de 25 años algunos de los talleres del Centro de Oficios y Artes Plásticas y es también sede de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de León.

El diagnóstico

Una vez conocida su historia, toca detallar el estado actual del Mirador del Concejo y las claves del proyecto que va a ejecutar en Ayuntamiento tras recibir la subvención del 2% Cultural. En este sentido, la memoria técnica elaborada por el Instituto Leonés de Renovación Urbana y Vivienda (Ilruv) reconoce que el edificio sufre «problemas de conservación muy graves», especialmente en la cubierta y los elementos de piedra de la cuarta y última planta, además de «deficiencias importantes» en las carpinterías y las instalaciones de electricidad y calefacción o «deterioros generalizados» en el interior de la planta baja por los efectos de la humedad.

En cuanto a la cubierta, que es de pizarra en los chapiteles y de teja en los faldones, cabe señalar que se han venido realizando reparaciones puntuales que no han impedido su deterioro generalizado, por lo que se prevé su renovación integral para garantizar su impermeabilización.

El edificio presenta una diversos de elementos de piedra (balaustres, gárgolas, cornisas y botaguas) en un estado de deterioro muy avanzado, lo que se traduce en problemas de pérdida de masa y en un serio peligro de estabilidad, algo que ha provocado ya diversos desprendimientos ocasionales en los últimos años. Además, las cornisas superiores se encuentran colonizadas por elementos vegetales y cables cuya presencia no procede por razones de seguridad y que dificultan además el mantenimiento al favorecer la acumulación de suciedad.

Como consecuencia de todo lo anterior, existen daños por filtración de agua y humedades en los techos y zonas altas de las paredes en todas las salas de la planta superior del edificio.

En cuanto al suelo, existen también problemas de humedad debido a la capilaridad, es decir, al exceso de agua que hay en el terreno sobre el que se asienta el edificio. Ello provoca insalubridad en las salas de la planta baja y un deterioro de los revestimientos y parte de la sillería de piedra, que se están descomponiendo. El problema se produce por los problemas de estanqueidad del perímetro exterior del edificio, pavimentado sobre solera de hormigón, y la falta de ventilación del espacio bajo el forjado de planta baja.

En el marco del proyecto impulsado por el Ayuntamiento de León, también serán objeto de revisión los forjados. Pese a que no presentan problemas severos, la entrada de agua en el edificio (tanto por la cubierta como por la capilaridad del suelo de la planta baja) es una causa común de deterioro de los forjados, por lo que se prestará especial atención a las piezas de madera que los soportan. 

En este sentido, se va a medir además la capacidad portante de los forjados y los balcones con el objetivo de fijar el grado de ocupación que puede albergar el edificio, incorporando las medidas de refuerzo que pudieran ser necesarias para los usos turísticos y culturales que se prevén después de la restauración integral y a mayores de los que tiene en la actualidad.

Otro de los problemas detectados en la memoria técnica del Ilruv se centra en las instalaciones eléctricas y térmicas, que están obsoletas porque el edificio ha sido objeto de actuación integral alguna. Existen cables que discurren por la fachada y que deben ser desmontados y canalizados para la mejora de la imagen del edificio y para la adecuación a los estándares de seguridad que marca actualmente la normativa. Y un problema similar se observa en el comportamiento térmico de la envolvente del edificio y en el acondicionamiento del aire interior con una caldera que ha agotado ya su vida útil. Además, la señalización e iluminación de emergencia necesita ser actualizada, al igual que la instalación de alarma y extinción de incendios.

Hay que tener en cuenta además el problema de la accesibilidad, que es otro de los aspectos a abordar con el proyecto de rehabilitación. El Mirador del Concejo no cuenta con ascensor y sí con escalones en todos sus accesos. Esto impide que las personas con movilidad reducida puedan entrar en el edificio, que tampoco dispone de aseos adaptados ni de señalización o dispositivos inclusivos para personas con limitaciones visuales, auditivas o intelectuales. Todo ello hará que el proyecto revise la distribución de los diferentes espacios interiores del Consistorio Viejo.

El tratamiento

Una vez conocido el diagnóstico sobre el estado del edificio, el tratamiento comienza por la limpieza y el tratamiento biológico de la piedra, además de la restauración de balaustrada, cornisas, dinteles, impostas y gárgolas con reposiciones puntuales y microcosidos de los elementos que estén fracturados.

Se sustituirán todas las carpinterías de madera exteriores por otras del mismo diseño y material –pero adaptadas a las actuales exigencias de estanqueidad al aire y al agua– y se instalarán vidrios triples y cortinas enrollables que limiten la entrada de la luz solar. Además, se instalará una cámara ventilada bajo el suelo de la planta baja para eliminar la humedad que ascienden desde la tierra por capilaridad.

También se restaurarán las barandillas metálicas de forja de los balcones y se repondrán las piezas dañadas con otras del mismo material y técnica constructiva. Lo mismo se hará con el suelo de los balcones, que se impermeabilizará en la línea de encuentro con la fachada y con la cornisa sobre la que se apoya.

La memoria establece que se adecuará a la normativa la instalación eléctrica de alumbrado y de emergencia, además de los sistemas de detección de incendios. Y se reubicarán los cables que actualmente discurren por la fachada y que pasarán a estar canalizados o enterrados.

Las mejoras previstas derivarán también en la instalación de un sistema de renovación del aire interior y otro de aerotermia y emisores a baja temperatura, además de una pequeña caldera de gas para calefactar el edificio en situaciones excepcionales o de temperatura punta.

En cuanto a la accesibilidad, se demolerán los aseos para construir otros accesibles y se adecuará el acceso lateral por la calle Plegarias mediante la instalación de una rampa que se ajuste a la normativa.

Además, se instalará un ascensor en el hueco de la escalera y el edificio contará con señalización y dispositivos adaptados para personas con limitaciones cognitivas.

Como el Mirador del Concejo está dentro del recinto declarado del Conjunto Histórico de la Ciudad Antigua de León, el edificio ostenta el mayor grado de protección que concede el plan especial aprobado por el Ayuntamiento para velar por la conservación de toda la zona. Es por eso que las actuaciones para su rehabilitación estarán guiadas por la salvaguarda de los valores de autenticidad presentes en el edificio desde el punto de vista material, espacial y de carácter. Se mantendrán los materiales y técnicas constructivas históricas y solamente se sustituirán piezas que estén en avanzado estado de deterioro y no puedan ser reparadas. Es por eso que se plantea una intervención que respete la diversidad de materiales existentes, por ejemplo, en la cubierta, que seguirá teniendo teja y pizarra. 

En definitiva, al margen de que le llamemos Mirador del Concejo, Consistorio Viejo o el edificio de la ‘gota de leche’, lo cierto es que al fin hay financiación para lograr que siga siendo el ‘rey’ de la Plaza Mayor y reluzca como nuevo sin perder ni un ápice de su legado histórico. 

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