De la mano de Ignacio Marcos, presidente de Bodegas Gordonzello, y de José Manuel Fernández, su gerente, recorrieron su renovado centro de producción que ahora consta de una superficie de 7.000 metros cuadrados en los que se incluye una nueva zona de embotellado, una amplia tienda, una sala de catas auxiliar, una sala destinada a eventos y un mirador con vistas al Museo de Variedades de la bodega desde el que además se puede contemplar todo el pueblo de Gordoncillo. Las últimas obras realizadas han supuesto una inversión de más de dos millones de euros desembolsados en dos fases. La primera, en 2017, se basó en la construcción de una nave para la maquinaria y en la renovación de la línea de embotellado. La segunda supuso la construcción de casi 2.000 metros cuadrados en los que se reubicó la zona de embotellado, así como se construyó una nueva tienda y zona de catas. «Perseguimos que nuestro cliente tenga una mejor percepción de un producto que sale de una bodega sólida financieramente», incidió José Manuel Fernández quien cifró en más de 10 millones de euros la inversión global del proyecto. «Estamos satisfechos, nuestros accionistas están contentos e ilusionados y queremos que estos solo sean los 25 primeros años de la bodega», aseguró. Actualmente Bodegas Gordonzello tiene una producción anual de un millón de botellas y cuentan con el potencial de poder ampliarlo dado que tienen 100 hectáreas con las que poder aumentar la producción para llegar hasta los dos millones de botellas anuales. «Pero nuestro objetivo no es el volumen, sino ofrecer un producto de calidad y que esta sea una bodega rentable para poder continuar», aseveró Fernández.
En el acto inaugural hicieron honor a la primera piedra que se puso al construir las instalaciones el 15 de mayo de 2002 situándola en los jardines de la fachada, una parte de la bodega completamente renovada. Mirando al pasado, Ignacio Marcos también quiso tener un recuerdo para un 20% de los accionistas iniciales que hoy ya han fallecido para no olvidar así de donde viene Bodegas Gordonzello, de un sueño que fue más fuerte que los miedos. El sueño de un pueblo que recuperó sus viejas vides para hacer presente y construir futuro «con ilusión, con mucha ilusión».