El pasado 26 de enero, Sofía Nicolás Aller, presidenta de la Asociación para la Prevención y Ayuda en los Trastornos del Comportamiento Alimentario (Aptaca) en León, remitió una carta al Procurador del Común en la que exponía las carencias que deben sortear las familias para buscar soluciones a una enfermedad mental tan grave como ignorada y que padecen sobre todo los adolescentes. El problema es realmente muy serio, ya que afecta principalmente a chicas (sólo uno de cada diez casos es un chico) de entre 12 y 21 años y exige un tratamiento complejo y trasversal que incluye atención psiquiátrica, psicológica y nutricional y mucha paciencia. La recuperación es posible, pero exige mucho tiempo e internamientos prolongados. Ante la precaria atención sanitaria que presta la Consejería de Sanidad, muchas familias optan por la vertiente privada, costosa y fuera del alcance de muchas de ellas. La anorexia, uno de los trastornos más conocidos, genera la tasa más alta de mortalidad como enfermedad mental. El catálogo no se limita a la anorexia nerviosa o a la bulimia nerviosa, también incluye atracones, pica, trastorno por rumiación o trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos.
La demanda está dirigida a las Consejerías de Educación y de Sanidad a la que han solicitado sin éxito un centro de día, como en Valladolid, que además cuenta con una unidad de hospitalización con ocho camas, el doble que en Burgos. Son las únicas provincias con estos medios. León solo dispone de un centro de consultas externas de Psiquiatría en el centro de salud de La Palomera, que atiende a pacientes de otras disciplinas relacionadas con la salud mental.
Sofía Nicolás ya conocía la dimensión de estos trastornos antes de asumir la presidencia de Aptaca en diciembre. Se unió a la asociación consciente de que la unión ayuda a afrontar las dificultades cuando un familiar cercano padece esta compleja enfermedad. «Ahora existe muchas más información, pero cuando se creó la asociación hace diez años no se sabía mucho de estos trastornos. Esta alteración permanente de la alimentación acarrea problemas físicos muy serios que exige un seguimiento continuado. En León no contamos con un espacio público para el seguimiento y mucho menos con camas para cuando haya que internarlos, cuando la situación es muy delicada», afirma.
– Aptaca surge hace diez años como respuesta de algunas familias que no sabían cómo encarar esta enfermedad mental tan peligrosa...
– Yolanda Gago y Tamara Cabezas fueron algunas de las personas que pusieron en marcha la asociación a la que se sumaron una media docena de familias que compartían la misma precaución y que desconocían el territorio inhóspito en el que se adentraban. Buscaban consuelo, que es muy importante, pero sobre todo soluciones y medidas para hacer frente a esta enfermedad que puede ocasionar multitud de problemas muy serios en el sistema endocrino, cardiovascular, gastrointestinal o neuropsiquiátrico.
– Y es una patología escondida, solitaria, de la que parece que se desconoce realmente su dimensión y supongo que las dificultades se agudizan en una ciudad pequeña como esta...
– No es extraño que muchas familias tengan miedo y creemos que sólo afloran el 20% de los casos. Incluso ahora hemos detectado que comienzan a dar muestra de los primeros síntomas antes de los 12 años, ya que hasta ahora el arco de acción se establecía entre los 12 y los 21 años. Con la pandemia se han multiplicado las llamadas, aunque no podemos hacer mucho más que proporcionar información y ayuda anímica porque los que formamos la asociación, unas 30 personas, tenemos nuestro trabajo y volcamos todo nuestro tiempo libre en este tipo de ayuda.
– ¿Cómo empieza este cambio en el que una persona en pleno proceso de formación, física e intelectual, comienza a sentirse un extraño en su cuerpo?
– Es muy complejo. En muchos de los casos son adolescentes con una especial sensibilidad y cuando empiezan a aplicar dietas o hacer gimnasia de forma obsesiva, o a vomitar de forma convulsa y en solitario después de ingestas desproporcionadas, es cuando saltan las alarmas y debemos ser conscientes de que pasa algo muy serio. Algunas situaciones desvelan qué está sucediendo debido a la especial sensibilidad que tienen. A veces el acoso escolar es el detonante que hace emerger una patología tan complicada como esta. Son muy perfeccionistas, hiperactivos y se convierten en obsesivos y presentan una inestabilidad que debe atajarse. Es difícil de gestionar. Somos testigos de cómo en poco tiempo presentan un mal carácter impensable hasta entonces.
– Además del deterioro que conlleva la enfermedad la solución en muchos de los casos se prolonga durante años e incluso después de procesos de curación hay que seguir vigilando. Y eso en León no es fácil de hacer...
– León apenas cuenta con medios. Solo con una simple consulta externa en la Palomera que atiende los TCA y otras muchas enfermedades mentales. Por eso nos urge un centro de día pero esta ciudad no entra dentro de los planes de la Consejería de Sanidad. Sabemos que el Hospital de León estaría dispuesto a abrir un área para atender estos trastornos pero la decisión depende de la Consejería. Y si deben ser ingresados los problemas se multiplican. Aquí no hay camas y las del centro de Valladolid apenas sirven para dar cobertura a sus casos propios. Existe la opción privada pero es muy cara y muchas familias no tienen medios para una hospitalización prolongada, que también trastoca la vida de los familiares, que deben desplazarse con ellos.
– Incluso tras de la recuperación hay que estar atentos para evitar recaídas.
– Es fundamental y ahí el Centro de Día jugaría un papel muy importante porque las recaídas existen y hay que estar muy atentos porque si se hacen las cosas bien y no se dejan cabos sueltos el porcentaje de curaciones es alto.
– También demandan ayuda desde el ámbito de la educación.
– Es también imprescindible y existe buena sintonía para establecer contactos periódicos y continuados con los estudiantes de todas las edades para explicar cómo se pueden advertir entre los adolescentes qué algo no funciona bien para comenzar a aplicar soluciones cuanto antes. La prevención y sobre todo la detección precoz son básicas para poder frenar y revertir una patología que tiene factores genéticos y que en algunos casos, dicen los expertos, es la que más se asemeja a la esquizofrenia.
– Imaginamos que en el mundo rural la situación se complica aún más.
– Es más complicado y el problema se esconde aún mucho más y por tanto resulta muy difícil aplicar soluciones porque no hay medios de ningún tipo. Y en muchas ocasiones algunas de las familias no tienen medios para una hospitalización.
– Aptaca está en la Plataforma del Voluntariado de León y ahora de la comunidad. ¿Hace más visible el problema?
– Hace años que estamos integrados en la plataforma y la conexión en red nos ha permitido mantener los contactos, aunque durante la pandemia tuvimos que parar y mantener la actividad desde casa.
– ¿Qué hay que hacer para que esta patología no caiga en el olvido?
– Seguir trabajando para que León cuente con los medios necesarios para no tener que buscar la solución a estos trastornos fuera de aquí.
"Hay veces que el acoso escolar hace emerger los trastornos alimentarios"
Entrevista a la presidenta de la asociación Aptaca en León, Sofía Nicolás Aller
24/05/2021
Actualizado a
24/05/2021
Lo más leído