Precisamente hoy, 7 de julio, debía inaugurarse una nueva escultura en Riaño, que ya tiene varias en el pueblo. Era, seguramente, la más vinculada a la historia reciente del pueblo, la lucha que muchos vecinos mantuvieron contra el cierre de la presa que anegaría Riaño y otros ocho pueblos del valle.
El artista que la creó y padre de la idea es el local Pedro Luis González, y el motivo central de la misma estaba inspirado en la fotografía del fotógrafo de La Nueva Crónica (entonces en La Crónica) Mauricio Peña, sin duda la imagen que mejor define aquellos hechos, la más repetida y publicada en medios de un buen número de países. Aquella en la que un vecino, Vicente, en madreñas, se enfrenta con tan solo la vara de cuidar el ganado a los guardias que en 1986 ‘protegían’ la zanja de telefónica, como paso previo a los derribos. Su hermana Paz trata de impedírselo.
Las siluetas de estas dos figuras y su perro, en metal, era la escultura que homenajeaba a aquellos vecinos que defendieron a su pueblo y su forma de vida. Una obra creada, por otra parte, de manera altruista.
Solicitaron el permiso -a través de la Asociación Cultural Montaña de Vadinia— para instalarla, este 7 de julio, en la parte alta de la fuente de la plaza del Ayuntamiento, contando con la actuación gratuita de una banda de música y la presencia del autor de la foto, para los que se pedía una «paella para invitados». Pedro Luis González había considerado necesaria la incorporación de la foto al grupo escultórico para «contextualizarla» pues la imagen de Vicente y Paz solos (ver foto) podía parecer un intento de agresión de Vicenta hacia Paz (su hermana).
Ahí empezaron los problemas. Al Ayuntamiento no le pareció apropiada la ubicación y propuso el Paseo del Recuerdo «en un contexto más adecuado y con las explicaciones debidas»; algo que no entendieron ni el artista local, ni la asociación. «Se podría explicar el contexto también en la plaza», reflexiona Alfonso González, quien se muestra convencido de que «se trataba de marear la perdiz pues parece que hería la sensibilidad de algunos la presencia de la guardia civil a través de una fotografía que todo el mundo conoce». Y la idea acabó yéndose al traste.
Tampoco entiende las razones el autor de la foto, Mauricio Peña. «Se ha publicado mil veces sin ningún tipo de complicación, todo lo contrario. A fin de cuentas, cada cual está cumpliendo con su deber, por así decirlo; Vicente rebelarse, Paz poner paz y los guardias no hacen otra cosa que aquello para lo que les enviaron allí».
El caso es que hoy no se inaugura nada, no se recuerda nada... Piel demasiado fina, creen los impulsores.