Como era perfectamente previsible, la celebración del día de la comunidad autónoma de Castilla y León ha generado ya una gran polémica en cuanto a la organización en estas semanas previas. Los pocos hosteleros leoneses que han optado a gestionar alguna de las casetas que la Fundación Castilla y León tiene pensado instalar en la plaza de San Marcos denuncian amenazas y coacciones por su intención de optar a este concurso, después de que algunos medios de comunicación hayan publicado los nombres de las empresas o establecimientos.
“Desde el primer momento supimos que esto iba a pasar y así lo advertimos tanto a los organizadores como a la federación autonómica de asociaciones de hostelería”, asegura el presidente de los hosteleros leoneses, Óscar García Martínez, “pero queremos dejar claro que desde la Asociación Hostelería de León condenamos esas coacciones y amenazas que están sufriendo algunos compañeros. Cada cual es libre de hacer lo que considere y no es tolerable la campaña de acoso que algunos de ellos están sufriendo, sobre todo en las redes sociales.
Son muchos los mensajes que han recibido hasta ahora los responsables de las empresas que decidieron presentarse a este concurso, mensajes que les amenazan con evitar que la clientela vuelva a sus establecimientos o que pasarán a ser conocidos como castellanos. En algunos casos, las amenazas, bien es cierto que siempre desde el anonimato, lo que hace que no se les pueda dar demasiada credibilidad, han ido incluso más allá.
Las condiciones que la Fundación Castilla y León impone para gestionar alguno de estos puestos que tienen previsto instalar en la plaza de San Marcos durante la jornada del 23 de abril son exigentes y, como el resto de la fiesta, poco tienen que ver con la idiosincrasia de los leoneses. De hecho, se establecen precios fijos, concretamente de tres euros para la consumición y la tapa, con todo lo que eso supone en la ciudad de León, donde la tapa suele ser gratuita en todos los bares. La consumición o la tapa únicamente, costarían dos euros.
Pese a las advertencias que les realizaron desde la asociación de los hosteleros leoneses, los responsables de la Fundación Castilla y León han decidido seguir adelante, llegando incluso a proponer como solución, en el caso de que no quisieran colaborar los bares y restaurantes leoneses, traer una empresa directamente de Valladolid que se encargara de gestionar los mencionados stands.
La programación de la fiesta se complica para sus promotores, que este año han decidido algo así como franquiciar la celebración de Villalar y exportarla a una decena de localidades de la comunidad, entre las que se encuentran todas las capitales de provincia y Ponferrada. En el caso de León, además de las complicaciones para gestionar las carpas que se instalarán en la plaza de San Marcos, se suma que algunos de los grupos que en un principio habían sido invitados a participar han decidido declinar la oferta, como en el caso de los hosteleros “por las connotaciones políticas que tiene una celebración de estas características”.
En un principio, la Fundación de Castilla y León tenía previsto organizar un izado de la bandera de Castilla y León en la plaza de San Marcos, que es de las pocas cosas de la programación que actualmente se mantiene, ya que ha desaparecido de la programación la lectura del estatuto de autonomía a cargo de menores, para lo que tampoco han encontrado hasta la fecha demasiados voluntarios.
Desde la Unión del Pueblo Leonés consideran una provocación la celebración de esta fiesta en la ciudad de León, y ya han anunciado que convocarán varios actos que contraprogramarán los festejos que organiza la antigua Fundación Villalar, que ha pasado a llamarse Fundación Castilla y León.