"Ezequiel García Cañón fue posiblemente el ganadero más importante de la Tercia. Éste era un personaje muy fino con el ganado y hábil en los negocios; consiguiendo un buen capital en Villamanín; llegó a contar con un rebaño de 3.000 ovejas y 8 ó 9 pastores asalariados". Estas lineas están tomadas del libro ‘La trashumancia. Cultura, cañadas y viajes’, considerada "la biblia" del mundo de la ganadería ovina, los rebaños o la trashumancia, del que es autor Manuel Rodríguez Pascual, el mayor experto en este campo. Solo añadir para entender la dimensión de aquellas 3.000 ovejas señalar que en este libro se cuenta que lo habituial en aquella primera mitad del siglo XX era que hubiera ganaderos con piaras de 150 ó 200 ovejas, que debían unirse a otros similares para reunir hatajos de 500-600 ovejas y así poder afrontar la trashumancia.
El pueblo natal de Ezequiel García era Viadangos de Arbas, cuna de recordados ganaderos de ovino: Constantón, su padre Lorencín, Antolo, El Trota... y otros muchos, todos ellos verdaderas leyendas del mundo trashumante.
Y uno de esos negocios a los que alude Rodríguez Pascual fue el germen de la que hoy es la empresa más conocida de la comarca: Hostal, Restaurante y Fábrica de Embutidos Ezequiel, con la matriz en Villamanín, pueblo por el que apostó el patriarca, la cabecera de comarca de su Viadangos natal.
Ana García de Paz es una brillante joven de Villamanín. Gran estudiante, desde el ‘cole’ de su pueblo a la carrera de Derecho, amiga de deportes como el esquí y la aventura, que la llevó por ejemplo a participar en la famosa Ruta Quetzal, cuando iniciaba un prometedor camino en la especialidad que había elegido para sus estudios decidió regresar a Villamanín y trabajar en aquel negocio que nació del espíritu emprendedor del bisabuelo Ezequiel García, el ganadero de Viadangos. Ahora se apunta a otro paso más y ‘la casa’ (Restaurante Ezequiel) anuncia la intención, a punto de ser una realidad en pocas semanas de que Anina (se llama como su madre) sea quien se ponga al frente de una sugerente aventura: llevar el sello y la marca Ezequiel hasta la capital de España: Madrid.
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Del bisabuelo ganadero a la biznieta universitaria, de Ezequiel a Ana. Y en medio otras dos generaciones sin las cuales sería imposible entender "el fenómeno Ezequiel", ése que ha llevado a que en la comarca de la Tercia —y la vecina la Mediana— se hable de estas empresas (restaurante y fábrica de embutidos) como "la Vasco" en referencia a la empresa minera Hullera Vasco Leonesa pues aquellos jóvenes que hace unas décadas tenían como salida laboral más habitual la mina lo encuentran hoy en ‘el Ezequiel’, que ya supera el centenar de trabajadores y siempre ha mostrado una especial sensibilidad por todo lo que late en la comarca.
Estas dos generaciones intermedias son las de Amador y Ezequiel ‘Ziqui’ García, hijo y nieto respectivamente de aquel emprendedor pastor.
El salto de Ana al ponerse al frente de la aventura madrileña de la ‘casa Ezequiel’ tiene además un valor añadido, el de poner en el escaparate a las mujeres de esta empresa, imprescindibles en el éxito de las empresas y, seguramente, excesivamente en la sombra. Desde la matriarca Visitación García, una de aquellas mujeres de trashumante que tenían que hacerse cargo de toda la intendencia familiar y sacar adelante a los hijos en las largas ausencias de los ganaderos trashumantes.
Todos los vecinos de la comarca recuerdan con gran cariño a Inés Díaz Tascón, la hacendosa mujer de Amador, la que guarda los primeros secretos de la cocina del Ezequiel que estaba en mitad del pueblo, desde 1945 que abrió sus puertas, hasta que ‘sacaron’ la carretera general del pueblo y tuvieron la gran visión comercial de levantar el Ezequiel II en el trazado de la nueva carretera.
‘Anina’ hace visible el papel de las mujeres en el Ezequiel, desde la bisabuela Visitación, a Inés, fundamental en la cocina; su madre Ana, cerebro en Villamanín y su tía Mónica en la Calle Ancha
Y cualquiera que entre hoy a ese Ezequiel que es un verdadero hormiguero de gentes entenderá pronto que hay una figura fundamental para que aquello funcione de una manera coordinada, Ana de Paz, la madre de Anina. O Mónica García, hermana de Ziqui, fundamental en la rápida consolidación en León del Ezequiel de la calle Ancha.
Claro que también han sido complementarios e imprescindibles aquel Amador tranquilo y singular, con su eterna bata azul, siempre sin prisa pero infatigable, maestro en las artes de los embutidos; o el actual Ziqui, capaz de estar jugando la partida de dominó mientras habla con un cliente o proveedor de cualquier punto del mundo, sin que al proveedor le hable del seis doble ni se le vaya una jugada del dominó. También cerebro de la expansión, a otros tres locales en León capital... y ahora otra capital, la de España. Una conquista que se antoja asequible... contando con Anina.