El esperado Grado de Medicina se estrenará en la Universidad de León dentro de dos años, en el curso 2026/2027 y, para entonces, el Hospital San Antonio Abad deberá lucir reformado de manera que pueda acoger entre 70 y 100 alumnos por curso. Tras el «consenso» alcanzando entre rectores y la Junta en la reunión del miércoles, todavía no hay información oficial respecto a los detalles financieros y logísticos, pues la Junta sólo planteó a corto plazo lograr «avances en los planes de estudios» para que el título sea «viable». Sin embargo, si se analiza la información recogida en la memoria que la ULE entregó en 2023 a la Consejería de Educación, se puede deducir que el edificio anexo al Caule será el que se convierta en la tercera Facultad de Medicina de Castilla y León.
El San Antonio Abad es un edificio que hoy alberga diversos servicios sanitarios no asistenciales y fue siempre la primera opción que contempló el Rectorado. Además, las declaraciones realizadas el pasado miércoles por la consejera de Educación, Rocío Lucas, en las que rechazaba la necesidad de «construir nuevos edificios» tanto en Burgos como en León, deja a un lado la segunda hipótesis, que pretendía alzar la Facultad en terrenos anexos al campus de Vegazana pero al otro lado de la ronda LE–20.
Respecto a las cuentas económicas que habrán de cuadrarle al Ejecutivo de Mañueco para que León pueda ser sede académica de futuros médicos, cabe hablar, en primer lugar, de los 26 millones de euros que demanda la ULE de las arcas autonómicas para convertir en Facultad el Hospital San Antonio Abad. El edificio necesita una reforma, que el anterior rector, Juan Francisco García Marín, estimó en 33 millones de euros, si bien siete millones los aportará la propia Universidad de sus fondos propios, tal y como se recoge en la memoria de solicitud del Grado de Medicina. A este edificio, ventajoso para los alumnos por su proximidad al Caule, se suma la posibilidad de extender parte del plan de estudios –prácticos y teóricos– al Bierzo y a HM Hospitales, entidad privada con la que el Sacyl tiene convenio.
Una vez se solvente el asunto logístico, el siguiente reto para la Junta sería ya financiar cada curso, algo que la memoria del rector Marín estima entre 11 y 12 millones de euros al año. De ese total, hasta 4 millones representarían los salarios del personal docente y el resto de trabajadores, a lo que se suma «entre 7 y 8 más del capítulo de material académico y de investigación y mantenimiento de instalaciones». Es preciso comentar que los 12 millones de gasto anual para Medicina en León supondrían apenas un 0,44 por ciento del presupuesto total de la Consejería de Educación del presente año 2024, que alcanzó casi los 2.689 millones de euros.
El último gran aspecto que habrá de solucionarse de aquí en dos años para implantar Medicina es el que más dudas plantea. ¿Habrá médicos suficientes para dar clase a los nuevos alumnos? Según algunos expertos, como el decano de la Facultad de Medicina de Valladolid, la ULE no encontrará profesionales «de calidad». Sin embargo, la memoria que hace ya año y medio dejó Marín en la mesa de la Junta detalla que en un plazo máximo de cinco años se podría acreditar a 70 médicos doctores que «tienen un currículum con capacidad» para tal fin. A ellos se sumaría un número indeterminado de profesores asociados, es decir, los que compatibilizan su trabajo sanitario con unas horas de clases.