Se acerca una de las épocas de mayor consumo del año y es por tanto buen momento para conocer de la mano del presidente de la Asociación Leonesa de Comercio (Aleco), Javier Menéndez, las perspectivas para estas fechas y la situación de un sector fundamental para la economía que sigue batallando contra otras formas de distribución, como es el caso de internet y de las grandes superficies.
– ¿Qué previsiones tiene el pequeño comercio para campaña navideña?
– Previsiones, pocas. Ilusiones, todas. Estamos en una época de consumo, porque hay que poner regalos debajo del árbol de Navidad sí o sí. Y por eso tenemos mucha ilusión, porque además estas ventas sirven para estabilizar la cuenta de resultados de un año totalmente irregular.
– Esa era precisamente la segunda pregunta, ¿cómo cerrará el año el sector?
– Se va a cerrar un poco en precario, pero como ocurre cada año, porque siempre tenemos la competencia de otras formas de distribución, una que lleva una cajita marrón con una sonrisa, otras que están en el extrarradio y tienen facilidades que se nos han quitado a nosotros… Es difícil, pero trabajamos a pico y pala y notamos que la gente se está acercando al comercio y quiere cada vez más ese consejo amigo, quiere esa realidad, quiere tocar, quiere esa experiencia de compra con los cinco sentidos. Olemos, tocamos, probamos, vemos… Y esa sensación es importante, porque, a diferencia de otros canales comerciales, tenemos todos los medios de pago. Incluso cobramos al contado, en cash, pero nunca por adelantado. A los de la cajita marrón hay que pagarles por adelantado y a lo mejor llega equivocado o no es lo que realmente querías.
– ¿Habrá este año descuentos tras el Black Friday y antes de las rebajas?
– Seguro, ya llevamos muchos años con la campaña navideña y siempre va a haber comercios que se van a su mar para restar un poco las ventas que la competencia no puede hacer, porque la gente quiere estar en el centro de una ciudad que está muy bonita. Este espectáculo que estamos viendo desde esta ventana, con la iluminación de Santo Domingo, es digno de quedarse para siempre.
– Hablábamos hace un año de los cambios en el modelo de ciudad tras la pandemia y de las peatonalizaciones que se estaban ejecutando entonces en el centro. ¿Cómo valora el resultado?
– Cada vez que hay unas elecciones, Aleco convoca a todos los candidatos a la Alcaldía de León para conocer sus programas. Y el partido que nos gobierna ahora mismo ha apostado por unas peatonalizaciones que no iban a ser tales. Nos hablaron de un calmado de tráfico igualando el nivel de las aceras y la calzada y no nos pareció mal, porque los coches pasarían a diez kilómetros por hora. Me parece fenomenal que el tráfico vaya lento y sea seguro para no atropellar a nadie, pero no sabemos muy bien por qué, tras consultar a un número mínimo de comerciantes, se cambia la calificación, se dice que es peatonal y se prohíbe el tráfico. Eso ha traído muchos problemas, porque todo el mundo tiene derecho a la accesibilidad y se le está negando a mucha gente. Mi establecimiento está en esa zona y pasa mucha menos gente que cuando había tráfico. Si ir más lejos, el Black Friday era cada año una tarde de mucha venta y lo mismo ocurría el sábado, pero esta vez pasó poca gente por la calle. Luego, a las nueve de la noche, salimos a Ordoño y sí había caravana para subir hacia el Húmedo. ¿Qué ocurre? Si no tienes acceso, si no puedes llegar, a lo mejor ya no paseas por ahí. Yo preguntaría al resto de comerciantes de la zona si su cuenta resultados ha mejorado mucho o no desde la peatonalización. Y está también la resolución del Procurador del Común, que no es vinculante, pero es un toque de atención. Yo estoy de acuerdo en que volvamos a la situación prevista inicialmente y luego generemos cuanto antes la ordenanza que permita tener esa peatonalización en caso de que sea conveniente, porque a lo mejor esa Zona de Bajas Emisiones igual debe estar en el barrio del Ejido, por ejemplo. Y si tiene que ser en el centro, que sea, pero con una ordenanza que lo respalde.
– Pero León está obligada a delimitar una Zona de Bajas Emisiones y eso haría también que muchos coches antiguos no pudieran entrar al centro…
– Sí, hay gente que ha comprado su coche eléctrico y muchos tienen la correspondiente etiqueta medioambiental, pero sabemos que un 44% del parque automovilístico tiene más de veinte años y eso, cuando se active la Zona de Bajas Emisiones, generará una autopista hacia la gran distribución. No sé si la culpa es del Ayuntamiento, de la Diputación o del partido que sujeta el gobierno de ambas instituciones, pero si nos hicieran el parking de Santa Nonia, esos coches de más de veinte años podrían quedarse allí y la gente llegar andando al centro a hacer sus cosas y sus gestiones o a tomar un café. El mandato avanza, sólo vemos titulares inciertos y lo último que sabemos es que se quiere un parking subterráneo y oficinas encima. Le diría al presidente la Diputación que, si quiere más oficinas, en esa zona está el Conservatorio, que se va a trasladar. ¿Por qué no somos ambiciosos y construimos un aparcamiento de 1.200 plazas en superficie? El comercio compraría las peatonalizaciones, porque está bastante cerca del centro, no como el de la avenida de Asturias.
– El alcalde también plantea la opción de un aparcamiento en Papalaguinda…
– Sí, pero hay que hacerlo. ¿Y cuántas plazas tendría? Porque lo importante es que la gente pueda acceder, porque el parking de Ordoño II a mediodía está lleno y el de San Marcelo necesita una reforma que va a costar cuatro millones de euros y que lo tendrá cerrado dos años como mínimo. Uno lleno a mediodía, el otro cerrado… una autopista para los centros comerciales con grandes aparcamientos.
– Más allá del aparcamiento, ¿por qué cada vez se ven más locales vacíos? ¿Qué solución habría? ¿Ve bien que se puedan convertir en viviendas?
– No tengo muy claro cuál es la solución, pero la primera pregunta debería ser si hay tanta demanda de pisos en León. ¿Cuántos hay sin vender? ¿Cuántos se están construyendo en La Lastra y la zona de la Universidad? ¿Por qué no bajamos La Nueva Crónica a la calle con cristaleras abiertas? ¿Por qué no bajamos las consultas de los médicos o las asesorías a la calle y hacemos viviendas en lo que ahora son oficinas en plantas superiores? Si tú haces una vivienda en un local, allí no va a haber luz e imagino que las ventanas tendrán rejas. Le daríamos un uso a un local, pero no va a haber la vida que le va a dar un negocio en el que entran y salen muchas personas cada día y que por la noche va a estar iluminado. No veo una solución convertir los locales en viviendas.
– ¿Pero cree que esa situación de locales vacíos se va a perpetuar o cabe la posibilidad de que el pequeño comercio reflote y vuelvan a ocuparse?
– Eso solamente depende de lo que queramos que sea León. Si no somos autosuficientes, si no creamos empresas, si no llenamos aún más el Parque Tecnológico y Villadangos, si no hacemos Torneros con empleos de calidad… El comercio sólo necesita que haya empleo, que la gente esté trabajando. Si sólo tenemos jubilados… El jubilado consume muy poco y el joven tiene poco dinero. Yo no soy leonés, pero llegué aquí hace cuarenta años y había decenas de tallercitos con cuatro o cinco personas, pero todo eso ya no existe. Y no me vale, como se dijo en su momento, que no queremos humo, porque al final tenemos la fábrica en China y el granero en Ucrania. ¿No se puede sembrar trigo aquí para hacer el pan? ¿Tenemos que traerlo en un barco? Sinceramente, odio al ecologista de salón. Nos dicen que no contaminemos, pero este bolígrafo viene de China y allí ha contaminado Lo que hace falta es pequeña industria, porque el empleo volverá a resurgir una vez que haya una masa crítica con empleo de calidad. Todos estamos a vender, pero a final de año las cuentas de resultados son las que son. Y hay que tener en cuenta que el teletrabajo ha llegado para quedarse en muchas empresas. Y esa gente puede tomarse un café o hacer sus compras aquí con más comodidad económica, porque mil euros no son lo mismo en Madrid que en León. Todos sabemos cómo está el centro de Madrid estos días, pero también hay barrios pequeñitos donde hay comercio nuevo: papelerías, tiendas de vinilos, bares… Eran barrios que estaban muertos y han vuelto a la vida, pero Madrid es una ciudad de oportunidades para trabajar. Vendamos León, porque cualquier madrileño se deja el salario mínimo en el alquiler y aquí con la mitad seguramente tengas un sitio donde vivir. Es un problema de mentalidad política.
– Recientemente, en un foro sobre comercio electrónico, se decía que muchas empresas que venden mucho por internet están apostando ahora por tener una tienda física. ¿Es una invitación a la esperanza a la hora de que puedan convivir esas dos formas de comercio?
– Es que tienen que convivir. Desde Aleco siempre hemos dicho que cualquier establecimiento tiene que tener página web, porque siempre va a ser el mayor escaparate posible para sus productos. Otra cosa es que nos creamos que, por tener una página web vamos a vender. Tenemos casos de mucho éxito en el comercio por internet, pero necesitan tantos empleados o más que una tienda física. No me vale que yo con mi teléfono haga una foto y la ponga. A lo mejor tengo que tener a alguien que sepa hacer una buena foto y sepa redactar las características de ese producto.
– ¿Está el sector realmente preparado para vender online?
– No, porque las plantillas están muy mermadas. Primero, porque los costes laborales son muy importantes. Y segundo, porque el Gobierno dice que el salario mínimo tiene que estar dónde esta sin negociar con nadie. No lo discuto, cuanto más gane mi empleado, seguramente vaya a ganar yo más, porque estará satisfecho, pero el pequeño comercio no puede tener a alguien se encargue exclusivamente a atender la página web. Alguien que es desde botones hasta director general de su negocio no puede estar atendiendo a las consultas que le lleguen a través de la web. Los casos de éxito son los de quienes se dedican claramente al comercio electrónico. Si los demás pueden tener alguien que se dedique a ello y lo sepa posicionar… Pero al final sólo puedes vender cosas especiales, porque los productos generalistas que están en cualquier web permiten comparar precios y se venden en la que le quiten el último duro.
– Hilando la falta de masa crítica por la pérdida de población y los elevados costes laborales, ¿cree que León debería tener una fiscalidad diferenciada como ocurre con otras provincias afectadas por la sangría demográfica?
– Odio que los políticos hablen de la España Vaciada. Y odio que digan que los autónomos son la parte más importante del tejido empresarial, porque son palabras electoralistas que desaparecen poco después. ¿Qué están haciendo? Porque esa fiscalidad diferenciada podría ser una medida muy importante en una ciudad donde cada día diez personas cogen la maleta para irse y no volver. No es cuestión sólo de impuestos, pero sería algo que ayudaría mucho. La carga fiscal que tenemos las empresas es muy importante a todos los niveles de la administración.
– ¿Y cómo valora el apoyo de las administraciones al sector?
– Los bonos al consumo son una ayuda importantísima al cliente. Bienvenida sea, porque el consumidor tiene tal necesidad de dinero que al tercer día se habían agotado. Y eso acaba revirtiendo en el comercio, por lo que es también muy positivo, pero hacen falta más medidas. Y por eso esperamos la estrategia de la Junta para el periodo 2024-2027 con 122 millones de euros. A ver lo que hacen, porque hay que darle una vuelta al comercio y pensar lo que se dice y lo que se hace. Podemos hablar del medio rural. En enero del año pasado estuve en una reunión en Valladolid con representantes de toda Castilla y León y nadie hablaba de comercio rural. Fue entonces cuando les pregunté que para cuándo un sueldo para una persona que atiende un establecimiento comercial. Cuando se cierra el bar, se cierra el pueblo, pero también ocurre cuando se cierra una tienda. A los bares les están dando ayudas, pero hay panaderos que para vender veinte barras que valen 85 céntimos tienen que recorrer sesenta kilómetros. En verano se vende más, pero a partir del 1 de septiembre las cuentas son esas. ¿Quién les paga la gasolina o las ruedas? Y todo ello a mayores de la labor social que realizan cuando están pendientes de la gente que vive sola si un día no sale a comprarles el pan. ¿Para cuándo ayudas o un sueldo para esa gente igual que para los bares?
– A pesar de esas ayudas, hay bares que no encuentran quién los regente. ¿Sigue habiendo problemas a la hora de cubrir las vacantes en el comercio?
– En León hay problemas para conseguir personal a todos los niveles, en la gran empresa o en el pequeño comercio. Además, ha cambiado el paradigma. Antes la empresa ofrecía las condiciones al trabajador, pero ahora es el trabajador el que hace el casting a la empresa y marca las condiciones. Y al final tienes que coger lo que hay. Falta mucha cualificación y falta gente con ganas de trabajar. La actitud es importante y eso lleva a que ahora mismo la gente esté al mejor postor y que no haya fidelidad alguna a la empresa.
– Teniendo en cuenta todo lo que hemos hablado hasta el momento, ¿por dónde cree que debe ir esa vuelta que cree que hay que darle al comercio?
– Sobre todo, por hacer apostolado, por concienciar a la gente, por decirle al consumidor que depende tanto de él como de nosotros que esta ciudad funcione y prospere. Que sigamos representando un tercio del PIB de León depende mucho de que la gente haga su consumo en el kilómetro cero. Ponerte detrás de una pantalla, darle a una tecla y que te llegue una caja no genera ni ilusión por comprar. Hay gente que va al psicólogo porque esa cajita marrón con una sonrisa se abre en la intimidad y no se puede compartir con nadie la alegría por lo que has comprado. El ejercicio de salir de compras, de relacionarte, de recibir el consejo amigo y de que no te vendan lo que no necesitas es algo que está empezando a valorar de nuevo la gente. Y lo veo sobre todo en las personas que ya se pueden incorporar al consumo con todas las de la ley, que rondan los 40 años, ya están casadas y tienen niños. Por eso digo que el camino es concienciar a la gente de que son parte de la solución. Los repartidores de cajas tienen que fichar a una hora y les penalizan si entregan tarde un pedido, lo que ha hecho que algunos tengan problemas en sus bolsillos e incluso en su estado de salud. Además, ¿podemos presumir de que somos medioambientalmente sostenibles? Porque esas furgonetas para cincuenta veces. El comercio tiene los cincuenta productos en una tienda a la que la gente va dando un paseo. Es un tema de concienciación. Nadie nos va a ayudar a vender, pero que no nos pongan trabas. Todas las desgracias empresariales, como las que hemos escuchado semanas, tienen al comercio como último sufridor, porque el trabajador se va al paro y se aprieta el cinturón a la hora de consumir. Hace falta masa crítica y hay que atraer empresas. Siempre criticamos a Valladolid, pero hacen lo que tienen que hacer. Defienden su ciudad con uñas y dientes y ojalá los políticos que hemos tenido y tenemos en León se pegasen por traer inversiones. ¿Qué hay que dar suelo gratis? Dese. ¿Qué hay que quitar tributos? Quítense, pero debemos atraer empresas de veinte, treinta o cincuenta trabajadores. No las quiero de mil, porque vienen muy subvencionadas y están el tiempo que les marquen antes de levantar la tienda de campaña e irse, pero tienen que llegar empresas.